Venezuela desde el año 2000 ha experimentado tantas situaciones como si el tiempo no hubiese sido de 4 lustros pero sí de 2 siglos.
Pasamos de ser la mejor democracia de aquella América latina infectada de vulgares dictadores y asesinos como la de Cuba de los hermanitos Castro, como la de la Argentina de los Gualtieri y los Ongánias, como la de el Chile de Pinochet o como la de Uruguay de Juan María Bordaberry
Si apreciados lectores, pasamos de ser la nación que recibia desde la hermana república del Perú, autobuses repletos, los cuales sus únicos pasajeros eran mujeres con 8 y medio meses de embarazo. Era una Venezuela que en la frontera colombo-venezolana, los organismos de seguridad les daban a esas damas la bienvenida a la patria de Simón Bolívar (el verdadero, no aquel mulato zambon que estos degenerados se inventaron). También era la Venezuela en la cual las futuras mamás ecuatorianas se peleaban por un puesto en el siguiente expreso para venir a parir en el país más libre, democratico y generoso del continente latino americano.
Era la Venezuela que por solo el hecho de nacer en esta tierra se le entregaba de inmediato los documentos como residentes legales por ser los padres de un ciudadano venezolano. Era esa la Venezuela donde se podía ver en los barrios de Caracas las banderas izadas de hermanas repúblicas, como símbolo de la solidaridad de nuestros pueblos.
Era la Venezuela propietaria de la segunda corporación petrolera más importante del mundo, según la clasificación de la publicación especializada Petroleum Intelligence Weekly (PIW) para enero del año 1994. Era la Venezuela que en 1998, su producción petrolera fue de 3.279 MBD de petróleo crudo, 170 MBD de GLP (gas líquido de petróleo).
Y ahora la Venezuela actual, según el ministro de Petróleo Tareck El Aissami, Venezuela produjo en promedio unos 400.000 barriles diarios en 2020, niveles de la década de 1930 y 640.000 b/d durante el año 2021. Si estimado lector, su sospecha es correcta, nuestro
flamante ministro del petróleo es el mismo que tiene alerta roja de interpol.
Era el pueblo de Venezuela, ese si de verdad, la dueña de la empresa petrolera más eficiente del mundo por delante de la Royal Dutch Shell. Era la Venezuela en la cual el PIB per cápita era de U.S $ 6.172. Era la Venezuela que ocupaba el puesto 60 de los 195 países que conformaban el concierto de las naciones para ese momento, con una economía que valía 117 mil millones de dólares U.S.
En la Venezuela de ahora el tamaño de la economía venezolana en 2020 fue de aproximadamente US $ 47.255 millones al cierre del ejercicio con una renta per cápita de unos US $ 1.542 anuales, un nivel similar al registrado en el año de 1948.
Era la Venezuela en la cual en sus cárceles no había ni un solo preso por razones políticas.
En la Venezuela de ahora, según el Foro Penal Venezolano, valerosa ONG que se ocupa de relevar el estado de esta aberración, informa que para el final del año 2021, como mínimo, 386 personas estaban privadas de su libertad por razones políticas y para el 2022 se calcula que eran alrededor de 264, incluyendo 23 mujeres y un adolescente. Para el cierre del mes de junio se cuentan 114 militares presos, muchos de ellos en celdas de 2 x 2 metros cuadrados.
Era la Venezuela donde por varios decenios no se practicó la tortura y menos como politica de Estado.
Y en la Venezuela de ahora, durante los últimos 13 años, periodo de gran crueldad y de un interminable saqueo de las arcas del estado, se contabilizan 93 muertos bajo la custodia del estado sufriendo horribles torturas, aberraciones estas que incluyen cargas eléctricas y la violación anal con tubos y objetos de madera.
Era una Venezuela donde el presidente de la corporación petrolera PDVSA, fue premiado por las asociaciones de dirigentes petroleros del mundo como el mejor ejecutivo petrolero para el año 1998.
Y en la Venezuela de ahora el presidente de la corporación petrolera PDVSA, es un ejecutivo señalado como traficante de drogas, blanqueador de capitales obtenidos ilegalmente y por quien las autoridades judiciales de los Estados Unidos ofrecen una recompensa de 10 millones de dólares, debido a su peligrosidad.
Y en la Venezuela de ahora vemos a los venezolanos, quienes huyendo de las calamidades de esta banda de delincuentes enquistada en Miraflores, no son bienvenidos y en oportunidades hasta perseguidos por connacionales de aquellos países a quienes les abrimos los brazos y nuestros solidarios corazones 30 años atrás.
Era la Venezuela de los años 2000, donde la deserción escolar era del 5.2 %
Y en la Venezuela de ahora, es el año escolar 2020-2021 que nos ha dejado los peores resultados, probablemente de la historia de nuestra cada día más atribulada nación. Las cifras son de una inaudita gravedad, ya que la deserción se ubicó en un 23,7% según datos oficiales, mientras que los gremios de los maestros asi como las asociaciones de padres y representantes la sitúan en un 45 %. Los niños, niñas y adolescentes abandonaron sus estudios obligados por la extrema pobreza y las dificultades para acceder a la educación y en muchos casos obligados a atravesar la selva del Darién en busca de Eldorado, el cual que anteriormente se llamaba Venezuela.
Concluyo esta nota resaltando la realidad más triste de todas estas constataciones, el hambre, la pobreza extrema, ese derecho humano fundamental, que hasta los primeros años de los 2000 era ejercido diariamente y abundantemente por nuestra población.
Pero la Venezuela de los años 90 tenía una elite política empresarial tan cretina, pero tan cretina que puso preso a Carlos Andres Perez y dejaron en libertad plena a ese encantador de serpientes, Hugo Chavez Frias quien resultó ser un asesino y ladrón de siete suelas como la banda de malhechores por él comandada.
Pero de verdad ¿Cree usted apreciado lector, que Venezuela se está arreglando?
Fuentes.
https://prodavinci.com/pdvsa-1998-antes-de-la-tormenta
https://www.lainformacion.com/economia
https://talcualdigital.com/12-millones-de- www.portafolio.co/internacional
Archivo personal.
Anfi del Mar, el 24 de julio del año 2022.