El greenwashing es una práctica de marketing verde destinada a crear una imagen ilusoria de responsabilidad ecológica. Las ONG utilizan con frecuencia el término greenwashing para denunciar a las empresas que se preocupan por el medio ambiente cuando sus actividades son perjudiciales para éste. (Climate Consulting)
El asesor especial del secretario general de la ONU para la Acción por el Clima se muestra muy crítico con el papel de países, empresas e instituciones financieras frente a la crisis climática e «invita» a la ciudadanía a presionarles.
El mundo está sumido en múltiples crisis. Desde la pandemia de COVID-19 hasta la guerra en Ucrania, pasando por otras que se derivan de ambas, como la inflación económica o los problemas relacionados con el suministro de gas. Sin embargo, «la principal emergencia a la que nos enfrentamos hoy en día es la crisis climática». A la hora de hacer una evaluación de este problema prioritario, la conclusión es clara: «El mundo va por mal camino».
El responsable de estas afirmaciones es Selwin Hart, asesor especial del secretario general de la ONU para la Acción por el Clima que ha participado en #LaUniClimática2022. El diplomático, nacido en Barbados, intervino a través de un extenso discurso en vídeo donde abordó una serie de cuestiones.
Hart comenzó repasando los indicadores sobre cambio climático, los cuales señalan que «estamos yendo en la dirección equivocada». Y es que, a día de hoy, «los compromisos de lucha contra el cambio climático a nivel nacional supondrían un incremento del 14% de las emisiones a finales de esta década«, detalla Hart, quien remata: «A esto cabe añadir que, en su mayoría, las grandes economías no están tomando las medidas necesarias para cumplir siquiera estas promesas ya de por sí insuficientes».
Debido al aumento sin cesar de las emisiones de gases de efecto invernadero, «estamos viendo impactos climáticos catastróficos y sin precedentes —inundaciones, sequías, tormentas, incendios forestales— a lo largo y ancho del planeta». Unas palabras que resuenan entre las olas de calor e incendios que asolan desde el mes de junio a España y parte de Europa.
Menos fósiles, más renovables…
Si bien es cierto que los impactos del cambio climático son ya visibles, la buena noticia es que está en manos de todas y todos –desde los gobernantes que toman las decisiones hasta la ciudadanía que exige– hacer que el daño, dolor y sufrimiento sea muchísimo menor que si no se hiciera nada. Así lo recuerda, una y otra vez, la comunidad científica en cada uno de sus informes y estudios.
Los eventos y fenómenos extremos que se suceden en la actualidad y que acaban con tantas vidas son fruto de un planeta que se ha calentado, a nivel global, cerca de 1,2 ºC. El objetivo es quedarse por debajo de 1,5 ºC, cifra todavía al alcance. Para ello, el IPCC –el mayor panel de especialistas en cambio climático– ha apuntado que es necesario reducir las emisiones globales a la mitad en esta década. Con esa meta en mente, Hart señala los primeros pasos ineludibles: «acelerar de forma decidida y a nivel global la descarbonización y la eliminación de todos los combustibles fósiles«. En palabras del representante de Naciones Unidas, «cada día que pasa sin que hayamos hecho lo bastante en ese sentido nos acerca un poco más al punto de no retorno».
Asimismo, el asesor de António Guterres pide «apostar de forma igualmente decidida por la revolución de las energías renovables» pues «ya existen alternativas energéticas más baratas, limpias y fiables en todas las regiones del planeta». Una afirmación avalada por los datos del último informe del IPCC, que señalan que el coste de la energía y las baterías solares se ha desplomado un 85% en la última década y el de la energía eólica, un 55%. «La inversión en energías renovables genera tres veces más empleo que las inversiones en energías contaminantes», remata Selwin Hart.
En este sentido, ha recordado las cinco acciones «fundamentales» para impulsar la transición hacia las energías renovables que anunció hace unos meses el secretario general de la ONU. Las medidas van desde tratar las renovables como un bien público mundial de libre acceso hasta invertir cuatro billones de dólares al año en energías limpias.
… Y más adaptación
Ningún rincón del planeta está a salvo de la crisis climática. Tampoco ninguna persona, aunque no les afecta ni afectará de igual manera. Como ocurre en muchos aspectos cotidianos, los peores efectos del calentamiento global lo sufrirán no solo quienes menos culpan tienen de la situación, sino quienes menos capacidad y recursos tienen para esquivar o aminorar los daños.
Selwin Hart, que no ha dejado pasar este hecho, sostiene que «quienes viven en uno de los puntos calientes de la crisis climática a nivel global —es decir, África, América Central o del Sur, Asia meridional o algún pequeño país insular en vías de desarrollo— tienen 15 veces más probabilidades de morir por el impacto derivado de esta crisis«. «No podemos ignorar semejante injusticia», apunta.
A raíz de esto, el diplomático insiste en no centrarse únicamente en la transición energética, y pide invertir «en proteger a las personas y los medios de subsistencia frente al creciente impacto de la crisis climática. De hecho, ambos objetivos deben perseguirse con idéntica urgencia y determinación».
Una manera de empezar a corregir esta desigualdad creciente es potenciar los sistemas de alerta temprana. Según explica Hart, una de cada tres personas en el mundo carece de ellos. «Sabemos que un aviso de 24 horas sobre la llegada de una tormenta o una ola de calor puede reducir los daños sufridos en un 30%». Por este motivo, la ONU anunció en marzo de este año que liderará una nueva una campaña destinada a garantizar que, en el plazo de cinco años, todos los habitantes del planeta cuenten con la protección de sistemas de alerta temprana.
Contra la industria fósil y su ‘lavado verde’
El asesor especial del secretario general de la ONU para la Acción por el Clima, Selwin Hart, también ha tenido palabras para los activistas. Valora cómo el movimiento climático «ha crecido exponencialmente y ha logrado que varios países, empresas e instituciones financieras se comprometan a alcanzar cero emisiones».
Aun así, avisa de que «estamos asistiendo a un aumento del greenwashing o ‘lavado ecológico’». Si bien ve «fundamental» los planes climáticos a largo plazo, cree que «el año 2050 sigue quedando muy lejos». Es por eso que, según Hart, «un compromiso de cero emisiones que no incluya objetivos intermedios para 2025 y 2030 ni un plan de cumplimiento de dichos objetivos no es más que un brindis al sol». Y avisa: «Estos planes deben ser creíbles y transparentes, y deberán traducirse en una avalancha de cambios antes del final de la presente década».
Para evitar al máximo ese lavado verde, narra el líder climático, el secretario general de la ONU ha encargado a un grupo de especialistas la creación de normas más claras y solventes a la hora de medir y analizar los compromisos de cero emisiones por parte de entidades no estatales. Una labor en la que puede participar cualquier persona enviando su sugerencia a través de la página web de la ONU dedicada a la acción climática.
La acción individual también importa
Si bien las medidas más transformadoras y efectivas para afrontar la crisis climática y las diversas crisis medioambientales deben implantarse desde los gobiernos y empresas, las personas también juegan un rol clave en el cambio que se necesita. Así lo ve Selwin Hart: «Como individuos, tenemos la capacidad adoptar cambios que nos permitan aspirar a un mundo más verde y resistente al cambio climático».
En esta línea, la mano derecha en asuntos climáticos de António Guterres considera que «lo más importante que podemos hacer en este momento es seguir informándonos sobre la crisis climática y alzar la voz como ciudadanía«. Y va más allá en esa petición al invitar a presionar a los líderes políticos, «en el seno de vuestra comunidad y en las redes sociales —a todos los niveles, en todas partes— para que se tomen en serio la crisis climática y den pasos mucho más decididos para combatirla».
También apuesta por instar a cualquier institución relevante –»ayuntamiento, entidad bancaria, escuela, universidad o empresa»– a tomar medidas urgentes para alcanzar el objetivo de cero emisiones. Finalmente, Hart lanza una petición que ya ha hecho en ocasiones anteriores el propio secretario general de la ONU, Antonio Guterres: «Poned vuestra inteligencia y talento al servicio de un futuro renovable. No trabajéis para quienes destruyen el clima«.