Después que el avión de CONVIASA piloteado por un capitán iraní que está acusado de pertenecer a la guardia Quds, con conexiones con el grupo terrorista de Hezbolás, y que después de haber recibido negativa de aterrizaje en los aeropuertos del Paraguay donde le dijeron que lo abastecerían de combustible, tuvo que desviar hasta el aeropuerto de Buenos Aires, Argentina, donde por una alerta del propio Paraguay y otra del estado de Israel, fue retenido para averiguaciones. Luego la agencia de inteligencia de EEUU, FBI, confirmó a las autoridades judiciales de Argentina que efectivamente el piloto Gohlamreza Ghasemi, de nacionalidad iraní, es miembro de la guardia Quds de Irán, que está sancionadas por EEUU.
Luego, un juez federal en Buenos Aires por pedimento de la fiscalía del ministerio público de ese país abrió una investigación y ordenó retener los pasaportes del piloto y el resto de la tripulación integrada por cinco iraníes y 14 funcionarios del régimen de Nicolás Maduro. Luego el juez federal realizó una inspección en el avión y según declaraciones del propio tribunal federal, se habrían encontrados mapas de vuelos que pudieran atentar contra la seguridad del estado argentino y de la región Latinoamericana. Esto por supuesto prendió las alarmas en los sectores democráticos de Argentina y el resto de los gobiernos democráticos de la región.
En medio de esas investigaciones que prendieron las alarmas en Latinoamérica se inició un torneo verbal diplomático entre el gobierno del presidente paraguayo Mario Abdo Benítez, que con firmeza sostenía que el piloto iraní tenía nexos con el terrorismo, mientras que el presidente Alberto Fernández de Argentina, prácticamente en abierta solidaridad automática con el régimen iraní, sostenía todo lo contario, afirmaba que no había ninguna prueba que culparan al iraní. Sin embargo, algunas fuentes sostienen que este piloto iraní pudiese tener nexos con los terroristas que atentaron en los años 90 contra instalaciones judías en Argentina con resultados de varios muertos y heridos.
Ahora bien. Mientras todo este lio del avión de CONVIASA entre Paraguay y Argentina que comenzó el 6 de junio 2022, Nicolás Maduro realizó una gira desde el 9 de junio y hasta el 19 de junio, diez exactos, por cuatro países comenzando por Turquía, luego Argelia, Catar y terminando en Irán, donde permaneció el mayor tiempo de su viaje. Aunque los anuncios oficiales del régimen madurista aseguran que el viaje fue para firmar acuerdos de acercamientos entre naciones hermanas, aunque ya existen centenares de acuerdos de todo tipo, resulta un poco extraño, por no decir sospechoso, ese viaje relámpago después de la retención del avión en Argentina por instrucciones de un juez federal.
En ese mismo orden, Maduro cuando regresó a Venezuela lo primero que dijo fue que no le temblarían las manos para combatir el narcotráfico y el terrorismo. Sin embargo, un régimen donde más de la mitad del gabinete está solicitado por la justicia estadounidense por narcotráfico, incluyendo al propio Maduro, con carteles ofreciendo recompensas de hasta 15 millones de dólares por su captura, y por eso no pueden viajar a ese país. Un régimen que cuando alguna ficha gubernamental o política conexa, es acusada de narcotráfico por EEUU, en vez de abrir una investigación para buscar la verdad, responde ascendiendo al funcionario o ficha política si fuese el caso, es muy poco o nada, el interés que pueda tener contra el narcotráfico.
Un régimen donde su territorio presuntamente ha sido tomado y divido por los grandes carteles del narcotráfico, como por ejemplo, las FARC y ELN, de Colombia; así como el Jalisco y Sinaloa de México. Igualmente otros tanto del Medio Oriente, desde donde tienen sus centros de operaciones para distribuir al resto del mundo todo el veneno que producen. Donde en los últimos años hemos visto enfrentamientos entre esos mismos grupos delincuenciales, con muchas bajas humanas, por el control de territorios por ser unos más atractivos que otros, sin que veamos que las fuerzas armadas nacionales hagan algo para poner orden. Solo hemos escuchado a Maduro y jefes militares decir en algunas oportunidades que están luchando contra un grupo que ellos mismos bautizaron como TANCOL (terroristas, armados, narcotraficantes, colombianos) pero nunca hemos visto que haya habido enfrentamientos militares con ellos, ni que hayan capturados algunos. Pareciera que el fulano TANCOL solo existiera en el discurso del régimen.
¡Son cosas de casos! Y como dijera hace más de trescientos años Don Quijote: Cosas veredes Sancho.
@lodicetodo