Inmersos en la geopolítica caribeña, desde las campañas navales independentistas, nuestos espacios acuáticos marinos en la vertiente del océano Atlántico ocupan, hoy por hoy, incluida su plataforma continental, un espacio de soberanía equivalente, según el IGVSB, a unos 875 mil km cuadrados, que incluye la proyección marítima de Guyana o “Zona en Reclamación” (fachada atlántica), de los cuales cerca de un 17 por ciento del área total del Gran Caribe, son delimitaciones pendientes en el mar Caribe (Colombia) y océano Atlántico.
Somos, históricamente, un país de vocación marítima innata, entrañada desde el siglo XVI mediante las cédulas reales génesis de las provincias de Margarita, Caracas (Venezuela), Nueva Andalucía (Cumaná) y Trinidad. De relevancia muy particular tuvo en aquella Venezuela colonial, la Real Compañía de Caracas o Compañía Guipuzcoana, 1528, génesis de la provincia de Venezuela, de donde surge como Gran Capitanía, delimitada entre Riohacha/Cabo de La Vela (La Guajira) y río Esequibo (Guyana esequiba), egún justos títulos; facultad delegada en el capitán general de Venezuela cuando se crea por segunda vez el virreinato de la Nueva Granada. Así, se hizo nuestra nación y cobró los rasgos expresivos y únicos de sus atributos por casi unos tres siglos de régimen colonial.
Por juridicidad y según tecnologías avanzadas, Venezuela posee cerca de unos 3500 km de costas continentales, de las cuales casi un 76 por ciento están en el mar Caribe; un cuatro porciento, en el océano Atlántico y cerca de un 20 porciento restante en la “Zona en Reclamación”. Por otra parte, acreditamos un mar territorial que alberga recursos naturales codiciables adonde ejercemos, categóricamente, nuestra soberanía nacional; espacio de carácter político-militar, en virtud de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, 1982. Como corolario, nuestra Zona Económica Exclusiva (ZEE) se extiende desde la línea de base hasta unas 200 mn de nuestras costas.
Aclaremos que se atisban, potencialmente, retos en los espacios marítimos y oceánicos, conexos a la geografía y a las tensiones geopolíticas, pues en el refuerzo del poder mundial, tanto las potencias europeas clásicas, como las recientes (China, Rusia e India) adelantan estrategias proyectadas desde el mar.