Captura de pantalla de las esposas que colocaron a una enfermera en Carora por pedir a un policía que usara tapaboca
Es una señal digna de prestar la mayor atención lo ocurrido en la noble y querida ciudad de Carora. Un funcionario policial arremete y ordena esposar a una enfermera que le recuerda la necesidad de usar tapabocas en el recinto hospitalario. La reacción del hombre fue ordenar a sus subalternos arrestar a la enfermera, esposarla por haberse atrevido a recordar a la autoridad policial la necesidad de usar el protector sanitario.
Este suceso reviste una importancia crucial para todos aquellos que estamos atentos a los símbolos, los valores culturales que se incrustan en la sociedad y en las personas por órdenes del Estado socialista.
El comportamiento del jefe policial es exactamente el que ocurre a diario en la Rusia soviética, y quizás en Bielorrusia, Cuba y en cualquier otro país dominado por esta ideología. La orden dada por este supervisor revela la cultura política que se ha inculcado a estos jóvenes miembros de la policía de Carora, lo importante y lo que hay que defender es el poder del Estado sobre cualquier otro estrato o representación de la sociedad. Es el comportamiento típico de la policía rusa cuando resuelve los casos civiles, primero es el Estado, es su privilegio y después castigar la desobediencia ante cualquier mandato del poder público.
Este evento es trascendental porque descubre el alma del socialismo, estos funcionarios uniformados representan el poder impuesto desde hace 20 años en nuestra sociedad. Expone lo que aprendieron en las escuelas de formación policial a la cual asistieron y le confirieron sus cargos. ¿Por qué no existe ninguna vacilación en el grupo de policías al acatar una orden obviamente violatoria de cualquier acuerdo social y cultural vigente? ¿Qué aprendieron estos jóvenes policías en sus escuelas de formación?, ¿acaso forma parte del designio socialista de sustituir a la familia y cualquier representación de la sociedad civil por el Estado? ¿Por qué la mujer policía-joven no argumentó nada e incluso hizo caso omiso del reclamo del director del hospital ante dicho acto vejatorio contra la ciudadana María Suárez? La rusia soviética es un país plagado de orfanatos, adonde envían los niños que son arrancados del seno familiar por órdenes de la “policía social” cuyo enemigo no son los malhechores, ni los transgresores del orden, sino la familia, los valores religiosos, el civismo ciudadano. Es el enemigo a doblegar, abatir y lo hacen con eficiencia implacable los millones de jóvenes rusos, muchos de ellos educados en los espantosos centros estatales de protección a la infancia.
En Occidente nos preguntamos por qué las tropas rusas de Putin atacan escuelas, hospitales, centros de transportes, sin detenerse un minuto a pensar que en esas instancias solo hay personas, madres, niños. Por qué no se conoce ningún acto de rebeldía en las tropas rusas ante las órdenes de exterminar a las personas, familias, niños de Ucrania. Con mucha tristeza se debe reconocer que en el episodio de Carora aparece el sovietismo representado por el horror que significa colocar al Estado y a su poder represivo sobre los seres humanos.
El caso Carora es un anuncio que debe desvelarnos ante la aparición del “horror soviético” que se desnuda mostrando la imposición del ideal socialista sobre el alma de las personas.
Para los sovietizados solo existe el Estado, cualquier otra expresión cultural debe ser sometida, reprimida como ocurre en ese helado país ruso.
Estamos a tiempo de enfrentar el peligro que representa la imposición del “horror soviético” en la juventud que presta servicio al Estado y que ha decidido continuar apoyando la gestión de este régimen.
El caso Carora no puede verse como una confusión o un simple desmán autoritario de un grupo de policías. Es ni más ni menos el descubrimiento de la forma en que están siendo condicionadas todas aquellas personas que deciden ingresar a las fuerzas policiales. Si no advertimos el peligro, Venezuela podría ser un país sovietizado donde la familia es destruida y sustituida por las instituciones del Estado y el individuo responsable simplemente desaparece, tal como ha ocurrido en Cuba y Rusia. Confío en el profundo civismo del pueblo caroreño para que haga sentir que antes que nada Carora es un burgo magnífico creado por sus habitantes para beneficio común -cuna del Sistema Nacional de Orquestas- donde los valores familiares son un estandarte seguido por todos.