Los bajos salarios, las precarias condiciones de trabajo y la reciente resolución de Onapre estarían propiciando una nueva estampida de docentes en el Táchira. La Federación Nacional de Colegios y Sindicatos de Trabajadores de la Educación en Venezuela (Fenatev), estima que a la fecha más de 20 mil docentes han abandonado las aulas en la región y teme que el número podría crecer en las próximas semanas.
Para Gerardo Ramírez, presidente de Fenatev, el tema de la diáspora de docentes venía asomándose mucho antes de la pandemia, por el tema salarial. Luego de 2020 se acentúa debido a la grave crisis que golpeó a todos los sectores. Hoy día, la deserción docente aumenta debido a la falta de mejoras salariales.
Mackler García, coordinador del Observatorio de Educación de Funda?Redes, aseguró que más del 50% de los docentes en el Táchira han abandonado las aulas de clases y estima que el 70 por ciento de los maestros que aún quedan en la región, se están dedicando a otra tarea para sobrevivir, muchos de ellos se han ido al trabajo informal, a tareas dirigidas y a cualquier otra labor que les genere un ingreso.
La resolución del 22 de marzo de la Onapre aplanó los salarios, y desde la coalición sindical saben que esto sólo traerá una nueva oleada de migración de docentes. Estamos ante una nueva huida de docentes, aún y cuando nos pagaron el bono vacacional, eso no significa que estemos contentos.
El déficit de docentes en la región también ha propiciado la aparición de los llamados docentes express, que a juicio del representante de Fenatev, son bachilleres formando niños, lo cual deja mucho qué pensar sobre la educación que están recibiendo.
Sin condiciones
Pero además de los bajos salarios del docente, el 57% de las instituciones educativas no están aptas para el inicio de clases en septiembre. Según el Observatorio de Educación de FundaRedes, las instituciones tienen problemas graves de infraestructura, muchos de ellos no cuentan ni con baños dignos, tampoco tienen un programa de alimentación que pueda satisfacer las necesidades alimentarias de los niños.
Además de ello, el profesional de la educación tiene que pedir cola, en muchas ocasiones para acercarse a su institución, porque en definitiva el salario no le alcanza ni para el pasaje.
Estamos hablando de un año escolar semipresencial, donde los docentes iban dos o tres días a la semana y les resultaba difícil. Ahora en septiembre pretenden iniciar las actividades presenciales, los docentes tendrían que ir toda la semana y este gasto no lo cubre el salario, añadió el coordinador García.
Salarios los obliga a dejar las aulas
Ana, figura en la lista de los docentes que se marcharon del país en busca de calidad de vida para ella y su familia.
Hace 4 años dejó de dedicarse exclusivamente a su profesión y empezó a hacer labores de manicurista. En las mañanas era docente y en las tardes arreglaba uñas. Luego consiguió un trabajo en Cúcuta y comenzó a viajar para no abandonar su carrera y tampoco dejar de percibir un ingreso mayor.
Hace dos años su esposo enfermó y no tenía ni siquiera un seguro. Así que decidió irse a Cúcuta a vivir, allí logró asegurar a su esposo y a su hijo. Ana perdió a su esposo un tiempo después y sigue viviendo en Cúcuta. Metió su jubilación, pues a sus 43 años de edad tiene 25 años de servicio docente.
Opciones
Soy docente egresada de la UPEL, con una maestría en Educación Preescolar y dos diplomados en Psicología Infantil, mi último salario fue de 600 bolívares. Yo amo mi profesión, extraño trabajar con mis niños, pero tenía que darle una estabilidad a mi hijo, manifestó Ana.
María también es docente y hace poco tiempo se vio obligada a abandonar su profesión para buscar otro ingreso. El salario no me alcanzaba para cubrir los gastos mínimos, estudié psicología y me va mejor.
Para María, lo más difícil de renunciar a su trabajo de docente fue dejar sus niños. Pero lamentablemente tenía que buscar una opción para poder mejorar sus ingresos.
Jhoana Suárez – La Prensa del Táchira