Este gobierno destruyó a Pdvsa. ¿Alguien lo duda? La renta petrolera ha mermado en forma alarmante porque la producción, que era de más de tres millones de barriles diarios, está en escasos setecientos mil. Si produjéramos tres millones de barriles, entrarían al fisco por lo menos 50 o 60 mil millones de dólares al año. Y si la “revolución” hubiera mantenido como se debe a las refinerías, habría suficiente gasolina para consumir y para exportar, al igual que otros derivados. Y el gas sería suficiente para las bombonas, la industria y a electricidad.
Sin embargo, el gobierno se empeña en divulgar que las sanciones – y no ellos- son las responsables de la decadencia de nuestra industria petrolera. Y su propaganda da a entender que cuando se eliminen las sanciones, ésta se recuperará. No es así. Las sanciones afectan el desempeño petrolero, pero apenas son la guinda de la gigantesca torta que puso la “revolución”. La reconstrucción de nuestra industria petrolera, requiere mucho más que suspensión de las sanciones.
¿Venezuela, país ex petrolero?
Hay analistas que afirman que podemos desarrollarnos sin tener en cuenta el petróleo. Que la era petrolera venezolana ya pasó. Y nosotros preguntamos: ¿por qué?, ¿tiene algún sentido desechar las potencialidades de nuestra industria petrolera?
Nuestra industria petrolera tiene futuro, porque las energías alternas, por ahora no han dado los resultados que se estimaba. Y esto, ha ampliado el horizonte del negocio de los hidrocarburos.
Mentiras petroleras
La mentira más grande es pensar que a la vuelta de pocos años, el petróleo dejará de ser negocio. A los hidrocarburos les quedan por lo menos 25 o 30 años en primer plano. Y tenemos que aprovecharlos.
Otra mentira es que somos el país con las mayores reservas petroleras del mundo. Hoy expertos en esa área nos afirman la mala noticia que nuestras reservas son mucho menores que las oficiales; sin embargo, la buena noticia es que, a pesar de esa disminución, se pueden producir tres o cuatro millones de barriles por unos treinta o cuarenta años. Venezuela tiene petróleo y gas… más que suficiente.
Más mentiras: la industria petrolera está como está por culpa de las sanciones y si estas se levantan, se recupera…
¿Se “arregla” Venezuela sin resucitar la industria petrolera?
“Venezuela se arregló”. De ser cierto, habríamos hecho por lo menos un viaje por el túnel del tiempo hasta la Venezuela pre “revolucionaria”, cuando éramos un país, cierto, lleno de problemas; pero con un nivel de vida infinitamente más alto que el de esta Venezuela “arreglada”.
En Venezuela sí ha habido un pequeño “brinco” este año. Para hacer que éste se alargue y sea sustentable, hacen falta muchas cosas. Entre ellas, una fundamental: recuperar la industria petrolera.
Hasta ahora, los esfuerzos con Chevron, Repsol y ENI, ayudan, pero no son significativos. Apenas podrían levantar la producción en 100 o 200 mil barriles.
Para recuperar la producción, la capacidad de refinación y la calidad pre “revolución” de la industria petrolera, hay que contar con cuantiosas inversiones internacionales de por lo menos diez o quince mil millones de dólares al año, por siete u ocho años. Y estos inversionistas solo vendrán a Venezuela si confían en el gobierno. Nadie va a invertir esas gigantescas cantidades si no se garantiza retorno de la inversión.
Y la expectativa de lograr ganancias pasa por que los capitalistas confíen en el gobierno. Y para que esto suceda el gobierno debe dejar de ser lo que ha sido. Debe mostrar que en Venezuela hay seguridad jurídica y separación de poderes. Y aplicar una nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos, a objeto de despolitizar el negocio y atraer capitales, con medidas como creación de agencias de energía, rondas de licitación, competitividad en las condiciones tributarias. También es importante que restaure la democracia, con elecciones sin groseros ventajismos y respeto a las libertades.
De lo contrario, con sanciones o sin sanciones, no despegará la industria petrolera.
¿Por qué pivote?
En Venezuela ninguna industria está más capacitada que la petrolera para generar divisas en el mediano plazo. Por ello es imperativo recuperar la industria petrolera para utilizarla como soporte del desarrollo.
Sin repetir la mala experiencia de los años setenta, cuando a partir de los crecientes ingresos petroleros ocasionados por el embargo de 1973 y luego por la revolución iraní, se quiso crear una “Gran Venezuela” y se administró muy mal la abundancia, multiplicando la burocracia, las importaciones suntuarias, el gasto público y la corrupción, transformando los gigantescos ingresos petroleros en una casi impagable deuda pública, en 60 % de pobreza y en un país desmoralizado y con resortes morales debilitados, que se hizo caldo de cultivo para un mesías…
Hay que aprender la lección. Impedir que la nubosidad actual nos oculte el pasado y nos haga imaginar que venimos de un paraíso terrenal.
Vislumbrar un futuro con una industria petrolera de primera que contribuya a construir un país de primera. Usar las divisas petroleras de manera estratégica para fomentar un desarrollo sustentable. Utilizarla solo en inversiones, no para engordar el gasto público, regionalizarla, monitorearla. Hacer las cosas de manera diferente para lograr resultados diferentes.
Hay que estar claros en nuestro sino: hacia donde vaya la industria petrolera irá el país. Por ahora.
Esta columna se publica en Informe21, Noticiero Digital, Emisora Costa del Sol 93,1 FM, y Revista Petroleum