La tolerancia consiste en admitir y soportar las diferencias entre las personas en relación a sus ideas, creencia, prácticas o costumbres. Asimismo, consiste en el reconocimiento a las disconformidades naturales humanas, a la variedad de culturas, las religiones o las maneras de ser o proceder de una persona. Las cualidades y actitudes nos acompañan diariamente. Las mismas se desarrollan aunadas con la experiencia y de acuerdo a las situaciones vividas todos los días, nos adaptamos a nuestra capacidad de tolerancia, respecto, paciencia y camaradería. Es recomendable que los seres humanos desde su niñez aprendan y desarrollen esas cualidades para cuando sean adultos se haga más fácil y común la convivencia y la relación con nuestro entorno y a la vez consigo mismo.
En aconsejable fomentar la flexibilidad desde la sala de clases, en nuestros hogares y en los sitios de aglomeración de personas. En este sentido, los padres, profesores y los integrantes de la sociedad son el espejo donde los niños y adolescentes se miran y tratan de imitar su comportamiento. Veamos algunos ejemplos e ideas para practicar en forma amena y segura la tolerancia. Entre ellas sobresalen: presentar imágenes que indiquen la diversidad y así hablar de ellas y lo que representan; jugar con apariencia de percepción para demostrar que pueden existir diversos puntos de vista y por tanto, cada uno es válido; realizar actividades con cuentos relacionados con la tolerancia; debatir cómo hacer un mundo más tolerante, para ello el debate y el intercambio de opiniones es un buen ejercicio; respetar las diferentes ideas a pesar de que no coincidan con las suyas…
Existen unos cuantos pensadores que han ahondado sobre la tolerancia. En los más notables figuran: John Locke, filósofo inglés (1632-1704), quien elaboró su defensa en la Carta sobre Tolerancia en 1625, Voltaire en el Tratado de la Tolerancia de su Diccionario Filosófico y otros cuantos intelectuales notables.
Vista la importancia social de esta práctica común entre las personas, la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución 51/95 de 1996, “invita a los Estados Miembros a que el 16 de noviembre de cada año observen el Día Internacional para la Tolerancia con actividades adecuadas dirigidas tanto a los centros de enseñanzas como al público en general”. Por tal motivo expresó: “La tolerancia, ni indulgencia, ni indiferencia: respeto. Las Naciones Unidas se han comprometido a fortalecer la tolerancia mediante el fomento de la comprensión mutua entre las culturas y los pueblos. Este imperativo está en la base de la Carta de las Naciones Unidas y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y es más importante que nunca en una era que el extremismo y el radicalismo violentos van en aumento y en que se amplíen los conflictos caracterizados por un menosprecio fundamental de la vida humana…” Así las Naciones Unidas han reflejado en su Carta fundacional lograr la cooperación internacional en la solución de cuestiones de aspecto económico, social, humanitario, cultural, en el desarrollo y aliciente del respeto de los Derechos Humanos. Igualmente en la Declaración de Principios sobre la tolerancia admitida por la UNESCO en 1955, manifestó: “La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y maneras del ser humano”. Además, expuso: “Este día sirve para reflexionar sobre la educación en la tolerancia, así como para analizas los problemas de intolerancia locales y mundiales”. En resumen si somos todos tolerantes seremos más cultos, más inteligentes y más humanos. De esa forma seremos una especia de esponjas disponibles a absorber conocimientos, experiencias, sentimientos y hobbies de las personas de nuestros alrededores.
Recordemos el Día Internacional de la Tolerancia y todos debemos tener presente que el objetivo central de esa efeméride está dedicada a la comprensión entre las múltiples culturas y los pueblos. Así descartamos la violencia contra los seres humanos por pensar y actuar diferentes a nosotros. Por eso, es esencial que los esfuerzos para incrementar el respeto, la tolerancia y la aceptación mutua, no deben disminuirse ni eliminarse. Practiquemos a diario con devoción la tolerancia con el propósito de incentivar y promover la natural convivencia, la paz y la estabilidad social.