Finalmente vuelven a la mesa de negociación en México, las comisiones del gobierno del Presidente Maduro, y una parte de la oposición venezolana conocida como la plataforma unitaria, es decir, el G4-PU.
Muchas mediaciones y presiones para continuar las negociaciones, luego de que el gobierno de Maduro se levantara de la mesa a raíz de la detención del empresario colombiano Alex Saab, a quien el oficialismo quiso convertir en ¨diplomático¨ a la carrera, y no de carrera, precisamente para tratar de salvarlo con la inmunidad correspondiente.
Por voceros norteamericanos se conoció que el colombiano Saab había estado negociando (cantando) con la administración norteamericana desde el año 2018, lo cual, deja al gobierno venezolano muy mal parado, aunque ello no sea importante para quienes actúan con desparpajo, confiados en su poder de negociación, habida cuenta de que esa oposición llamada G4-PU les regaló el control de todas las instituciones del Estado venezolano con su reiterado llamado a la abstención electoral.
Para esta nueva fase de las negociaciones el gobierno venezolano incorpora a la ciudadana italiana Camila Fabri, esposa del colombiano Saab, la cual, tiene investigaciones abiertas en su país por presuntos vínculos con hechos de corrupción. Esto hace presumir que el gobierno venezolano pretende traer a la mesa como punto esencial la detención de Alex Saab, así como el levantamiento de las sanciones contra Venezuela, aprobadas por el gobierno de EEUU, y la comunidad europea, promovidas por el G4-PU, para asfixiar la economía venezolana, con el consecuente daño a la ciudadanía.
Hay un factor importante en el medio de esta nueva etapa de negociaciones, y es que a raíz de la invasión rusa a Ucrania, norteamericanos y europeos echaron mano –otra vez- de las sanciones, y Rusia respondió cerrándoles el suministro de petróleo y gas, lo cual, los obliga a voltear hacia Venezuela donde podrían conseguir el suministro seguro de ambos recursos, y ello ya está siendo negociado directamente entre el gobierno de Biden y el de Maduro.
De manera que hay que estar preparados para una ronda de negociaciones muy pragmáticas que probablemente resuelva de manera express el conflicto de Saab, tal como ocurrió con los sobrinos de la pareja presidencial venezolana, a cambio de algo importante para la contraparte, es decir, petróleo y gas para Norteamérica y Europa, y seguramente vinculado con el hecho electoral antes abandonado sistemáticamente por el G4, quienes ahora regresan a regañadientes, pensando más en el financiamiento internacional, que en derrotar a Maduro.
Todas las encuestas demuestran que sin unidad de todos los factores de oposición, incluyendo al chavismo disidente, es cuesta arriba derrotar a Maduro, quien tiene un apoyo sólido del 20% de la población, pero ese ínfimo porcentaje pareciera suficiente para ganar, habida cuenta de la división profunda que reina en las oposiciones, capaces de hablar y negociar con el gobierno, pero incapaces de ponerse de acuerdo entre sí, en una guerra de insultos y descalificaciones mutuas.
Por eso, entre otras cosas sugeridas en artículos anteriores, estamos convencidos de que las primarias que pretenden convocar, no solo no resuelven el problema, sino que lo agrava.
En nuestra opinión, la oportunidad de derrotar a Maduro, y poder gobernar en paz, pasa por el hecho de la discusión y aprobación de un programa básico de gobernabilidad que ataque con urgencia la crisis de los servicios, y luego la escogencia de un líder de consenso que conduzca la transición; con amplia experiencia política; libre de odios y venganzas; que pueda entenderse con gobierno; oposición; militares; empresarios y trabajadores, academias, y sociedad en general, con amplias relaciones internas e internacionales que genere confianza y logre inversiones cuantiosas y seguridad jurídica para el desarrollo de Venezuela en el corto; mediano y largo plazo. Seguiremos insistiendo.
@romanibarra