El gobierno venezolano está generando confrontación entre los funcionarios públicos y la oficina nacional de presupuesto (ONAPRE), del Ministerio de Finanzas, como estrategia para distraer los reclamos legítimos de los trabajadores, por efecto del alto costo de la vida y bajos salarios percibidos. El interés del régimen está centrado en la violación flagrante de los derechos progresivos alcanzados a través de las convenciones y contrataciones colectivas. Practica inconstitucional que ejecuta la elite gubernamental para domesticar al sector laboral, criminalizando la protesta, reprimiendo y privando de la libertad a los dirigentes sociales para alcanzar el propósito.
El sector educativo es el más golpeado por la administración nacional, al negarles el derecho a la prima de profesionalización, antigüedad y jerarquía. Los beneficios de vacaciones se los cancelan a cuenta gotas, por debajo del 119% de lo que realmente corresponde a cada educador de acuerdo a su categoría. Se mofan así de la enseñanza-aprendizaje, expresión de rechazo a la formación plural de la sociedad y el conocimiento. Arrogantes en su actuar anuncian favores a los educadores en el área de la salud, condicionándolos con la inscripción del 1 x 10 del buen gobierno (así osan llamar lo que no es).
No bastándoles con esa atrocidad, pretenden inculparlos del desbarajuste creado por la ineficiente gestión que adelantan desde hace ya 23 años, los llamados revolucionarios del siglo XXI. El dinero saqueado a las arcas del tesoro público durante esos años, apoyados en la impunidad, son el faltante para complementar salarios que equiparen la angustia de los trabajadores ante la devaluación y la creciente miseria que galopa en Venezuela. La predica del gobernante obrero se pierde en la montaña de arena, creada para la manipulación de las personas con limitaciones para entender el mensaje excluyente que irradian.
No es la ONAPRE la responsable de los vulgares tabuladores salariales en la administración pública, es el actual gobierno nacional que, bajo la sombra de modelo político autoritario, desarrolla guía económica generadora de miseria y desesperanza, con el propósito de hacer sumiso y esclavo al venezolano. Les aterra a los señores del régimen saberse en minoría, e ir a las urnas electorales con la flaqueza que ello implica, por eso pretenden secuestrar la voluntad de los funcionarios, para obligarlos a actuar de acuerdo a las conveniencias del partido de gobierno.
Lo que le falta decir al oficialismo es que el país se encuentra en zozobra porque los educadores están saboteando los nobles intereses que representa el pensamiento de la arbitrariedad. Ese sería el drama, ante la ausencia de la vergüenza.
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