Haití: Falta de gasolina, las bandas y ahora el cólera
Ariel debe irse y “Libertad”, fueron algunas de las consignas que pronunciaron los manifestantes que salieron a las calles de Pétion-ville para criticar la gestión del Ejecutivo ante la grave crisis social y económica que atraviesa el país
Miles de personas se manifestaron este lunes en Pétion-ville, en la periferia suroeste de la capital haitiana, para exigir la renuncia del primer ministro, Ariel Henry, a quien consideran incapaz de gestionar la crisis generalizada que afecta al país.
Los manifestantes, esgrimiendo ramas de árboles, recorrieron las calles de Pétion-ville coreando consignas contra el Gobierno, que en menos de un año ha aumentado dos veces el precio de los combustibles, con lo cual se dispara aún más el costo de la vida en el deprimido país.
“Pétion-ville en las calles, Ariel debe irse” y “Libertad”, fueron algunos de los gritos más escuchados durante la marcha contra Henry, que asumió el poder poco tiempo después del asesinato del ex presidente haitiano Jovenel Moise a principios de julio de 2021.
Acompañadas por una banda de música popular, muchas de las personas asistentes levantaron barricadas en llamas a lo largo del recorrido de la manifestación.
Este lunes estaba prevista la apertura de las escuelas e instituciones educativas de Haití para dar inicio al curso escolar, pero ello no fue posible debido al agudo deterioro de la crisis sociopolítica, económica, sanitaria y de violencia que sufre el país.
En las calles del área metropolitana de Puerto Príncipe no se ha notado la presencia de alumnos, las actividades están paralizadas y el transporte público circula lentamente por tramos de carretera llenos de todo tipo de basura.
Desde hace unas cuatro semanas, las protestas callejeras se han multiplicado en todo el país -especialmente tras el anuncio del aumento del precio de los combustibles- con incendios y saqueos en instituciones públicas, empresas privadas y organismos humanitarios.
En este contexto, el Consejo de Seguridad de la ONU va a preparar de forma urgente un paquete de medidas -que probablemente incluirán sanciones- para responder a la grave oleada de violencia que las bandas armadas han desencadenado en Haití.
Estados Unidos y México, los dos países que lideran el “dossier haitiano” en el Consejo de Seguridad, anunciaron la semana pasada que están preparando un borrador de resolución con ese fin, que prevén distribuir en un plazo de días al resto de estados miembros.
“No podemos esperar a que ocurra algo peor. Es necesario que tanto el Consejo de Seguridad como la comunidad internacional tomen con urgencia medidas adicionales”, dijo el embajador mexicano, Juan Ramón de la Fuente.
El diplomático subrayó que “el nivel de violencia registrado los últimos días es de verdad alarmante” y consideró que la respuesta internacional debe centrarse, en primer lugar, en la situación de seguridad.
En la misma línea, Estados Unidos subrayó que los haitianos “necesitan seguridad” y denunció que las pandillas están creando una situación de fuerte inestabilidad que requiere una respuesta.
Aunque ni México ni Estados Unidos adelantaron qué propondrán en la resolución más allá de la necesidad de incrementar el apoyo a la policía haitiana, varios países reclamaron ya acciones concretas, entre ellos China.
Beijing, tradicionalmente reacio a la imposición de sanciones internacionales, demandó durante la reunión celebrada la semana pasada castigos contra las bandas armadas y sus líderes, a quienes acusó de estar destruyendo los pilares de la sociedad en Haití.
Además, la delegación china consideró necesario que se imponga un embargo a las ventas de armas a grupos asociados con las pandillas para frenar la violencia, convirtiendo en vinculante una recomendación que ya se aprobó en julio.
Semanas atrás Haití fue escenario de graves disturbios, con manifestaciones y saqueos de instituciones privadas, públicas y humanitarias poco después de que el primer ministro, Ariel Henry, anunciara un aumento del precio de los combustibles en el mercado local.
Inmerso desde hace años en una crisis sociopolítica y económica, Haití vio agravarse aún más su situación tras el magnicidio de Moise.
A ello se suma la batalla que libran las bandas armadas en Puerto Príncipe y sus alrededores, que ha causado ya la muerte de centenares de personas y la huida de miles de la zona capitalina.
La enviada de la ONU al país, Helen LaLime, alertó ante el Consejo de Seguridad de una situación muy complicada y que no ha hecho más que agravarse en los últimos días. “Una crisis económica, una crisis de pandillas y una crisis política han convergido en una catástrofe humanitaria”, señaló.
Tras cerrar sus operaciones de paz en Haití, la actual presencia de la ONU en el país (BINUH) tiene carácter político y se centra principalmente en dar apoyo a las instituciones, en especial en el ámbito del Estado de derecho.
EFE
Haití: La falta de gasolina, las bandas y ahora el cólera
Las manifestaciones han sido multitudinarias estos días y han ido acompañadas de incendios, saqueos y el bloqueo sistemático de varias arterias y de regiones del país.
Junior Pierre conduce un mototaxi en Puerto Príncipe y, desde hace ya cuatro meses, se enfrenta a la falta de gasolina y al pago de precios desorbitados en el mercado negro. Él es un ejemplo de cómo los haitianos sobreviven a la escasez de combustible, la violencia de las bandas armadas y ahora también al cólera.
Tuvo que comprar un galón de carburante por 3.500 gourdes (unos 28 dólares por 4,5 litros) al quedarse sin gasolina en una zona sensible de la ciudad y confiesa a Efe que, ante esos precios, no tiene más remedio que subir sus tarifas.
“Tengo mujer e hijos, debo darles de comer y de beber”, dice este conductor, quien suele estar en el Carrefour de Gérald Bataille -a pocos kilómetros de la embajada de Estados Unidos- junto a su mototaxi, últimamente una de las principales formas de moverse en Puerto Príncipe dada la falta de otros medios de transporte.
Sin rastro de combustible
La falta de carburante en Haití afecta a todos los sectores: varios centros comerciales, empresas de servicios y hospitales han comunicado el cierre de sus puertas o han adoptado horarios restringidos, aunque prometen recuperar la normalidad cuando se resuelva el problema.
Pese a que hace unas dos semanas el primer ministro haitiano, Ariel Henry, anunció que los combustibles, cuyos precios se duplicaron en menos de un año, estarían disponibles en los surtidores, la realidad muestra todo lo contrario. Y la escasez persiste.
Henry indicó que los precios de los derivados del petróleo iban a subir, pero que serían inferiores a lo que se paga en el mercado negro, al tiempo que informó de una reducción de las subvenciones.
El anuncio de esa subida intensificó las protestas contra un Gobierno al que los haitianos consideran incapaz de resolver la crisis en la que está inmerso el país desde hace años, agudizada tras el asesinato en 2021 del presidente Jovenel Moise.
Las manifestaciones han sido multitudinarias estos días y han ido acompañadas de incendios, saqueos y el bloqueo sistemático de varias arterias y de regiones del país.
Sin embargo, parece que el carburante prometido existe, pero desde hace semanas la entrada principal de la terminal petrolera está bloqueada por el poderoso jefe de la alianza de bandas armadas G9, el expolicía Jimmy Cherisier, alias Barbecue, que ha tomado como rehén buena parte del área metropolitana de Puerto Príncipe.
Según asegura en Twitter la Terminal de Petróleo de Varreux, a 29 de septiembre el estado de sus existencias era de 5.978.574 galones (816.228 de queroseno y 5.162.346 de gasolina), pero a causa del bloqueo no se puede proceder a la carga de camiones desde el día 12.
“Las barricadas levantadas y las zanjas excavadas alrededor de la Terminal de Varreux hacen inaccesible el acceso de operarios, empleados y camiones”, denuncia.
Falta de agua potable pese al cólera
Ante esta situación, las autoridades se ven impotentes y va en aumento el mercado negro de combustible, que puede llegar a alcanzar los 5.000 gourdes el galón (40 dólares).
Ello repercute en todos los sectores. Este es el caso de la producción y distribución de agua potable, dado que depende de unos carburantes cada vez más escasos.
Algo en extremo preocupante ante la reaparición del cólera en Haití, enfermedad solo controlada desde 2019 tras la gran epidemia surgida poco después del terremoto de 2010 y cuyo origen estuvo presuntamente en un vertido de residuos fecales a un río por parte de cascos azules desplegados en el país, con el resultado de 520.000 personas infectadas y la muerte de al menos 7.000.
Desde el pasado domingo, la Caribbean Botting Company (CBC) -embotelladora del agua Culligan, muy consumida en Puerto Príncipe y las principales ciudades de provincias- no puede fabricar y distribuir su producto, pues, asegura, “nuestras reservas de gasóleo se han agotado totalmente”.
Otro sector que anunció recortes es el bancario, el cual a partir de la víspera solo abre sus sucursales lunes, miércoles y viernes y únicamente podrá atender a los clientes “mientras las bajas reservas de combustible de las instituciones bancarias lo permitan”.
La Asociación Profesional de Bancos pide la comprensión de los ciudadanos ante “esta medida excepcional y espera que se encuentre rápidamente una solución a esta dramática situación”, que pone a prueba a los haitianos una vez más.
Listín Diario de Republica Dominicana