Enrique Meléndez: Hasta la abrogación del Memorándum 2.792

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Uno no sabe, si lo que celebra Nicolás Maduro como recuperación económica, es porque está consciente, de que se trata de una impostura; como suelen regodearse ellos con las cifras maquilladas, o porque le sale de la tapa de la barriga; pues ese supuesto fenómeno no deja de reflejar esa acción de desplome de esas puertas de casas abandonadas, cuyas bisagras han sido carcomidas por el oxido, y así con un empujoncito se desploman por completo; pues si nos atenemos, a lo que se viene manejando con respecto a la estampida del dólar en los últimos días, que ésta se debe al pago del bono vacacional de los educadores, y que vino a inyectar una gran liquidez en la economía, allí está esta situación.

Se tiene un estimado, que por este concepto se imprimieron 1 mil 500 millones de bolívares; pues al gobierno no le quedó más remedio que apelar por la maquinita de imprimir dinero, y que era lo que quería evitar, a propósito del plan de ajuste, que venía llevando a cabo, de recorte severo del gasto público; sólo que en una forma muy improvisada; que es lo que viene a demostrar esta situación, es decir, la honra de un compromiso, que constituye un derecho, adquirido mediante una contratación colectiva, que supuso luchas sindicales, y donde estuvo involucrado el propio Nicolás Maduro en su condición de dirigente gremial; pero, además, establecido en la Constitución; donde se contempla el principio de la progresividad, en lo que se refiere a las conquistas laborales, y por la forma como el gobierno pretendía cancelarlo, esto es, fraccionado mes a mes, hasta muy entrado el próximo año, venía a significar una regresión, en ese sentido; tomando en cuenta que no es lo mismo que te paguen completa la bonificación a valor presente neto del bolívar, que mes a mes, y pisándole los talones a ese ingreso, una inflación incontrolable.

Incluso, cuando la dirigencia sindical comenzó a protestar por esta arbitrariedad, se sacaba la cuenta, a ese respecto, y se decía que, visto el ritmo de la inflación mes a mes, el ingreso que se iba a percibir, si se pagaba en forma fraccionada, iba a quedar reducido al 21%, de lo que se hubiera obtenido, si se pagaba en forma completa. Por supuesto, aquí había entrado en juego el famoso Instructivo de la Onapre; que era donde se contemplaba esta disposición; por cuya derogación, en consecuencia, comenzó a movilizarse la dirigencia sindical, como ya todos sabemos, y que era con lo que el gobierno no contaba, al montarse en aquel escenario en el mes de marzo pasado de un incremento salarial de 7 bolívares a 130 bolívares, un aumento bien sustancial; por lo que allí estaba contemplado todo lo que se pagaba por bonificaciones; de modo que se trataba de un ajuste salarial llevado a cabo, como todas las cosas de este régimen, sin preveer que la capacidad adquisitiva, que implicaba ese aumento, estaba lejos de cubrir lo que sumaban dichas bonificaciones; sin una previa consulta además a la dirigencia sindical y al empresariado; aparte de que como ya se ha dicho, ni siquiera tomaba en cuenta la otra disposición que contempla la Constitución, en el sentido de que todo aumento de salarios debe situarse por encima del costo de la canasta básica; que se ubica en más de 400 dólares, y este aumento salarial apenas alcanzó, al momento que fue decretado, a 30 dólares y el cual al día de hoy ya se ubica en menos de 20 dólares, dada la estampida del tipo de cambio, y que se ha traducido en una alza desmedida de los precios; a pesar de que el gobierno trata de contenerla con  presiones y chantajes a los comerciantes; a quienes obligan a cobrar al precio del dólar oficial; mientras los proveedores les colocan la mercancía a precios del dólar paralelo; lo cual los pone en la situación de cerrar o trabajar a pérdidas.

He allí el problema del cortoplacismo, y mediante el cual se descuentan situaciones; pues esta gente al elevar el salario en un altísimo porcentaje; que no era lo suficiente, como para ubicarse por encima del costo de la canasta básica, no tomó en cuenta realidades; empezando por ahí, por el hecho de que se trataba de un aumento chucuto; pero además acompañado por una medida antilaboral, como era la configuración de un Instructivo, donde se desconocía lo establecido por la Constitución en materia de conquistas laborales, y cocinado en una dependencia del Estado, como es la Onapre que, por lo demás, no está facultada, para llevar a cabo este tipo de disposiciones o de distorsiones de los procesos administrativos de la Hacienda Pública; lo que ya nos habla de un gobierno tumultuario; donde la ciudadanía no cuenta para nada, y que fue la que le salió al paso en esta oportunidad, en que se manifestó en la calle, a través de un movimiento laboral orgánico, que comenzó siendo de los educadores, y al que se le unió el gremio de la enfermería, y así sucesivamente, a pesar de las amenazas, que se profirieron a medida que la protesta se avivaba.

Precisamente, la prueba de que a ellos los tomó por sorpresa este fenómeno laboral, estriba en la famosa amenaza de Mario Silva de desatar contra la protesta los círculos de terror del régimen; lo que hizo que ésta se radicalizara más, y la que se mantiene así; pues es verdad que fue cancelado el bono vacacional a los educadores; la circunstancia es que, como lo han hecho ver algunos, no fue eliminado el Instructivo de la Onapre; pero, además, que tampoco ha sido abrogado el famoso Memorándum 2792; aprobado por el gobierno también con ocasión de un aumento de salarios hace unos años atrás que, como sostiene el movimiento sindical, no sólo desconoce el pago de las bonificaciones, sino también primas y otros beneficios, que se fueron adquiriendo, se repite, a través de luchas sindicales; que da lugar a lo que en el medio sindical se conoce como “aplanamiento de los salarios”; por lo que se pelea por tal abrogación con movilizaciones a lo largo y ancho de toda Venezuela, y que cada día se acrecientan más; mientras Maduro se regodea en el mundo de las cifras.

 

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