La Fundación Gran Mariscal de Ayacucho, creada por el Presidente Carlos Andrés Pérez mediante Decreto Presidencial el 1 de julio de 1975, designó Presidente a la profesora Ruth Lerner de Almea, juramentada el 24 de diciembre de 1975 y me solicitó la acompañara en esa especial gestión, lo que constituyó un gran honor trabajar con esta excelsa educadora de excepción. Ejercí y organicé la Consultoría Jurídica con los distinguidos abogados Humberto Marval Lugo y Rodulfo Celis Vargas y se redactó “La Orgánica Legal de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho; luego, Director General y encargado de la Presidencia varias veces de la Fundación “Gran Mariscal de Ayacucho”. En New York se actualizó el convenio de becas con el IIE (Instituto Internacional de Educación), para las admisiones en Universidades de los becarios y el presupuesto; asimismo, en Londres con el Bristish Council, Roma con el Comerint, en Madrid y Sevilla con el FP2 (Formación Profesional 2). Se redactaron los Instructivos del otorgamientos de becas y los convenios del becario sin exclusiones, dándole prioridades a hijos de campesinos, de pescadores, de taxistas y de obreros, quienes pudieron entrar en aulas de Universidades de Venezuela, de USA, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia, España, Costa Rica, México y hasta en Japón, para estudiar materias prioritarias para la Nación, especialmente en área de petróleo. Se crearon programas sectoriales, a nivel de técnicos medio y superior de plomería, electricistas y mecánica para estudiar en la Rábida, España y en el mundo musical se le dio plena confianza al maestro José Antonio Abreu en el programa sectorial para becas naciendo el Sistema Nacional de Orquesta Juvenil.
Nadie podrá decir, ni siquiera veladamente que la gestión de esta gran educadora, honesta, de gran capacidad intelectual y don de gente, hija de emigrantes judíos, quien llego al país a los tres años de edad y contrajo matrimonio con el también profesor José Almea, fuera un fracaso porque tiene escrito en límpido pergamino con letras de oro para la historia su vocación de servicio publico. Egresada del Pedagógico de Caracas, pero sobretodo, una maestra del quehacer para la juventud de la patria. Exilada en Costa Rica por su convicción democrática durante el gobierno de Pérez Jiménez, sin dejar de ser maestra. Fue la primera venezolana embajadora ante la UNESCO, por ese empeño metódico pero optimista que adornan su personalidad, ejemplo de lo moral y la rectitud. Escribió “Experiencias Educativas”, “La Mujer y la Educación”, “La Mujer del Siglo XXI”, entre muchísimos trabajos docentes. Ministra de Educación en 1984.
La profesora Ruth Lerner de Almea será siempre recordada por los miles de muchachos a quienes les tendió sus manos para ser verdaderos resilientes, superando las adversidades en el forjamiento del espíritu de superación con visión de futuro. Es “la acción fecunda de sembrar” de la expresión sincera del Dr. Luis Manuel Carbonell al referirse a esa insigne “maestra” de juventudes.
Es un orgullo haber acompañado a esta distinguida venezolana en la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho.