Leonor Peña: Nolberto García, un maestro del pan tachirense

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Soy oriundo de Pregonero, Distrito Uribante en el Estado Táchira.

Todo comenzó cuando me buscó para que le llevara su almuerzo, me contrató se puede decir, un maestro panadero que trabajaba en la panadería de mi pueblo, y me pagó para que le llevara su comida del mediodía. Así me acerqué, y encontré, mejor dicho conocí ese trabajo de hacer pan. Así entré al mundo de la panadería.

Comencé desde muy niño como aprendiz y ayudante de una panadería. Me inicié como repartidor de pan a los seis años, cuando cumplía mi labor de empacar para luego ir con el chofer de la camioneta que cargábamos a entregarlo. Era un trabajo de ayudante, de apoyo al repartidor, de lo que hoy se llaman “domicilios”. Llevábamos el pan recién horneado, recién hecho para los clientes que lo compraban, lo pedían por encargo.

Ese fue mi primer trabajo a los seis años, con permiso especial de las autoridades de entonces, que lo permitían porque era una manera de contribuir a mejorar el presupuesto familiar. Así comencé a trabajar de empaquetador de pan y de ayudante del repartidor. Yo era quien tocaba en la puerta de cada casa para entregar el pan, cumpliendo con los pedidos que hacían las bodegas del pueblo y algunas familias.

En esa panadería me contrataron para trabajar en la madrugada, embolsando el pan que se tenía que entregar. Serían como las cuatro de la mañana, a veces hasta más temprano, cuando comenzaba la tarea, la camioneta nos llevaba a repartir ese pan recién salido del horno. El reparto se hacía algunas veces en el día, a pie, iba a entregar pedidos especiales

En eso estuve hasta los ocho años, cuando nos mudamos a San Cristóbal. Aquí también me contrataron para lo mismo, aquí se repartía a diario el pan, se llevaba a las bodegas, ventas de pan, mercados, y a domicilio en las quintas y casas de la ciudad que eran buenos clientes. Se entregaba el pan en camionetas y algunas panaderías tenían motos con su caja de madera, su cajón con el nombre de la panadería, y en él se guardaba el pan ya en bolsas para cada cliente.

Un aprendiz “preguntón”

Comencé a aprender, comencé en la panadería preguntando. En Pregonero me decían “preguntón” y por preguntón aprendí y fui dando los primeros pasos en mi oficio, en mi único trabajo, en lo que ha sido mi labor constante en mi vida. Es lo que sé hacer: Ser panadero.

Ya como panadero, mí primer trabajo en San Cristóbal fue en la Panadería La Concordia, del señor Guillermo y el señor Silva. Después me fui con los señores Fernando y Álvaro Da Silva, para la Panadería La Criollita, en La Ermita; y estuve en otras panaderías, siempre aprendiendo.

Mi primer amasado / Mi primer pan

La primera masa que preparé fue la masa de esa cemita de a puya, que era lo que se hacía entonces, se vendían a tres por locha. Eran tres cemitas que se vendían por una locha, 12 céntimos y medio, es decir tres puyas. Esa cemita era como lo que hoy se conoce como “pegueta”. Tenía ese precio: una puya, y se llamaba así: Cemita de a puya.

-Usted comenzó muy temprano y conoce el mundo panadero. Vamos a hacerle la pregunta que todos se hacen…

¿Cuál es el pan más pan de todos los panes tachirenses?

Es el pan de leche o camaleón.

_ ¿Por qué se le decía Pan de leche o camaleón?

-¿Y por qué ese nombre de camaleón?

-Porque uno hacía como una figura, un moldeado a mano, se moldeaba una especie de lagartija o iguana, o como se dice aquí una “tuteca” y se colocaba encima, sobre el pan. Era como el lomo del pan. Como una marca un relieve que llevaba el pan de leche. Eso le dio ese nombre de Pan Camaleón.

Hoy ya en las panaderías se pide como pan de leche; pero su nombre, por el que fue conocido y reconocido es el pan camaleón.

Creo que ese es el pan, el auténtico pan tachirense.

Nolberto Garcia
Nolberto Garcia

Nolberto García

 

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