Clama, ante los ojos de Dios, la información noticiosa que sale del querido pueblo de Las Tejerías. Vemos el desastre ocasionado, en primera instancia por las lluvias y después cuando escuchamos a quienes deciden contar la realidad de lo que pasó, nos damos cuenta- así lo narran ellos- que un dique que debía ser reparado, se rompió y acabó con la mayoría de los barrios aledaños a los ríos y quebradas. Es una tragedia magna. Donde hay dos responsabilidades muy claras: las del régimen que no se ocupa de mantenimiento, ni de reparar, mucho menos de prevenir; y, por otra parte, la enorme cantidad de agua que cayó; si se hubiera actuado con prevención, ¿Se habría logrado algo? ¿Serían menores los daños? No hay cómo saberlo.
La circunstancia es parecida a aquella que se vivió en Vargas hace 22 años. En esta se conjugan varios factores para que nos desesperemos más y sintamos la tristeza, de un pueblo, que ha sido abandonado a su suerte, por un grupo de indolentes, ignorantes e inconscientes, que no sienten la más mínima piedad por el destino de los venezolanos.
Como si fuera poco, viene de inmediato, la limitación a la libertad de expresión, información y demás. No se les ocurre otra cosa que decir que “despierta angustia”. Al intentar acallar la información se violan varios artículos de la Constitución Nacional, específicamente el 57 y el 58. El ministro insiste en que no debe informarse, y “los periodistas estorban”. ¡Mi Dios! ¡Qué lenguaje en el Siglo XXI! Resulta, imposible de creer, en este momento, que alguien piense: no se debe informar. Debería este funcionario recibir unas clases, elementales, para que cuando se encuentre frente a un hecho de esta naturaleza, entienda, por que los países cultos, civilizados, del Primer Mundo pues, cada vez más amplían las libertades de expresión, llegando incluso, a no silenciarlas durante conflictos bélicos.
¡Ojalá pudieran comprender! No se trata de un invento circunstancial. La información es un dato reductor de incertidumbre, la noticia es lo novedoso, lo raro, lo preminente, lo actual. Se debe decir: información noticiosa. Recordando siempre: toda noticia debe ser informativa, más no toda información es noticia.
¡Qué fastidio! Dirán mis amables seguidores y contradictorios lectores, otra vez, lo mismo. ¿Por qué el mismo tema? Siempre hay posibilidad de qué alguien no haya leído la cuestión. Soy docente: repito y repito, confiando, que alguna vez, se lo aprendan de memoria. También que haya quien no me ha leído nunca, lo hace por primera vez, aprenda algo importante y necesario. Cómo dije, muchas veces a mis alumnos, cuando supe que Pastor Heydra, había sido nombrado ministro de Comunicaciones de Carlos Andrés Pérez: se trata, les dije, de un excelente alumno, un gran líder juvenil, un gran profesional, que sabia lo que se debía hacer. Un excelente funcionario: sabía como se debían manejar las comunicaciones y la información. Así es la vida. De repente da vueltas y quien menos se lo espera, se lo proponen y resulta en un cargo fundamental, en nuestro caso de información y comunicación. Aquellos que asistieron a clases, estudiaron, se graduaron, comprendieron la implicación de la comunicación y la información en la política; entendieron la trascendencia de lo informativo-comunicacional-noticioso, tuvieron actuaciones fundamentales y despertaron admiración. Otro caso, de un ex alumno exitoso, fue Iván Colmenares electo gobernador en el Estado Portuguesa. Se desempeñó con honestidad, rectitud y supo aplicar sus conocimientos comunicacionales a la vida política. Cito dos profesionales de primera que recuerdo. Hubo muchos otros. Sin embargo, los cito a ellos: estudiaron, se formaron, se prepararon. Pastor lamentablemente, murió en la isla de Margarita. Iván, entiendo que sigue en su nativa Portuguesa. Parodiando a los españoles, “encima de lluvias, censura”. ¿No es suficiente ese sufrimiento que ha ocasionado la lluvia, para que pretendan limitarles la libertad de expresión? Como sí no bastara con eso, también se quieren adueñar de los donativos, les quieren cobrar por dejarles pasar las ayudas, ¿Qué es esto? ¿Resulta o no terrible, que los guardias nacionales matraquean a la gente que lleva ayuda humanitaria? ¿Cómo es posible que personas desesperadas, pidan que algunos de quienes son los encargados de llevar los insumos, no se los apropien? ¿Qué está pasando? No me queda la menor duda: estos 24 años de socialismo del siglo XXI, donde se eliminaron las reglas y normas, que ellos denominaban “burguesas o pequeño burguesas” han creado gente sin principios, ni valores. Tampoco son religiosos, pues ninguno de los credos que existen, auspicia y perdona el robo y todo lo demás que observamos. ¿Qué podemos decirle a nuestra gente que sufre? Llegó el momento de reflexionar que quieren hacer con sus vidas y cómo. Lo he venido alertando: no hay más oportunidad. Se acabó.