Román Ibarra: Inteligencia y pragmatismo

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Los distintos modos, y formas de comprender la política, así como la vida misma para cada grupo, o individualidad, siempre nos han tenido y siempre nos tendrán al borde de medidas extremas, a menos que impere la sensatez, por haber aprendido la experiencia de errores previos.

Desde el final de la guerra fría; la caída del comunismo en la URSS; la caída del Muro de Berlín, no se había sentido globalmente la angustia de la inestabilidad, ni el peligro inminente de una conflagración mundial, como ahora.

Siempre hubo, y me luce que siempre habrá (salvo un milagro), focos inestables en África, y el Medio Oriente por motivos religiosos; inequidades sociales; inaccesibilidad a recursos básicos, y violación de DDHH. Pero que esa inestabilidad y perturbaciones políticas; económicas y sociales se hagan permanentes en el devenir de sociedades que han construido bienestar, y estabilidad, parece un retroceso innecesario e inaceptable.

La angustia que vive el mundo con la invasión de Rusia a Ucrania, y los daños que toda guerra produce, no ha tenido la inteligencia requerida en estos casos desde la perspectiva de sus contendores en EEUU, y sus aliados de la Unión Europea. Las sanciones contra Putin, han producido el efecto contrario, y ya se ve con bastante claridad, que la intención de Rusia se va a lograr, pero con el añadido de la devastación física y moral de Ucrania; la destrucción de su producción agrícola, y el consiguiente desabastecimiento de los rubros en los que ellos, junto a Rusia, fueron líderes para la exportación mundial.

Ya se aproxima el otoño en Europa, y en caso de que no se haya resuelto el conflicto, las exportaciones baratas de gas desde Rusia serán frenadas, y en consecuencia los europeos se verán en la obligación de importar gas desde otras latitudes, esta vez más caras, forzando un gasto mayor, e inflación. Cuántos empleos se perderán. Las economías del mundo retrocederán. Ya han caído varios gobiernos en Europa, y siguen aumentando las protestas y presiones sociales de los sectores productivos. Cuántos gobiernos más caerán.

Es sostenible el populismo que emplean gobiernos europeos de ¨izquierda¨ como el de España, y Portugal, gastando más de lo que recaudan; financiando sindicatos y corruptelas para evitar la expresión social. Es sostenible el personalismo político que pretende avasallar instituciones, para perpetuarse en el poder.

Es deseable que los gobiernos de EEUU y Europa volteen la mirada frente al creciente aumento de la influencia de China; Rusia; Irán, y Cuba en Iberoamérica.

Es necesario seguir incurriendo en provocaciones como la visita de la señora Pelosi a Taiwán en momentos de tanta convulsión mundial. Los atropellos y la atrocidad con las que actúan dictaduras como la de Cuba y Nicaragua, contra la población civil, y la iglesia católica son observadas por el mundo, o eso no es importante. Sirven hoy en día los organismos internacionales, como la OEA, o la ONU; qué papel juegan.

Vistas estas experiencias lamentables en el ámbito mundial nos preguntamos, si acaso llegó la hora de actuar con más inteligencia y pragmatismo. Será que los líderes mundiales pueden sentarse  a resolver estas disputas sin que sea necesario  recurrir a la violencia. Será posible ver el renacer de instancias mundiales como la ONU. El escenario actual es temible.

Hago un inciso para referirme en los mismos términos a mi país. Será que la ciudadanía toma el control organizado de su situación para forzar a los partidos a que entiendan que la confrontación interna y la división solo conduce a un nuevo triunfo del horror representado por Maduro.

Esta hora aciaga requiere un amplio consenso detrás de un programa de gobernabilidad, y un líder respetable que conduzca la transición en paz, y no unas primarias sectarias y excluyentes.

@romanibarra

 

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