A Guillermo De León Calles, amigo puntual y cronista de Punto Fijo
Es lógico que en la estrategia de la subversión de izquierda de los años sesenta en Venezuela, Punto Fijo fuera un centro del mayor interés: era la ciudad enclave entre los dos centros habitacionales de las refinerías de las compañías transnacionales de petróleo: Shell y Creole, instaladas en 1945 y 1950, respectivamente.
Los símbolos de lo que la dirigencia y militantes de izquierda denominaban “la dominación neocolonialista del país”.
Lugar de habitación de gran cantidad de trabajadores petroleros, los sindicatos comunistas habían hecho desde los años de la dictadura perejimenista (1952-1958) un destacado trabajo de infiltración, el cual las compañías siempre trataron de restringir.
La emergencia del sentimiento de cambio radical que marcaba la época, la fundamentación de la teoría marxista en la clase obrera como la propulsora de la transformación social, la creación por el naciente proyecto democrático de centros educacionales como el Liceo Mariano de Talavera, hacían de la pujante ciudad foco de ideas, proclamas y visiones revolucionarias.
En la noche del 1° de agosto de 1963, a más de un año de fundado el Frente Guerrillero José Leonardo Chirinos, parte de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), en las cercanías de Pueblo Nuevo de la Sierra, un hecho de violencia marcó a Punto Fijo. Se trata del asalto a la Inspectoría Tránsito.
Ubicada entre las calles Monagas y Urdaneta, en el centro de la ciudad, sujetos armados que se identificaron como miembros de las FALN, pretendieron tomar las instalaciones simulando que llevaban un hombre detenido producto de un choque.
Los integrantes del comando encañonaron a los vigilantes, pero pronto fueron sometidos por estos. Después de retenerlos y de obligarlos a que tiraran las armas en el suelo, los vigilantes requirieron la ayuda de la Infantería de Marina, la Digepol y la Policía Municipal en vista de otros combatientes, cuyas voces desde afuera conminaban a sus compañeros a que dispararan contra los funcionarios.
El grupo rodeó la calle Arismendi, y las zonas estratégicas de la Urdaneta y la Comercio. Eran aproximadamente las tres de la madrugada. En este momento, los miembros de las FALN utilizando automóviles robados se alejaban de los lugares donde permanecían, y en trayecto se toparon con las autoridades. Hubo intercambio de repetidos disparos, de armas cortas y largas, pereciendo en el trance los jóvenes Freddy Medina Polanco y Cruz Marval Reyes, ocupantes del automóvil de alquiler JX 0173, que habían tomado minutos antes por la fuerza junto a sus compañeros.
Señala el reportaje del diario La Mañana que: ” Al parecer en la balacera resultó muerto un menor de edad. De la acción resultaron varios detenidos: Jacinto Sánchez, Francisco Sosa Seijas, José Ángel Santana y Simón Alberto Alcalá. Las autoridades decomisaron armas cortas y largas de los vehículos que habían tomado.” Se señalaba que había otros veinte más arrestados de los cuales se desconocía los nombres.
A Punto Fijo arribaron las autoridades nacionales como el teniente Gustavo Lagrave, Director Nacional de Transito, y el Inspector de la Zona N° 7 Doctor Pablo Homez.
En las graficas de La Mañana se observan los cuerpos de los muertos junto a vehículos abaleados, también tres carros de la época estacionados que serían los utilizados por los asaltantes [La Mañana, Coro, 30 julio de 1963, p. última].
La señora Zuly Medina, de 56 años, natural de Punto Fijo e hija de Luis Manuel Medina Sánchez, uno de los agentes que aquella noche enfrentaron el ataque a la Inspectoría de Tránsito, generosamente aporta los nombres de los destacados. Estaban de guardia en ese momento Epifanio Zavala, de Los Taques, Pedro Hernández de Buena Vista, Luis Medina de Punta Cardón, y otro efectivo de apellido Fonseca, del cual desconoce la procedencia. Ellos enfrentaron y detuvieron a aquellos guerrilleros de las FALN en su acción contra el organismo.
De acuerdo a la versión que Luis Manuel Molina dejó a su hija “esa esa noche Epifanio o Zavalita, como se le decían, se encontraban despierto junto a Pedro Hernández, cuando irrumpen los asaltantes con un supuesto herido. En el ajetreo y bullicio se despiertan Fonseca y Medina que descansaban en el momento y son los que se percatan de la incongruencia, porqué a un herido lo van a trasladar al comando y no a un centro hospitalario. Dan la voz de alto y comienza la historia reseñada anteriormente.” “Se dice por los habitantes del sector que los asaltantes caen muertos en cruz en la esquina de Urdaneta con Arismendi y que de las zanjas que existían en las calles -ya que le estaban haciendo las cloacas a Punto Fijo- salían cantidades de guerrillero disparando.”
La señora Zuly, cuya abuela materna vivía en las cercanías de la Inspectoría, nos dice: “Esto lo cuento ya que así como se dan los nombres de los guerrilleros, hay que hacer honor a estos oficiales. Cabe destacar que el motivo por el cual asaltaron el comando de transito fue para apoderarse del parque de armas que este tenía.” [Chat de facebook 23-5-2022].
De importancia observar como en aquella “guerra de baja intensidad” que sucedía en Venezuela, enfrentando a quienes defendían el proyecto de la democracia liberal y a quienes pretendían la instauración de una revolución socialista, el PCV y el MIR desplazaban hacia Falcón a elementos que habían participado en acciones en otros estados y se les encomendaban tareas en la jurisdicción. Era el caso de Francisco Sosa.
Rafael Rossell lo presenta así: “Nace en Caracas en 1944, estudió bachillerato en el Liceo Fermín Toro y el Andrés Eloy Blanco en Caracas, miembro de una familia que participa activamente en la lucha contra Pérez Jiménez, después de la caída de ese gobierno se incorpora a la Juventud Comunista y pasa a formar parte de la brigada “José Antonio Mella”, que será la génesis de los destacamentos armados del Partido Comunista en el Distrito Federal. En Diciembre del 61 es detenido en La Guaira y posteriormente se fuga del retén de El Junquito. Cae preso en
Biscucuy y se vuelve a fugar y finalmente es detenido durante el intento de toma de la Inspectoría de Punto Fijo, es torturado bárbaramente y posteriormente recluido en la cárcel de Maracaibo. Es liberado a finales del gobierno de Leoni.” (Para que no muera la memoria, 1998, p. 367).
Poco antes de asaltar la Inspectoría de Tránsito, se había producido un atentado contra Jefe de los Servicios Portuarios en la Aduana de Guaranao. Cruz Marval Alfonso, Jefe de la Aduana, sufrió un atentado a su carro que fue interceptado en la madrugada cuando se dirigía a su casa, siendo golpeado e inquirido de dar información sobre algunos funcionarios militares.
Las autoridades trataban de determinar si se trataba del mismo grupo que asaltó la Inspectoría. Llama la atención que uno de los jóvenes integrantes del comando de asalto muerto en la balacera en el centro de Punto Fijo respondiera al nombre de Cruz Marval Reyes. Pareciera que se tratara de su hijo [La Mañana, Coro, 03 agosto de 1963, p. última].
Tiempo constante de revueltas, noticias de emboscadas a efectivos militares, tomas de pueblos, sabotajes a los oleoductos, disturbios estudiantiles en la jurisdicción falconiana… en septiembre de 1963 se localizaron cinco artefactos de alto poder explosivo en una residencia de Punto Fijo, uno de ellos decomisado a un sujeto a quien le habían dado instrucciones para que lo colocara en el Hotel del Este.
La Policía de Carirubana encontró bombas, que no llegaron a explotar, en las viviendas de los comerciantes José Marín Bracho, Eusebio Olivares Meléndez y Robustiano Ferrer, quienes eran los objetivos de los atentados. Es decir, se buscaba crear el caos al hacer explotar bombas en las casas de familia de importantes agentes de la ciudad comercial.
Entre los responsables de aquellas acciones, las autoridades apresaron a Pedro David Colina, de 32 años y natural de Churuguara, a quien le encontraron un niple [La Mañana, Coro, 17 de septiembre de 1963, p. última].
Para un trabajo presentado en 1998 el profesor Rafael Rossell entrevistó a Francisco Sosa, uno de los jóvenes asaltantes de la Comandancia de Tránsito de Punto Fijo la noche del 1° de agosto de 1963.
Sosa señala que lo enviaron a Falcón y estuvo implicado en voladuras de oleoductos, así como en varias operaciones planificadas de apoyo a la guerrilla rural: voladuras de puentes en Boca de Yaracuy y hacia el oeste de Coro, la voladura de un puente en la carretera Churuguara- Barquisimeto y las operaciones en Punto Fijo. Acciones que pretendían sabotear las elecciones de diciembre de 1963.
Sosa le cuenta a Rafael Rossell que la operación en Punto Fijo abarcaba también los comandos de la Guardia Nacional, la Digepol, y la Dirección General de Policía, pero que la desorganización y la falta de preparación del responsable hicieron fallar la acción.
“Ahí mataron a dos compañeros que fueron fusilados en la calle, pero previamente…, lo que te quiero decir es que yo había decidido no participar en la operación porque allí se violaron todos los principios básicos de la clandestinidad y todo el mundo sabía que allí iba a pasar algo esa misma noche, es más, las luces las apagan en toda la ciudad, las apagan a tempranas horas de la noche, pero por sentimentalismo decido participar (…) lamentablemente, recuerdo que el compañero iba con una ametralladora, yo tomé una pistola, una 9 milímetros, el compañero iba vestido de Guardia Nacional y resulta.. bueno… que me doy cuenta de que estamos ya en el escenario, que se va a hacer la toma.., pues el personaje no tiene ni siquiera montada la ametralladora ¿no? y el seguro pasado, entonces yo se la monté, bueno… cuando llegamos al sitio nos estaban esperando, y eran inocentes personas si se quiere porque estaban con fusiles FN 30 y cuando llegamos.., pues este señor, el compañero, se quedó mudo, se asustó y bueno.., le quitaron la ametralladora, se la arrancaron la ametralladora, se la arrancaron de pico… yo intenté participar, intenté entonces tomar el mando de la situación… la gente… lo que llamaba uno el enemigo, en ese momento obedecieron a la voz de mando mía, pero lamentablemente se me encasquilló la pistola.”
“Allí se produjo una gran confusión, no sé cómo no nos mataron, porque en realidad cuando yo traté de tomar la ametralladora, cuando se dan cuenta de que yo no soy ningún oficial ni nada, no sé cómo no nos dispararon, no sé cómo no me dispararon.. bueno ahí lamentablemente nos sometieron, y en eso venía llegando el otro grupo, el que iba hacia la Digepol y bueno… igualmente los atraparon de una manera muy fácil, como a unos pajaritos…, a pesar de que eran compañeros que venían de Caracas, pero no habían tenido un buen adiestramiento, ahí no hubo ningún tipo de preparación…, de esas operaciones, esa fue una improvisación fatal… y es cuando escuchamos posteriormente unos disparos a mitad de la cuadra, a corta distancia es que nos damos cuenta que a esos muchachos los están fusilando.” (Rafael Rossell. Para que no muera la memoria, 1998, pp. 428-429).
Improvisación, desorden, inexperiencia, falta de organización. La versión del diario La Mañana, la versión de unos de los agentes de la Inspectoría de Tránsito y la de uno de los guerrilleros que comandaron del asalto. Mucho que investigar todavía de ese y otros episodios de la lucha armada en Falcón de los años sesenta.
La creación de la Escuela Industrial y de la Escuela de Comercio, así como otros centros de enseñanza; la labor del diario Médano o de la Librería El Carmen; la fundación del Ateneo en 1966 y otros espacios de lo que se llamaba entonces “vanguardia política y cultural” continuaron haciendo de Punto Fijo una ciudad revolucionaria, prolífica en tendencias e ideas de la izquierda latinoamericana.
Este texto forma parte de uno mayor a ser presentado en el postgrado de Historia de la UCAB.