La Matamata

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Esta tortuga es fácilmente diferenciable de otras por su cabeza grande, triangular, aplanada y alargada.

Cabeza, cuello, patas y cola son de color marrón. Cada pata delantera tiene cinco garras con membranas natatorias. Las colas de los machos son más gruesas y largas.

Su cuello es aplanado y bastante largo, más que la columna vertebral dentro del caparazón, y tienen a ambos lados salientes que le dan aspecto de sierra. Tiene un caparazón oscuro de 45 cm de largo. Su plastrón es estrecho, angosto, recortado adelante y marcadamente echado hacia atrás.

Puede mantener la respiración por mucho tiempo, quedándose inmóvil en el fondo de las aguas donde está, pero de igual forma prefiere aguas poco profundas en las cuales le sea fácil llegar a la superficie para respirar.

Cuenta con numerosas protuberancias en la piel. Esta particularidad le permite camuflarse en la mayoría de sus hábitat, lo cual la convierte en una cazadora muy efectiva; puede acercarse sigilosamente y tragarse a sus presas sin ser detectada.

Acecha y espera a su presa, permanece sumergida e inmóvil, su forma “rocosa” la ayuda a pasar desapercibida entre la vegetación circundante.

Al momento de cazar abre su boca al máximo, causando una corriente succionadora que le permite atrapar la presa. Cierra de golpe su boca y mientras que el agua es echada lentamente, engulle su alimento entero.

El comportamiento de la matamata es pasivo cuando se encuentra en aguas poco profundas, pero, por lo general, es un reptil con un comportamiento tranquilo llegando a estar mucho tiempo inmóvil.

De igual forma, se recomienda no alterarlas, pues su mordida es fuerte, y al no poder masticar, está acostumbrada a no soltar su presa.

La Matamata
La Matamata

Omar David Suárez – El Impulso

 

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