Desde que el oprobioso régimen que nos pisotea encharcó de “excrementos y alacranes” el ejercicio de la política en Venezuela, me prometí, en mi condición de comunicador y servidor social, no hablar más de la entelequia y ruin politiquería que sembraron.
Como la mayoría de los venezolanos que abrigamos esperanzas, no los esquiroles, ni los falsos colaboracionistas “NINI”, que abundan por doquier, estoy realmente asqueado de tanta inmundicia.
Para nadie es un secreto que el país y su fulgurante desenfreno, está minado de apocalípticos presagios.
Pero es oportuno abordar el tema político por “algunas cosillas” que rodearon la sorpresiva visita de Gustavo Petro, a Nicolás Maduro, este martes 2N, dejando en el ambiente, una estela de suspicaces conjeturas.
Ya el juicio de los analistas “non santos”, y no siempre acertados, dispuso que el encuentro se pospuso varias veces, “para evitar la comprometedora foto”.
En particular, me sorprendió el tratamiento de “Hoy para ayer”, que la Casa de Nariño, diera al anuncio de la visita, con un escueto comunicado y resumida agenda de cuatro puntos: frontera, derechos humanos, relaciones bilaterales y amazonia, apenas a horas, de que se produjera. Desconocemos si hubo comunicación previa entre Bogotá y Caracas.
Pero lo que más me llamó poderosamente la atención, fue la aparición de un inusual video que irrumpió en las redes sociales, horas antes de la llegada de Petro, donde aparece el “Ciudadano” Leopoldo Castillo, con un verdadero “tubazo” noticioso, sobre la visita. (Sabemos, que no es su estilo de comunicador responsable y probada solvencia profesional, Eso sí, siempre muy bien dateado. ¿Sabrá algo que ignoramos?) ¿O será obra de algún duendecillo?
Este el texto de su breve mensaje: “En pocas horas llega Petro a Caracas, para poner orden. ¿Orden dónde?, en los militares venezolanos, para mantener, sostener, las rutas, las trochas cerradas y poder abrir el paso cómodamente entre Colombia y Venezuela”. Admitió que no es nada sencillo. Pero agregó, “que es el compromiso de Petro con los militares colombianos. Y los militares colombianos están cazándolo a ver si tiene autoridad, y si garantiza lo que habla. Ya sabemos que Maduro no puede, que es débil, que cede ante el poder de los militares con Padrino López a la cabeza. ¿Qué va a pasar?, no lo sabemos, pero esta encrucijada es clave, porqué uno de los dos, queda debilitado”, vaticinó.
Como es sabido, previo al encuentro, Petro denunció públicamente, el tráfico de las “mafias de militares venezolanos y colombianos en la frontera de ambos países. En Miraflores, abordó el tema, pero fue muy claro y contundente en el verbo: “el primer paso es reconstruir la frontera en manos de las mafias “multi-crimen”, cuya cabeza es multinacional y expresión de un fracaso que se llama guerra contra las drogas que comenzó hace 50 años (…) “lideradas desde la Casa Blanca”. Al final sugirió, “golpear ya no tanto al obrero del narcotráfico, sino a los dueños del capital” (…).
Lo cierto es, que el preciso y hasta conciliador discurso, que según versiones de prensa, Nicolás cortésmente, le cedió a Gustavo, no se corresponde con las voces agoreras que presagiaron su visita, como el detonante, para el inicio de una eventual alternabilidad y transición del poder en Venezuela.
Y lo que sería la piedra angular, de la reinserción de Venezuela, al Sistema Interamericano de Derechos Humanos (Sidh), “para acatar el riguroso respeto” a la integridad ciudadana, y responder a las 35 demandas sobre violación, pendientes en ese organismo, tampoco está claro, como adelantaron tales voces.
Por el tono del discurso, lo que se infiere, es una invitación a infiltrar el Sidh, “para fortalecerlo por dentro” (…) “bajo los nuevos signos, del nuevo mapa geopolítico que se dibuja tras el triunfo de Lula Da Silva en Brasil…”, “y generar una verdadera integración Latinoamericana”(…).
En conclusión: Hay que leer el discurso completo de Petro, para desmenuzar que se cocina, entre Gustavo y Nicolás, ¿Cuál de los dos queda más débil o fortalecido, que el otro?, ¿O, si ambos a la vez?
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