La mitomanía, también conocida como seudología fantástica o mentira patológica, se trata de un trastorno sicológico que consiste en una conducta reiterativa propia de todo mentiroso. Viene a colación la actitud de algunos funcionarios del régimen, tal y como el caso que nos ocupa sobre un supuesto mecanismo injerencista de monitoreo contra Venezuela denominado “Misión de Determinación de los Hechos”, por Resolución aprobada en el Consejo de DDHH de la ONU, en virtud del abuso de los DDHH que con todo caradurismo, buscan una huida hacia adelante, involucrados en la vorágine de sus responsabilidades, aun cuando a continuación del preámbulo de la CRBV, ya desgastada por desacato sistemático a la misma, conlleva entre los valores supremos del Estado venezolano la “preeminencia de tales derechos, la ética y el pluralismo político” (artículo segundo), con lo cual el régimen ostenta , notoriamente, una doble moral ineludible e inobjetable ante los organismos internacionales que velan por el cumplimiento y observación de los mismos que sin conjeturas monitorean su administración sobre bases jurídicas, humanas, pragmáticas y libres de compromisos ideológicos tan deletéreos y perniciosos para el hemisferio.
En efecto, por la realidad que vivimos en Venezuela desde 2017, cuando comenzó la represión brutal y desproporcionada contra las protestas públicas organizadas por la sociedad civil y gremios laborales, hechos que indujeron, entre otros, a las sanciones, situaciones de las que el régimen y sus adláteres por el bien de la nación, deberían asumir su responsabilidad sin regodeos ni elusiones o involucionamos quedando atrapados en atraso y ruina inexorables e irreversibles por el engreimiento claro de nuestros líderes.