Carlos Ñáñez: Disyuntiva cambiaria, razones que hacen complejo estimar

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El mercado puede permanecer irracional más tiempo del que usted puede permanecer solvente. John Maynard Keynes.

La crisis multifactorial que atraviesa Venezuela es cada vez menos inocultable en el ámbito y especialmente en el ámbito económico sus efectos se dejan ver en los síntomas de una recurrente devaluación del signo monetario, que trae a colación los resultados de aquel agosto negro de este año, así pues a finales del segundo cuatrimestre del año, visto que la política de flotación sucia, en la cual el Banco Central de Venezuela actúa como un agente del mercado para lograr mantener artificialmente controlado el tipo de cambio, es insostenible y costosa, los efectos no pueden ser otros que los de una disyuntiva que propenda al deslizamiento cambiario y aceptación de mayor grado de inflación en medio de una economía absolutamente dolarizada de facto y por ende inmersa en distorsiones importantes, entre las que se encuentran la desigualdad en la renta, la presencia de estructuras de costos absolutamente inviables de las empresas privadas como resultado del colapso del Estado, ha devenido pobreza de carácter multidimensional de 81%, reversión de la pirámide demográfica e insisto iniquidad en el ingreso.

Los valores para el mes de agosto de la conducta del tipo de cambio oficial, tomado de las estadísticas del Banco Central de Venezuela daban cuenta de una robusta posibilidad de contar con un valor del tipo de cambio cercano a los 10 bs por dólar y de 12 bolívares en su esquema paralelo, sin embargo, al culminar la antepenúltima semana de noviembre y con intervenciones desde el BCV; por un orden de 420 millones de dólares la cotización del tipo de cambio en ambos esquemas es la siguiente:

*10,72 Bs/USD (cambio oficial)

*12,63 Bs/USD (cambio paralelo)

*Brecha cambiaria de 17,82%

Lo importante de la conducta del tipo de cambio, subyace en la brecha cambiaria pues las expectativas de allí derivadas dan cuenta de la volatilidad del esquema cambiario y el  efecto que este causa sobre la emisión terciaria de dinero y por ende el sostenimiento de la alta inflación, en una sociedad fracturada por la pobreza, en donde más de la mitad de su población no percibe cien (100 USD) al mes, manteniendo indemne el tema de la multidimensionalidad de la pobreza, medida en el ingreso, en las necesidades básicas insatisfechas y en la incompatibilidad de lo que se denomina normalidad.

La meta de mantener una inflación de 100% para finales de año, es insostenible sobre todo cuando comparamos el dato de inflación del mes de octubre de1 55%, sin conocer las cifras ciertas de deuda pública y de las fuentes de financiamiento del déficit es cuanto menos imposible determinar si seremos o no defenestrados de nuevo a un período de hiperinflación, en términos microeconómicos no existe recuperación , ni bienestar sobre todo sí existe una iniquidad tan extrema como la vivida en nuestro país.

Las sombras de la inestabilidad se posicionan como los heraldos negros, de una verdad a voces intentada acallar, bajo el influjo de las posverdades de la recuperación, misma que desde luego comienza a desacelerarse a ritmos importantes y de un optimista diez por ciento se contrae a menos del cinco por ciento acotado en los sectores de comercio y servicios.

El daño en el país no se acota solo a la esfera económica, en fin la economía esta al servicio de los grandes intereses y no al contrario, el daño es humano, espiritual, antropológico, es decir de un homus economicus involucionamos al homus saucius o enfermo y una sociedad afectada por una ola de pobreza jamás podrá ostentar crecimiento real, tangible y sostenible, el rebote económico es un espasmo inter catatonia, incapaz de lograr reactivar a la economía, después de siete años de caída del PIB, es imposible que con un 4% de recuperación se logre consolidar crecimiento.

Se siguen manteniendo las fallas de base y no existe política monetaria, subyaciendo todo en los desvíos fiscales, la crisis cambiaria es el resultado de años de inobservar la sostenibilidad del tamaño del estado, los pagos fraccionarios o parciales solo logran administrar la crisis vivida en agosto, pero al final caos es entropía y desorden así sea forzado a comportarse de manera acotada.

Como corolario el país no se arregló, los mantras y reduccionismos, solo dan cuenta de la  depauperación de la gnosis pivotada en el cada vez más rudimentario lenguaje con el cual nos comunicamos e intentamos construir cadenas de causabilidad eficientes, capaces de recrear la verdad, en tal sentido menos podemos afirmar que es lo que ocurre en materia de la situación económica.

Los especuladores son una consecuencia y no una causa de los precios altos. John Maynard Keynes.

 

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