¿Cómo saben los voceros del Gobierno y del PSUV cuando alguien es agente de la CIA, izquierda fracasada o trasnochada, infiltrado o de derecha? ¿Cuáles criterios existen o se aplican desde la Sala Política Administrativa del TSJ en contra de quienes reclamen sus derechos laborales para no dejar morir de hambre a sus familias, criminalizándolos como desestabilizadores sociales y proponiendo acciones penales en contra de ellos?
Pensando en eso me vino a la mente Fráncisco Ameliach, quien no hace tanto hasta un número de teléfono proporcionó para que fuera la propia militancia del PSUV 0quien denunciara a los agentes de la CIA “infiltrados” dentro del propio partido. Así llamó él a quienes se les ocurría pensar de modo independiente de la cúpula y a quienes culpaba de que las cosas en la revolución no estuvieran saliéndole bien al país. Esa intolerancia interna se complementa con la frecuencia de voceros del Gobierno descalificando a ciudadanos que opinan sobre el acontecer económico y político como izquierda fracasada, quien sabe si comparando con cierta izquierda que se da buena vida y lujos por allá por las alturas del poder. No hace mucho los llamaron izquierda trasnochada, hoy llegan a acusarlos de ser agentes del gobierno de los Estados Unidos solo por expresar democráticamente el acontecer triste de estos días de hambre.
La intolerancia a la crítica no es buena en política, ni en religión ni en familia pues produce distanciamientos extremos que traen consecuencias. Hasta guerras civiles produce. Y dentro de un partido como el PSUV que ejerce tanto poder político la situación es muy grave; la intolerancia y la represión van de la mano cuando se tiene tanto poder sin participación del Pueblo.
Consideremos, como ejemplo, la intolerancia religiosa que recorrió la Europa medieval y que llevó a la hoguera a miles de seres inocentes solo porque tenían puntos de vista diferentes a la de autoridades eclesiásticas. En ese tiempo la Iglesia católica era al mismo tiempo poder político. Hasta un manual tuvieron las autoridades religiosas para identificar, perseguir, torturar y eliminar disidentes -que no los llamaban agentes del imperio ni infiltrados- sino brujas, brujos, hechiceros, curanderos, herejes, etc. Tal manual, conocido como Malleus Maleficarum, contenía métodos hasta para torturar a quienquiera que pensara diferente. Así fue que murió Giordano Bruno, quemado vivo en una plaza pública para escarmiento de quienes tuvieran la ocurrencia de decir que la tierra no era el centro del universo o interpretar la biblia de modo no oficial, es decir según los preceptos de la Iglesia.
Es preocupante pensar que estamos en una situación similar a la descrita arriba. Quien disienta de esa especie de biblia laboral, que es el instructivo ONAPRE-Memorándum 2792, es considerado hereje por las autoridades eclesiásticas del TSJ, el cual no vacila en advertir acerca de responsabilidades penales, civiles y administrativas de quienes acudan a las instancias constitucionales a reclamar por el menoscabo de su salario y por el desconocimiento de las convenciones colectivas. Por pedir la derogatoria del inexistente instructivo ONAPRE-Memorándum 2792 la Sala Política Administrativa del TSJ identificó a educadores y trabajadores de la administración pública como agentes del mal, como herejes, es decir, agentes de la CIA que desestabilizan la paz social del país que tan bien está en la revolución.
Es preocupante pensar que la oscuridad se cierne sobre el futuro de los trabajadores, que en nuestro país se perseguirá a la disidencia política, a los trabajadores y a los ciudadanos en general, cuando reclamen ante las instancias constitucionalmente previstas mejor servicio eléctrico, agua y demás servicios. Indigna pensar que se cazarán trabajadores y ciudadanos críticos como antes se cazaba brujas y se les quemaba en una plaza pública como escarmiento político.
Todo indica que la SPA del TSJ decretó la cacería de brujas en el país; quizá dispongan de un Malleus Maleficarum adaptado a los tiempos de protesta que protagonizará la clase trabajadora; esto apenas comienza…