En Bobare desde hace seis meses están esperando los camiones cisternas de agua prometidos por la gobernación de Lara

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Los bobareños comparten el agua de las lagunas con los animales que se acercan a saciar su sed, ya que las autoridades no han restablecido el agua por tubería para las zonas foráneas, que, aunque no sea tratada, la usarían para uso doméstico.

Durante los últimos años, la escasez de agua en el estado Lara ha sido un dolor de cabeza tanto para los gobernantes como para la ciudadanía. Los larenses, sobre todo los que residen en los municipios lejanos a la capital, han visto fuertemente mermada su calidad de vida.

El estado Lara es una zona agrícola que ha garantizado, contra todo pronóstico, la producción, suministro y distribución de hortalizas y frutas al mercado nacional. La falta del agua ha perjudicado significativamente a los productores del campo, sobre todo los que se encuentran en el Valle de Quíbor, del municipio Jiménez y Bobare, en la parroquia Aguedo Felipe Alvarado, del municipio Iribarren.

Este último es un pueblo pequeño y tranquilo, ubicado a 32 kilómetros de Barquisimeto, y se caracteriza por cultivar piña gracias a que su suelo es semiárido. Los productores plantan unas de las mejores frutas de este rubro ya que la mayoría utiliza fertilizantes naturales.

De acuerdo al Censo INE 2011, Bobare tenía una población de 23.928 habitantes, pero muchos de sus pobladores, dirigentes sociales y su cronista afirman que han crecido muy rápido y, actualmente, se puede contar más de 40.000 residentes que viven en casas humildes, la mayoría de adobe y conexiones eléctricas extremadamente rudimentarias.

El agua que se consigue en la zona es salada, motivo por el cual los pobladores se ven en la necesidad de comprar agua dulce a camiones cisternas, y los mismos cobran entre dos y tres dólares la pipa de 200 litros. A pesar de que los dirigentes bobareños han denunciado en más de una oportunidad la problemática de la escasez del agua, no han sido escuchados.

Alirio Torrealba, vecino del sector, comentó a Crónica.Uno que las autoridades de Hidrolara no tenían idea de que la planta de tratamiento del sector estaba fuera de servicio desde 2017, e incluso la ingeniero Sabrina Salvatricce, que durante la gestión de Carmen Meléndez fue la primera presidente de la empresa hidrológica, y aún como actual vicepresidente, desconocía la situación de dicha infraestructura.

Torrealba señaló también que en diciembre de 2021, le solicitaron a Adolfo Pereira, gobernador de Lara, un plan de contingencia con camiones de agua dulce y todavía están esperando la promesa del primer mandatario regional.

No se han secado porque ha llovido

Los bobareños deben caminar, con tobos y carruchas a cuestas, largos trechos de tierra entre cujíes, espinares, cabras y arcilla hasta llegar a algunas lagunas con el fin de obtener agua que pueda servirles para el uso doméstico e incluso algunos la usan para cocinar.

En este sentido, Ramón Luis Gil, vecino de la zona, afirmó que gran parte de esos 45.000 habitantes de Bobare se han visto en la obligación de compartir el agua de las lagunas con los animales que día a día se acercan a saciar su sed.

Para su uso personal, muchos optan por filtrar el agua con el cardón de lefaria, cactus que funciona como agente coagulante en el proceso de clarificación y, de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad del Zulia en  2003, esta planta remueve la turbidez entre 80 % y 90 %.

Estas lagunas han sido la salvación para los habitantes de la parroquia Aguedo Felipe Alvarado y dan gracias a Dios por las lluvias que han caído, ya que han permanecido muchos de estos pequeños lagos, pues otros se han secado.

Le pedimos al gobernador Adolfo Pereira que se ponga la mano en el corazón y nos mande agua porque nos ven como el patio trasero de Iribarren y solo nos buscan en época de elecciones”, afirmó Gil.

Corren peligro de electrocutarse

No solo es la falta de atención por el agua, sino también por el resto de los servicios públicos. Una de las situaciones que vio el equipo de Crónica.Uno durante el recorrido hasta la laguna Buenavista, fue la forma arriesgada de obtener electricidad en los hogares de la zona.

Corpoelec Lara ha obligado a que los bobareños busquen sus propios medios para tener electricidad. No usan cables ni postes sino alambre de púas y tablas que conectan a los transformadores que logran conseguir en la vía principal.

Muchos de los hogares se encuentran en riesgo de tener algún cortocircuito y los vecinos están conscientes de eso, pero no quieren vivir a oscuras.

Así pasan los días en Bobare, capital de la parroquia Aguedo Felipe Alvarado del municipio Iribarren; y sus habitantes les recuerdan a los gobernantes de turno que ellos también eligen concejales, diputados, alcaldes y gobernadores.

Yelitza Figueroa – Crónica Uno

 

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