Cuando antes fueron miles los que acá vinieron de todas partes del mundo para trabajar y colaborar con el avance del país integrándose como ciudadanía, hoy la noticia relata las peripecias de quienes emigran en busca de un buen presente y un futuro mejor todavía. Y a nadie se le ocurre pensar que esa pueda ser una estrategia de el proceso para ir ocupando el resto del planeta sin ruido, sin disparar ni un tiro, ni bombardear ni nada tan ruidoso y desacreditado como esa repentina invasión armada a Ucrania que hace meses ocupa los noticieros televisivos.
Por ejemplo, a las cotidianas noticias sobre la usual emigración nativa se añade una, inevitablemente pintoresca: Tras los requisitos formales requeridos legalmente al pasar la frontera mexicana quién sabe tras cuantas dificultades, con relativa amabilidad las probablemente republicanas autoridades americanas del sitio han enviado a los recién llegados en cómodos transportes a otras localidades de mayoría demócrata, incluyendo Martha´s Vineyard, un célebre lugar para veranear, tradicionalmente favorito de gran parte de la alta sociedad de allá, a algunos de cuyos miembros se vio brindando bocadillos a inmigrantes bien trajeados con donaciones de ropa recientes, con quienes el proceso astutamente contaría para ir invadiendo y colonizando todo el planeta. ¿Verdad que luce como para una de esas series de TV?
Aparte de que esa emigración a nuestro ejecutivo no le cuesta ni un céntimo, porque, aunque sea a duras penas se autofinancia, contribuye a aliviar la estrecha o nula economía familiar con las remesas que envía a quienes deja aquí.
En contraste, los medios informativos locales todavía disponibles, informan que el supremo ejecutivo ruso aliado está considerando enrolar a ciudadanía corriente junto con los 300.000 reservistas disponibles para seguir invadiendo a Ucrania, lo cual originó que más de mil ciudadanos rechazantes fueran «privados de libertad» (como oficialmente se dice aquí) aparte de mostrar inusitadas manifestaciones en contra debidamente aporreadas, sumadas a la compra compulsiva de boletos para salir de ahí en estampida lo más pronto posible. Ejemplos similares no faltan.
Mientras, huracanes, inundaciones, sequías, incendios, accidentes y desastres de todo tipo ocupan la TV, pero, cuando se aplaca la intermitente llovizna que cae por estos días, el cielo nos compensa aquí con momentos de una espléndida luminosidad.
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