El régimen, la agarró, dicho coloquialmente, contra las estaciones de radio. Ha superado todo lo que se podía pensar, cerrando y silenciando a decenas de estaciones de radio, en provincia, especialmente, como si de enemigos armados se tratara. Cuando escribo, en oportunidades, no me lo creerán, mis amables seguidores y los contradictorios lectores, siento una pena infinita por las personas que se ocupan de hacer estos hechos; vergonzosos, alarmantes, que ponen en evidencia una gran ignorancia, un desfase en el tiempo, desconocimiento de la vida y por encima de todo falta de cultura y civilización. No han podido entender, todavía, (tal vez, nunca lo logren) que, el hecho de no decir las cosas, no significa que no ocurran. Han establecido como norma: lo que no se divulga, no existe.
Esa, una verdad a medias. Si se trata de un evento científico, un descubrimiento tecnológico, o un proceso de validación científica, puede ser. Los sucesos, los hechos sociales y políticos, a veces tardan en llegar, pero siempre se conocen. Mientras estos desafueros se suceden, la Misión de Observación para determinar la veracidad de los hechos denunciados, presenta un informe con pruebas irrebatibles, aprobado por las Naciones Unidas. Reciben esta descarga terrible, quedando totalmente demostrada la violación de Derechos Humanos: torturas, maltratos psicológicos, violencia de género, desapariciones forzosas, en fin, acciones de naturaleza infra humana. Emiten un decreto, no tan publicitado, donde el régimen dice y predica que, cualquiera puede grabar a los funcionarios/as en acciones contrarias a los Derechos Humanos. Los funcionarios no se dejan fotografiar, menos grabar. Rompen los teléfonos y se los incautan a quien se atreva a desafiarlos. Los ciudadanos, ingenuos algunos, no entienden nada. Se trata de hacer ver, con un acto de propaganda, y no es lo mismo que actuar conforme a la Ley. ¿Buscan ellos la aplicación de la Ley y la Justicia? Para nada. Nadie les puede creer.
Padecemos el silencio de las emisoras de radio, que procuraban compañía, información noticiosa, música y distracción, en medio de jornadas terribles de desasosiego, con dificultades con el agua, también con la electricidad, la basura, la delincuencia, la hiperinflación y para usted de contar. Si se empeñan en quitarnos todos los medios de comunicación, cada día la rebelión será peor. ¿No lo entienden? ¿no se lo plantean? (Se han contabilizado 206 emisoras de radio cerradas en estos años infames, ni hablar de RCTV, El Nacional y la compra de los medios) Venezuela es un país acostumbrado a la información noticiosa y a la comunicación. Más de 40 años de ejercicio democrático no se olvidan, ni se pueden borrar. Lo que pretenden, usando la consigna de los fascistas: “obediencia, ciega y rápida” resulta inaceptable para nosotros los que vivimos, disfrutamos y también sufrimos la época de la democracia civil, eso si con Libertad.
Hay un tema que cualquier comunicador, comunicólogo o asesor de imagen, puede comprender. Sin embargo, la tarea es hacerlo y que lo comprendan los del régimen. ¿Será posible? Quieren sustituir la información noticiosa por propaganda política. Inaceptable, la información noticiosa, proviene de los medios, y es imprescindible como retroalimentación, para saber cómo los perciben. Hacen encuestas, y no quieren saber la verdad, las manipulan y no dicen lo que efectivamente da como resultado; ¿y, entonces? Se auto convencen, con los “jaladores de oficio” que todo está perfecto. Si supieran, algo, sobre Teoría de la democracia y la comunicación, conocerían que la grandeza de los Estados Unidos de Norteamérica tiene que ver con la absoluta decisión de respetar la Libertad de Expresión, de oír a los medios, de escuchar la opinión pública, también de reconocer el sentimiento público, distinto y más variable que la OP. Por eso, me producen lástima. No tienen idea de lo que realmente pasa. Creen qué, con las armas, su propaganda chimba, su dinero mal habido, resolverán la situación, y eso basta. Son un hueso – duro de roer- por cuanto la oposición democrática, nunca comprendió a quienes enfrentaba. Comunistas, autoritarios e ignorantes. ¿Ahora, si? ¡Amanecerá y veremos!