Las elecciones primarias para elegir al candidato de la oposición que deberá enfrentar a Nicolás Maduro es el procedimiento que pareciera tener aceptación general. Es el más democrático y, además, ningún dirigente de los partidos políticos sobresale. De los precandidatos que se asoman, unos tienen méritos, otros no tanto ¿El ganador tendría suficiente apoyo de los perdedores y del resto de los ciudadanos? ¿Su grado de aceptación sería suficiente para convencer a los abstencionistas y para vencer al aparato electoral del régimen? ¿Es posible unas primarias sui géneris?
El panorama político es complejo. Discutir si conviene o no negociar con el régimen pareciera que, en estos momentos, es una discusión bizantina, ya que Maduro considera que el chaparrón que le estuvo cayendo es hoy una simple garúa, por lo que no tiene interés en conversar. Ello implica que las elecciones se realizarán cuando le convenga, con un registro electoral no depurado, ni actualizado y en las mismas condiciones actuales; además, colocará todos los obstáculos para impedir el voto masivo en el exterior.
Del lado de la oposición, los dirigentes políticos no se ponen de acuerdo sobre cuándo deben ser las primarias, quiénes pueden participar, si es con el CNE o sin él, y si apoyan o no el voto de los venezolanos en el exterior.
Realizar primarias sin el CNE tiene la ventaja de que podrían votar los venezolanos que están en el exterior. La desventaja es el mayor costo y que, aunque no nos guste, las elecciones se realizarán con este CNE. ¿Cómo reaccionarían los ciudadanos si se les dice que las primarias se harían sin el CNE porque no le tenemos confianza, pero después los convocan a votar en la presidencial con ese mismo organismo?
Por si fuera poco, abundan los candidatos que solo cuentan con el apoyo familiar o de sus vecinos. Estos no deben preocuparnos, ya que los votantes los descartarán. Del grupo de los “alacranes” surgirá uno o más candidatos. Ya José Brito se lanzó al ruedo, aunque no tiene cuadrilla, ni simpatizantes en los tendidos. El único que podría restar algunos votos al candidato de la oposición es Bernabé Gutiérrez, pero confiamos que logren neutralizarlo quienes conocen su trayectoria.
Los probables precandidatos de los partidos cuentan con un porcentaje bajo de aceptación y un rechazo considerable. Además, varios de ellos están inhabilitados, aunque injusta e ilegalmente, y la dictadura no los aceptará. Entre los dirigentes de los partidos que podrían participar y que tienen cierta aceptación están María Corina, Andrés Velásquez, César Pérez Vivas y Omar Barboza. ¿Sería posible considerar otros nombres, como Ramón Guillermo Aveledo, Werner Corrales, Asdrúbal Aguiar, José Guerra, Eduardo Fernández, Cecilia García Arocha y Humberto Calderón Berti, entre muchos otros con méritos?
¿Es factible que uno de ellos sea apoyado por la mayoría y que su nombre sea sometido como el candidato de mayor respaldo en las primarias? Serían unas primarias sui géneris, en las que se presenta un candidato con más probabilidades de ganarlas, pero que debe competir con otros y ser avalado por el voto.
Nuestro candidato electo en las primarias debe comprometerse a tener testigos en todas las mesas electorales, asegurar que no se presentará a la reelección, promover la reconciliación de los venezolanos, que haya justicia y no retaliación por motivos políticos; dispuesto a gobernar con un equipo integrado por ciudadanos conocidos por su honestidad y experticia para reconstruir el país, pertenezcan o no a un partido político. Tiene que asegurar que sus prioridades serán enfrentar el problema de la pobreza, reactivar la industria de los hidrocarburos, la agricultura y la producción de acero, aluminio y petroquímica, y luchar para que puedan votar los venezolanos en el exterior.
El electorado está cansado de muchas décadas de promesas incumplidas, por lo que nuestro candidato debe tener credibilidad, ser capaz de convencer de que sí es posible tener un mejor país y tener el coraje de defender su eventual victoria electoral. Respetamos a quienes piensan que no hay salida electoral. Es probable que tengan razón, pero en las circunstancias actuales no se visualiza otra vía. Hay que votar como instrumento de lucha. Una vez más, instamos a los partidos a unirse alrededor de un candidato.
Como (había) en botica: Las ONG de derechos humanos deben investigar las denuncias sobre el intento de asesinar y torturas al mayor Andrik Cañizales, quien perdió un ojo. Hay señalamientos contra un coronel y un sargento, entre otros. Las acusaciones entre Rafael Ramírez y Tarek El Aissami evidencian el grado de corrupción del régimen Chávez-Maduro. Contundente la intervención del diputado Julio Montoya sobre la responsabilidad de Maduro en la corrupción en Pdvsa ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
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