Beatrice E. Rangel: Chile, ¿el retorno de la racionalidad?

Compartir

 

Para muchos medios e influencers de las redes sociales, los resultados del referendo en Chile son el inicio de la derrota del llamado socialismo del siglo XXI y de su plataforma de lanzamiento el Foro de Sao Paulo. Estas opiniones carecen de sustento y tienden confundir la coyuntura con las estructuras políticas de América Latina.

Chile para empezar es un país distinto al conjunto latino americano en tres aspectos fundamentales. Tiene la mayor proporción de clase media activa, pensante y demandante. Segundo, sus niveles educativos son superiores a los del resto de América Latina. Tercero, su cultura política es centrista y lo ha sido siempre desde la época de la independencia hasta nuestros días. Estas tres características crean una suerte de súper estructura que cada vez que el péndulo de la política se va un extremo, la súper estructura inicia el proceso de corrección. Ocurrió con Allende. Ocurrió con Pinochet y ahora ocurre con Boric. El proyecto de constitución presentado a los chilenos lejos de potenciar los logros de la sociedad amenazaba con destruirlos. Y eso no encaja con el marco institucional y la cultura de los chilenos.

Boric por su parte asumió el reto de la derrota con animo de estadista y volverá a intentar un cambio constitucional que seguramente reflejará el sentimiento popular que se resume en cambio con estabilidad. Y al igual que en otras ocasiones de la vida chilena, los movimientos radicales posiblemente abandonen el barco y comiencen a sembrar disenso. Y allí veremos cuanta madera de estadista tiene el presidente Boric para saber resistir sus extremos y nutrir el proceso de cambio que desea el centro. En síntesis, Boric va a confrontar su alternativa hablando en términos taurinos.

El proceso sin embargo y sus resultados señalan una via distinta para los latinos americanos. La via de la construcción del centro para darle cuerpo a la democracia. Y allí verán muchos incluidos Brasil y Argentina que las inversiones en educación y en entrenamiento son la manera más certera de darle estabilidad a un régimen democrático. Lección que quedo clara en los resultados de la votación en Chile. El apoyo al texto constitucional fue mayoritariamente concedido por personas de los estratos educativos más bajos para quienes la política son emociones. Y por ello votan sin analizar consecuencias. El atributo de pesar consecuencias se llama racionalidad y e adquiere con la educación. Pero aun aquellos que no votan racionalmente verán sus vidas beneficiarse de la estabilidad democrática chilena. Y el episodio quizás sirva para que el continente entero entienda que solo las inversiones en educación y salud y la creación de empleos remuneradores van a fortalecer la democracia y traer estabilidad. Porque estas inversiones son los semilleros de la racionalidad.

 

Traducción »