Hoy me gustaría compartir tres reflexiones:
Toderos por montón
Hay toderos. Literalmente son aquellos que se dedican a explicar y ostentar conocimientos en torno a cualquier cosa que acontezca. Son expertos en todo y literalmente expertos en nada. Pueden dedicar horas a explicar la invasión de Rusia a Ucrania o la salida de Pedro Castillo del poder y lo hacen con desfachatez y ligereza que solo puede provenir de una incapacidad de conocer los temas sobre los cuales hablan con aparente propiedad. Mientras más campos del saber dominan, más superficiales se van haciendo. En la contemporaneidad, las redes sociales están plagadas de estos caricaturescos personajes que para colmo de males logran hacer que algunas personas les crean y se transforman en entes con capacidad de influenciar la opinión de los demás.
Literatura y otros géneros
Conversando con buenos amigos lectores en un café por los lados de Vitacura, coincidíamos en que hay libros que trascienden el propio género en el cual aparecen circunscritos y terminan por desdibujarse al punto de que es muy difícil poder encasillarlos. Estábamos en esa conversa cuando asomé mi percepción de que Ensayo sobre la ceguera, del escritor José Saramago, se podía leer más en clave ensayística-filosófica que como narrativa. Para mi sorpresa, coincidimos en la misma interpretación que nos llevó a otra, que es que con los libros de narrativa, en especial con el caso de la novela, ocurre que hay un montón de autores que han tratado de que su obra novelística sea más que una experiencia estética y trascienden por los caminos de un arte que conduce a laberintos de pensamiento que engrandecen la obra si es un buen escritor, como el caso de Saramago. Es fácil estrellarse al tratar de hacer una genialidad como esta y algunos ensamblajes fluyen mal si el escritor no domina el arte de las palabras a la par del oficio de cultivar ideas.
Juicios, prejuicios y puntos de partida
Generalmente las personas que opinan sobre esto y lo otro, sin mucho afán de profundizar, parten desde su percepción de las cosas que en realidad constituye un prejuicio condicionado por asuntos mal aprendidos y peor procesados. Un prejuicio es un juicio previo que se enclava antes de emitir un postulado. Si un prejuicio (juicio previo al desarrollo de una idea) es el punto de partida para elaborar un montón de premisas, lo más probables es que la totalidad de las premisas elaboradas sean asuntos totalmente falsos o a lo sumo, un compendio de medias verdades. Lidiar con la falsedad y los farsantes forma parte de las cosas con las cuales debemos seguir adelante, sin perder el tiempo en contemplaciones estériles. No es muy difícil saber quién puede potencialmente ser una referencia medianamente coherente, en un universo de estafas y ventas de imágenes sin sostén alguno. El transitar por el siglo XXI va de la mano de complejidades aparentemente inéditas que, si logramos ser acuciosos, pueden ser categorizadas y hacerse entendibles, en un ejercicio de pensamiento en donde una vez más la buena lógica y el afán de reflexión deberían por imponerse, a la hora de hacer aclarar las cosas. A fin de cuentas, si lo vemos bien, la posibilidad de pensar en relación a un asunto es hacerlo entendible.
@perezlopresti