Los militantes, dirigentes y amigos de Acción Democrática (AD) celebrarán el próximo 13 de septiembre los 81 años de la organización partidista. Nació para ser instrumento de la transformación del país, a través de la lucha cívica de hombres y mujeres que entendieron en tiempo de dificultad, que era necesario acceder al poder para reivindicar antes que maltratar, concibiendo que su concepción filosófica e ideológica, también tendría sus detractores.
La llamada generación del 28 conformada por jóvenes intelectuales, sensibilizados por la problemática nacional, alzaron su voz contra los 27 años interminables de agobio y oprobio que representaba la dictadura de Juan Vicente Gómez. Sus exigencias estaban basadas en la libertad de expresión, en la modernización del país. Su lema era la democracia. Muchos fueron a la cárcel por atreverse a esa exigencia ante el tirano. Ya el mundo tenía referencia sobre Venezuela porque el petróleo broto en 1922, y era el de mayores reservas internacionales. Pero la sociedad vivía a oscuras, distanciada y sometida.
La cárcel los llevó a la conspiración y con ello, vino el fracaso. La persecución de la dictadura los transportó a huir a otras latitudes, a reencontrarse con el ideal principal a través del debate y los acuerdos. A través del dialogo trascendieron a la confrontación personalista, y crearon bases sólidas que les permitiera salir del régimen despótico y cruel. Surge el Plan de Barranquilla con esquema metódico. No fue un aborto, menos una moda del momento. Fue pensado con base a la realidad presente en aquellos tiempos. La dictadura lo llamó plan comunista; otros una proposición moderada de nacionalismo reformista. En ese plan se planteaba la organización del pueblo, creación de sindicatos, educación popular, libertad de prensa, dotación de tierras a los campesinos, entre otras cosas, pero usted amigo lector, le da el concepto que le merezca.
La Venezuela de hoy parece revive ese momento, y aunque no se habla del país rural porque la ciudad da muestra de otro, está gobernada por régimen que ya cumple 23 años en el poder y se hace asfixiante, en oportunidades, fatigoso. Restringe las libertades por las cuales esos hombres y mujeres de ayer lucharon para transformar el país. El silencio no es la cuna para quienes sienten que el sistema de libertades debe ser restituido. La AD que entra a sus 81 años avanza hacia la integración de los nuevos tiempos, para reivindicar su propia historia y la de los ciudadanos libres. Profundizar la democracia requiere de organizaciones políticas que la promuevan hacia adentro, apostando a los liderazgos y eliminar el mesianismo. Sin programa digerible, y un solo candidato que transmita confianza a los ciudadanos, se llegará al 2024, bajo el manto de las pretensiones conspirativas de unos pocos, para seguir generando desilusión en la mayoría, y el resultado será el del fracaso, tras fracaso.
A Rómulo Betancourt hay quienes le llaman el padre de la democracia, así como a Simón Bolívar le llaman el Libertador. Manuel Caballero le llama un político de nación. El surgimiento de AD está ligado al desarrollo de Venezuela. Feliz cumpleaños número 81.
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