Alirio Pérez Lo Presti: Cambio y recambio

Compartir

 

Nicolás Maquiavelo: “Cuando un príncipe se halla en la obligación de saber obrar competentemente según la naturaleza de los brutos, aquéllos a los que él debe imitar son la zorra y el león, enteramente juntos. El ejemplo del león no basta, porque este animal no se preserva de los lazos, y la zorra tampoco es suficiente, porque no puede librarse de los lobos. Es necesario, pues, ser zorra para conocer los lazos y león para espantar a los lobos, de modo que los que solo toman por modelo al león no comprenden sus intereses.” La inspiración probablemente la toma Maquiavelo de Cicerón. El zorro y el león, que se utilizan como símbolos de la astucia y el poder, tienen abundantes y antiquísimos antecedentes en toda la literatura.

Acción y reacción

Conforme aparezcan grupos preconizando esbozos de modelos o modelos ideológicos propiamente tales, que propendan a la terminación abrupta de las cosas como las conocemos, de la misma manera aparecerán fuerzas sociales que harán contrapeso. Mientras una mujer es asesinada por la policía iraní por mal ponerse el trapo en la cabeza, una funcionara del gobierno español propone la monstruosidad de avalar el abuso sexual infantil. En ambos casos, aturde el silencio de las vanguardias contemporáneas que se rasgan las vestiduras por males menores. Frente a los males mayores se impone la ceguera. Al final, en los sistemas tiende a imponerse el equilibrio y al hacer el balance de estos, si aparecen fuerzas de extremo, serán confrontadas por fuerzas radicales. Los sistemas son así. El peso y contrapeso de estos ha impulsado el destino de la civilización.

Diestros y siniestros

He escuchado por parte de personas conservadoras señalar que son liberales. De hecho, si nos topamos con cincuenta liberales, es posible que sean más las diferencias que las semejanzas en relación con la manera de ver el mundo. Pareciera que el término ya tiene un agotamiento que sesga su entendimiento y en general, el liberalismo en términos económicos vendría a ser lo que unifica el concepto. En los demás asuntos, las diferencias son desconcertantes. Por otro lado, en el siglo que corre, lo que conocíamos como izquierda en términos tradicionales se amalgamó con cualquier clase de lucha con visos de anomalía mental y terminó tramposamente convirtiéndose en lo que conocemos como progresismo. Ese desorden terminológico, en donde se confunden y condensan conceptos, tenderá a clarificarse conforme pase el tiempo. Mientras tanto, bien vale la pena comprar cotufas y comprar asientos en la primera fila.

La esperanza recurrente

Retomo nuevamente El Príncipe, porque no solo es la brújula que debería marcar el norte de tantos que se dedican a la política, sino que asombrosamente muchos de quienes se sumergen en tan agitadas aguas no conocen ni siquiera de refilón el texto. Como obra inmortal y viva, cada página sigue siendo para el más redondo aprendizaje. Tanto para saber cómo conducirse como para tratar de entender en qué fallan quienes un día se toman en serio la idea de cambiar el mundo.

@perezlopresti

 

Traducción »