Este es el título del nuevo libro del economista tachirense y experto petrolero Rafael Quiroz Serrano, que bautizaremos el próximo viernes 12 de agosto en el Colegio de Contadores a las 10 de la mañana.
Este libro es de obligatoria lectura para los venezolanos, historiadores, políticos, estudiantes, ya que analiza la política petrolera de ocho quinquenios de la etapa democrática de Venezuela, desde 1959 hasta 1998, narrando antecedentes históricos del General Pérez Jiménez y del General Juan Vicente Gómez. El análisis del tiempo revolucionario será parte de otro libro.
Este balance de lo hecho, de lo que se dejó de hacer, y de lo que se debe hacer, forma parte del debate que reabre el libro de Quiroz y nos invita a los venezolanos a fijar posiciones, toda vez que somos sus mejores destinatarios, vivir en un país petrolero nos obliga a tener criterio sobre la principal industria del país, palanca del desarrollo alcanzado en tiempos democráticos y que sirvió para el mayor financiamiento del chavismo a la política de izquierda mundial.
Cuando se revisa hoy a Noruega en comparación con Venezuela se puede apreciar la importancia del petróleo para la calidad de vida del ciudadano y del desarrollo cuando se utiliza para diversificar la economía.
La guerra de Ucrania reveló que las energías limpias solo cubren un 10% de las necesidades del planeta, evidenciando la dependencia de las energías fósiles y de la nuclear, en un momento donde se plantea su reducción pero donde las nuevas tecnologías no son sustitutas.
La tarea pendiente para Venezuela es hacer industria desde los derivados del petróleo, hoy somos un país sin recursos pero con experiencia, solo basta con entender que existen modelos económicos con los cuales no se logra el desarrollo y otros que nos traen a la actual crisis, que no es producto de las sanciones, el mejor ejemplo es precisamente Irán, que tiene un bloqueo de más de 40 años y es un país con tecnología petrolera de punta.
El libro que se nos presenta resume la política petrolera de Venezuela, sus visiones y proyecciones en tiempos democráticos, que servirá para contrastar con la realidad actual, que siendo de crisis sirve para preguntarnos ¿en qué se invierten los recursos provenientes del petróleo? O más concretamente ¿en qué deberían invertirse ahora que la cuenta del éxodo venezolano llega a siete millones? ¿Desprofesionalizar la industria y politizarla es parte del fracaso exhibido como éxito actualmente? ¿Se corregirá?
Cuando llegue el momento de la transición a la democracia debe contar sin lugar a dudas con una audaz política petrolera para que pueda regresarle capacidad económica al Estado y al sector privado y con ello encarar el reto de incorporarnos a la revolución tecnológica que amenaza si los gobiernos no se ponen a su altura, en abrir las brechas dejando a unas sociedades en la vida del nuevo conocimiento y a otros en el primitivismo en tiempos de modernidad que nunca vieron.
En tiempos de revolución socialista pasamos de un autoritarismo que se apreciaba pudiera ser competitivo a un autoritarismo cerrado, sin mayores síntomas de rectificación, cuya política petrolera le sirve al propósito del modelo político de este socialismo comunitario, pero no sirve al propósito del desarrollo traducido como calidad de vida para el ciudadano.
El libro, Los Presidentes y el Petróleo, de Rafael Quiroz nos invita sin complejos a asumir un debate del presente, conociendo el pasado para no errar en el futuro.