Resulta penoso que luego de casi 4 años de advertencias acerca del camino equivocado que se había iniciado para combatir al gobierno autoritario, los actores internacionales, se vean en la imperiosa necesidad de buscar ¨formas elegantes¨ de sacarle la alfombra a quienes jamás debieron ponérsela.
Más de 50 países capitaneados por EEUU, decidieron reconocer como presidente interino al entonces líder de la Asamblea Nacional, quien auspiciado por su propio partido en actitud desesperada y amateur, decidió autoproclamarse en una plaza pública, para sorpresa incluso de sus propios compañeros de alianza.
Lástima que esos sorprendidos no hubieran promovido una discusión responsable y seria, en lugar de haber callado y permitir con ello la prolongación de la agonía de los ciudadanos indefensos frente a las políticas del gobierno, cuya incidencia en la pobreza; el hambre, y la desesperación son indiscutibles. Pero frente a un gobierno de esa naturaleza, hace falta una oposición robusta y coherente que le haga presión constante, democráticamente hablando, y no buscando subterfugios, ni salidas ajenas a la constitución.
Ahora se impone el pragmatismo, y en medio de la invasión de Rusia a Ucrania, y las sanciones impuestas por EEUU, y sus socios europeos a los primeros, no pueden acceder al petróleo que antes le compraban a los rusos.
Ya es ampliamente conocido el hecho de las negociaciones que se están llevando a cabo entre los dos gobiernos de manera directa, para acceder al petróleo venezolano, y ello produjo otras negociaciones como el canje de presos, y otras que –hasta ahora- se desconocen.
No obstante, luce altamente posible y algunos voceros del gobierno norteamericano lo han sugerido, que en medio de esas conversaciones el gobierno de Venezuela exija reconocimiento de su legitimidad, por lo cual, en breve pudiera ocurrir con el consecuente reinicio de relaciones diplomáticas, y comerciales, lo cual, será positivo en términos del mejoramiento económico de nuestro país.
Una medida semejante, decreta la emergencia extrema o extinción del bando de la plataforma unitaria, sostén de Guaidó, y el G4, quienes tienen ahora el apremio de hacer unas primarias sin alma, y sin votos, vistas las encuestas más recientes.
Decidieron volver a la vía electoral, sin hacer mea culpa por las convocatorias recurrentes a la abstención, y luego de haber destruido el voto como arma eficaz para combatir al gobierno, ahora no encuentran acompañamiento en la ciudadanía.
En la más reciente medición de la reconocida encuestadora Datanalisis, el oficialismo sobrepasa abiertamente a todos los factores de oposición, en conjunto e individualmente considerados. Esto quiere decir, que Maduro o quien quiera que sea el abanderado del gobierno, le ganaría las elecciones a la oposición paradójicamente.
Resulta inaudito que luego de 23 años de malos gobiernos de Chávez y Maduro, la oposición haya sido incapaz de organizar una fuerza democrática para contrarrestarlos electoralmente, y convertirse en alternativa de poder.
Hoy cunde el desánimo, la incoherencia, y me luce que en Enero también la desesperación, en vista de que se avecina el reconocimiento internacional de Maduro, y eso cambia radicalmente el panorama, con un gobierno que supo adaptarse a la circunstancia y esperar para lograr su objetivo.
Ahora con menos apoyo internacional; la presión por rendir cuentas del dinero que desde el exterior les ha llegado en miles de millones de dólares; el manejo de Monómeros y Citgo, y en medio de las primarias sectarias y excluyentes, la conclusión es obvia: derrota cantada!
No tienen legitimidad para convocar primarias, fracasaron. Solo serán útiles si se suman a la construcción de un programa de gobernabilidad, y a la búsqueda de un candidato de consenso que dirija la transición en paz, y democracia para todos, pero fuera del seno de esos grupos que no cumplieron.
Hagamos lo correcto antes de que sea tarde. Hay que pisar tierra.
@romanibarra