Marina Ayala: Cruzando el futuro

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Mucho se habla de un mundo que está en plena transformación, no sabemos a dónde vamos, pero lo bueno y lo malo de lo establecido va quedando atrás. Ningún acontecimiento es inocuo todo evento que suceda nos da indicio hacia donde nos dirigimos. Cada quien conserva sus ideales que expresa abiertamente o los va rebelando en sus opiniones. Es inevitable la pluralidad de deseos distintos que conviven en personas de una misma cultura y generación e incluso en una misma persona podemos encontrar contrastes que se nos hacen inexplicables. Un mundo asombroso, cambiante, interesante que nos irrita e incómoda. Dentro de toda esta gama variopinta la más extraña y difícil de digerir es permanecer indiferentes e inertes. Expresiones como eso no me afecta, no es mi problema, ese conflicto está muy lejos. Comentarios que se hacen insoportables, ¿Cómo se puede ser indiferente ante nuestro futuro? ¿Hacia el mundo que legaremos? Esa también es nuestra responsabilidad.

Hace tiempo y con pesar vemos como las democracias se comenzaron a resquebrajar y están en peligro a pesar de que aún son los países democráticos los que predominan. Cualquier manifestación que se tenga en defensa de las libertades humanas y la igualdad ante la ley en este momento es más importante que nunca en miras de un futuro no muy lejano en el que van resaltando con desparpajo y autosuficiencia tiranitos por el mundo. Algunos no tan pequeños y con mucho poder como lo es Putin. Verdaderos obcecados, ciegos de ideologías con las que enloquecieron. Bien, este asesino invadió otro país, Ucrania, arrasando y matando cruelmente y grandes grupos de personas se manifiestan en abierta complicidad. Su mayor argumento es que si no sale victorioso del conflicto y tiene que renunciar al liderazgo de Rusia los Estados Unidos se harían más dueños del mundo. Claro argumento de quienes se quedaron viviendo durante la guerra fría de los años sesenta. Si estas con uno estas en contra del otro. Fastidian.

Es imposible limpiar al mundo de estos obcecados llenos de odio y ávidos de destrucción. El mundo siempre estará bajo la amenaza de un estallido. El ser humano convive con su instinto de muerte y lo más que puede lograrse es domesticar y canalizar esa fuerza para ponerla al servicio de la creación, pero erradicarla es imposible. Es por ello que nunca se puede bajar la guardia y estar atentos a estos signos. Hoy lo estamos viendo en los colegios, los niños a muy temprana edad matan, golpean, destrozan y no pareciera que se les estén poniendo los correctivos adecuados. Falla la autoridad, los adultos andan atemorizados o asustados.

Albert Einstein en 1932 dirige una carta a Sigmund Freud donde ya manifiesta su preocupación al respecto. En aquella época la violencia nazi se extendía por Europa. Freud responde que se puede mitigar no erradicar “varios débiles unidos pueden hacer frente a uno más fuerte: “La unión hace la fuerza. La unión socava la violencia. La fuerza de esos elementos reunidos representa el derecho, en contraposición de la violencia de uno solo”. Algo de esto comenzamos a ver qué está pasando en Rusia con altos riesgos de perder la vida asesinados. Gente de su entorno comienza a voltearse a Putin y aparecen luego muertos.

Puede el mundo mitigar a través de gente justa e instituciones fuertes. Freud era un firme creyente en la inteligencia y la posibilidad de vivir tranquilos, aunque sabía que siempre habrá momentos convulsos. Este, nuestro tiempo, es uno de ellos, inquietante pero interesante.

 

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