Rafael Ramírez: A 20 años del sabotaje petrolero, se consuma la entrega

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En mi artículo de hoy hablo sobre una triste y cruel paradoja: justo a los 20 años del Sabotaje Petrolero, el gobierno firma contratos con Chevron, aceptando los términos y condiciones de la licencia norteamericana, por encima de la Ley y la Constitución.

En aquel momento, ni al presidente Chávez, ni a ninguno de los que estábamos a su lado en la batalla, se nos ocurrió ceder en nuestros principios y, mucho menos, abdicar las conquistas nacionales históricas contenidas en la Constitución y la Ley Orgánica de Hidrocarburos. Esa es la gran diferencia entre un líder y un gobierno revolucionario, como el de Chávez, y el gobierno genuflexo y entreguista de Nicolás Maduro.

Resulta indignante, y más que eso, triste, ver cómo, a 20 años del infausto Sabotaje Petrolero, las autoridades de este gobierno claudicante, firman en un “Salón Simón Bolívar” vacío, en la desolada sede del Ministerio de Petróleo y  PDVSA La Campiña –otrora, epicentro vibrante de la Soberanía–, unos “contratos” secretos, entre PDVSA –o lo que queda de ella– y la Chevron.

Los contratos firmados con Chevron al amparo del secretismo y la entrega de este gobierno, son nulos de toda nulidad, ilegales y deberán ser revertidos cuando tengamos un gobierno soberano que actúe en defensa de los intereses del país.

Con esta licencia y contratos que el gobierno ha celebrado con la Chevron, el madurismo certifica el DESPOJO, se lleva por el medio toda nuestra doctrina petrolera, nuestra condición de propietarios del petróleo, nuestra soberanía fiscal y la posibilidad de poner el petróleo al servicio del pueblo, al servicio del país.

Con Chávez Siempre, ¡Venceremos!

 

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