Gregorio Salazar: La masacre radial

Compartir

 

Son cifras que en cualquier país generaría una conmoción o un revuelo de la opinión pública y la movilización de las instituciones y la sociedad democrática: veintidós emisoras radiales fueron cerradas en Venezuela entre el 10 de mayo y el 14 de setiembre de este año.

La arremetida de Conatel, una más en tantos años, se inició en Guárico con el cierre de las emisoras Éxitos 90.5 FM y Calle 98.5 FM, a las cuales seguirían Moda 105. 1 FM, Nex 100.1, Hits 92.5 FM y Candela 92.9 FM. Seis en total en una entidad federal que desde el pasado mes de noviembre pasó a manos de la oposición

El 6 de setiembre los funcionarios de Conatel, siempre con la presencia armada de un piquete de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), cuerpo que a la par de la matraca se ha vuelto experta en cargar con consolas, transmisores y computadoras, se trasladaron a los municipios Maracaibo y San Francisco, Estado Zulia, y allí la degollina fue mayor.

En seguidilla fueron clausuradas otras nueve: Sensacional Stereo 98.5 FM; Zulia Mia 91.3; KP 92.9 FM; Refugio 94.3 FM; Palabra 97.3; High Class 98.1 FM; Destino 98. 3 FM; Radiolandia 103.3 FM y Río Stereo 107.7 FM No sabemos si es un dato determinante o casual, pero coincidencia o no esto ha ocurrido en otro estado gobernado por la oposición.

En desarrollo de su plan, porque cuesta pensar que el régimen dé puntada sin dedal, Conatel borró del mapa a cinco radioemisoras en el estado Sucre: Café 100.9 FM; Radio NVH 102.1 FM; Cool FM; Radio Boom y Mágica FM. En total, veintidós plantas radiales cerradas en menos de cuatro meses.

Estas acciones del Estado venezolano hasta ahora sólo ha generado la denuncia de los gremios periodísticos, el CNP y el SNTP, y de las organizaciones no gubernamentales que hacen escrutinio de la situación, hoy más que maltrecha, de la libertad de expresión y el derecho de información.

Es poca la información que corre sobre esos cierres, pero hay muchas interrogantes gravitando sobre acciones basadas, por supuesto, en una ley que es aplicada a conveniencia. Muchas de esas emisoras venían funcionando sin contratiempos. A algunas se les había vencido la licencia para usar el espectro radioeléctrico, pero tenían una solicitud de renovación jamás contestada. Se les deja operando en un limbo a ver si renuncian a ser incómodas y, al no ser, así las fulmina la roja espada de Damocles.

Pero también llama la atención la falta de reacción ante esos cierres. No vemos a los dueños de esas emisoras actuando en conjunto o por separado para defender sus derechos. Explicable en un régimen que ejerce la construcción política del temor como instrumento de dominación.

La Cámara de Radio tampoco se queja, seguramente porque las decapitadas no son sus afiliadas. Incluso en medio de semejante barrida salió a felicitar a Conatel por su aniversario.

Cabe preguntarse qué hubiera pasado otrora si el Ministerio de Comunicaciones hubiera tomado medidas semejantes. Como mínimo el Congreso de la República hubiera designado una comisión especial, integrada por miembros de la Comisión de Medios y de Política Interior; los dueños hubieran sido citados al parlamento, lo mismo que el ministro del área. Los gremios probablemente hubieran tomado las calles y la sociedad civil de esos estados se hubieran movilizado.

A partir de allí la opinión pública hubiera tenido una explicación de lo ocurrido con un tema tan sensible para la vida en democracia como lo es la libertad de expresión. ¿Cómo venían operando? ¿Eran comerciales o comunitarias? ¿Desde cuándo? ¿Cómo se financiaban? ¿Cuánto personal periodístico y técnico quedó cesante? ¿Habían sido amenazadas? ¿Procedían o no los cierres?

Nada de eso pasa en esta Venezuela donde los aspirantes a amos perpetuos del poder pueden disponer a conveniencia de todo lo que discrepe, disienta o se queje, lo que haga énfasis en el desastre mayúsculo en que convirtieron a esta Venezuela que chapotea desesperada por salir de una profunda crisis económica, política y social. Todo lo que, en fin, contribuya a erosionar más su repudiada imagen.

Ahora que la oposición habla de primarias y Diosdado Cabello elabora desde ya y a su antojo la lista de inhabilitables para las presidenciales, es necesario recordar que sin libertad de expresión y con el opresivo esquema de dominación mediática que rige será muy difícil unas elecciones verdaderamente libres y democráticas en todos los aspectos que los comicios nacionales implican.

Luchar y defender la libertad de expresión es, definitivamente y ahora más que nunca, luchar por un cambio democrático en Venezuela.

Periodista. Exsecretario general del SNTP – @goyosalazar

 

Traducción »