Está muy bien que Venezuela apruebe el proceso de paz en Colombia, mediante una mesa de conversación a instalarse, en la primera semana de noviembre en Caracas, entre el gobierno del vecino país y los cabecillas del Ejército de liberación Nacional (ELN), pero deben implantarse las medidas de vigilancia necesarias para poner fin a un conflicto, que data desde hace 58 años cuando esa organización guerrillera comenzó a operar.
Tal es el planteamiento que formula, al ser entrevistada por El Impulso, la doctora Rocío San Miguel, presidenta de la organización no gubernamental Control Ciudadano, y experta en materia militar.
La adopción de medidas de vigilancia se imponen de inmediato, advierte, “no vaya a ser que estemos sembrando las variables de un conflicto en Venezuela.”
No caer en el mismo error
Hay dos aspectos que, a mi modo de ver, son claves, explica. El primero de ellos es que el proceso de paz con el ELN, en Colombia, no puede caer en el mismo error en que se incurrió con el proceso de paz con las FARC, en el 2016, en ese país en los efectos que el fin del conflicto tiene que ver con los países vecinos.
Los venezolanos debemos apoyar los procesos de paz en Colombia, pero que el fin del conflicto no signifique que los factores de ese conflicto se trasladen a los países vecinos.
En el apoyo que se le brindó a las FARC no se tomaron las medidas apropiadas para evitar que los disidentes de esa fuerza, desmovilizados, incluso, sus armas pasarán a los países vecinos como ha quedado demostrado con la presencia consolidada de ex combatientes de las FARC en territorio nacional.
No queremos que ocurra esto mismo con el apoyo que se brinda al proceso de paz con el ELN. Un proceso de paz tiene que tener un monitoreo de los efectos que produce en los países vecinos el fin del conflicto.
Suspender órdenes de captura
El otro aspecto que considero importante, pero hasta ahorita no ha sido planteado es un hecho que pasó por alto: la presencia del ELN en Caracas. Venezuela tiene que suspender obligatoriamente las órdenes de captura y extradición contra negociadores del ELN para que puedan ingresar al territorio venezolano de manera abierta y pasearse por Caracas.
No podemos olvidar que el ELN ha cometido delitos en territorio venezolano, donde tiene muchas víctimas y, además, realiza acciones ilícitas en la jurisdicción venezolana.
¿Qué hizo Gustavo Petro para poder auspiciar que funcionarios de su gobierno se reunieron con elementos del ELN en Colombia?, preguntó la doctora San Miguel e inmediatamente dio su respuesta: Suspender las órdenes de captura y extradición, porque de lo contrario es complicidad, connivencia. De manera que aquí el gobierno venezolano pasó por alto la obligación de suspender las órdenes de captura y extradición contra cabecillas del ELN para que la fiscalía no proceda a investigar de oficio y detener a esos individuos. Son aspectos formales que un país con Estado de Derecho toma el cuidado de hacerlo. Lamentablemente, como Venezuela no tiene un sistema de justicia autónomo, se pasa por alto ese detalle muy significativo e importante.
No olvidemos que aquí han estado los cabecillas del ELN que tienen responsabilidades por la comisión de hechos graves, perseguibles de oficio.
El ELN impone sumisión en Venezuela
Otro elemento que debiera tomarse en cuenta es que siendo país fronterizo con Colombia, para poder constituirse en garante en un proceso de paz tiene debe practicar lo que en Derecho Internacional se conoce como la neutralidad. Esto significa que debería tratar por igual el ingreso de un efectivo militar de Colombia a territorio nacional como el ingreso de una guerrilla del ELN. Esto es impedir su presencia en el territorio nacional. Lamentablemente vemos que estas medidas no se están tomando con respecto al ELN. Venezuela por acción u omisión se está convirtiendo en refugio del ELN que opera en varias zonas del país como ha sido denunciado por habitantes de los estados Zulia, Apure, Amazonas, Guárico y Bolívar.
El problema del ELN en sus operaciones en Venezuela es que se ha vinculado a los tráficos ilegales que existen a lo largo de la frontera; es decir no sólo al narcotráfico, sino también a minerales como ha sido denunciado por organizaciones internacionales.
El ELN impone justicia en espacios territoriales venezolanos, somete a la población y además comete otros graves delitos atroces, que han existido en el curso de los últimos años en la frontera venezolana.
Maduro debe rendir cuentas
Está bien aprobar el proceso de paz, dice la doctora San Miguel, pero hay que tomar las medidas de vigilancia en los efectos que el fin del conflicto va a tener en Colombia.
No vaya a ser que estemos sembrando las variables de un conflicto en Venezuela.
¿Ha sido un error del gobierno venezolano servir como garante en un proceso de diálogo entre el gobierno colombiano y un grupo armado irregular, considerado terrorista por Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y otros países?
-No lo veo como un error porque lo asumo como una realidad. El movimiento revolucionario que encarnaba Hugo Chavez a su llegada al poder manifestó abiertamente sus afinidades políticas con estos movimientos.
Partiendo de esa realidad, lo que debemos exigir los venezolanos frente han hecho que ya es irreversible es el de establecer condiciones a la actuación del gobierno de Maduro en sus funciones de garante del proceso de paz.
Entre esas condiciones están las de vigilar que los efectos perversos del ELN en Colombia no se trasladen a Venezuela.
Partiendo de la realidad de un hecho que ya está sobre la mesa, evitar los efectos perversos que ese hecho va a generar y puede estar generando en el territorio venezolano.
Ese es el deber de los venezolanos; es decir, de los liderazgos políticos, del liderazgo de la sociedad civil y de todos los habitantes de Venezuela.
Porque la frontera significa el 70 por ciento de todo el territorio nacional y la tenemos abandonada. Y es una realidad cada vez más preocupante la presencia de grupos armados, al margen de la ley, en el territorio nacional, entre ellos el ELN.
Doctora, ahora que usted dice eso, ¿recuerda que durante el desfile del 5 de julio, las propias fuerzas armadas venezolanas portaban pancartas en las que se leía un letrero que decía “Apure es nuestro» porque Apure está en manos de grupos irregulares?
Ese tipo de frases son muy lamentables porque lo que dan cuenta en definitiva es que se pone en duda, en algún momento, que eso efectivamente sea así. Cuando alguien dice esto es mío es porque está siendo disputado por otro. Y qué parte del reconocimiento de que el otro lo legitima frente a ello. Y ese tipo de frase, de arengas absurdas, que emite en un acto militar habla de fallo en el liderazgo, de fallo en la doctrina y de fallo en la narrativa en la fuerza armada nacional.
En conclusión, ¿Qué tipo de medidas de seguridad habría que tomar?
Hay que tomar medidas muy estrictas y ser vigilante de esa función que desarrolla Maduro. Incluso hay que exigirle a Maduro que rinda cuenta de los beneficios que esto produce al país, periódicamente. No basta decir que apoyar la paz es un noble propósito porque todos sabemos eso. Hay que reconocer que apoyar la desmovilización y dejación de armas del ELN en Colombia reviste peligro para Venezuela y allí es donde Maduro con su plan de ser garante en el proceso de paz, tiene que rendir cuenta a los venezolanos que esa desmovilización y dejación de armas no va a ser perjudicial para los venezolanos.
Pacífico Sánchez – El Impulso