José Gerardo Mendoza: Ingratitudes de la vida

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Se dice que el que copia no aporta nada y por favor que no se tome esto como que soy un copión, jamás ha pasado por mi mente; este escrito me lo envió otro positivista que siempre coincidimos: con el permiso del autor me permito compartirlo con mis lectores y a la vez sirva como un mensaje a García y un recordatorio y advertencia a las ingratitudes que abundan, que este también sea un llamado a tantos corazones duros que han terminado en desamor e indiferencia y hasta desprecio por aquellos que han dado todo por sus hijos y nietos; aunque leí, un pronunciamiento de Taro Aso Ministro de Japón y otros individuos que deben pensar de igual forma, donde dicen que las personas de tercera edad ya no deberían de existir y deberían desaparecer para salvar la economía, porque su mantenimiento tiene un costo muy alto; personajes despreciables o falta de humanidad, estos inhumanos dan la impresión que tienen los sentimientos en el trasero y el corazón en los talones; si estas personas que hicieron ese pronunciamiento son líderes reconocidos en el mundo, supuestamente con muy buena formación ¿qué podemos esperar de los que no gozan de esto? ¿Será que se va a cumplir lo que dijo Oscar Wilde?  Que a los viejos hay que matarlos chiquitos.

El abuelo

Papá, quiero que me digas;

¿Por qué está triste el abuelo?

¿Por qué saca su pañuelo para secarse las lágrimas cuando cree que no le vemos?

¿Por qué ya no está feliz, y solo cuando le beso a la vuelta del colegio, yo le veo sonreír?

 

Dime tú, ¿por qué papá?

¿A dónde lo vais a llevar?

Yo te escuché la otra noche cuando hablabas con mamá decir que al abuelo ya le falla la memoria y que estáis buscando un lugar donde lo puedan cuidar

 

El niño miró a su padre buscando una explicación.

Y el padre se conmovió, al ver en los ojos del pequeño un infinito dolor

 

Y el chico seguía insistiendo: Papá… ¿Por qué? dímelo…

Hijo, el abuelo está mayor y necesita cuidados yuna especial atención.

Lo llevaremos a un sitio donde estára bien cuidado.

En un centro para ancianos estará mucho mejor

 

Yo no lo dudo papá.

En ese lugar yo sé que lo cuidarán.

Pero estará rodeado de extraños sin el calor familiar.

Porque…. ¡Un centro no es un hogar!

 

Tú decías la otra noche cuando hablabas con mamá, que el abuelo ya está torpe, que ya tropieza con todo y que apenas puede andar.

Y en estas circunstancias en casa no puede estar.

-¿Tú no recuerdas papá, quién te enseñó a caminar?

¿Quién te levantó del suelo mil veces cuando caías?

¡Era el abuelo, papá!

 

Yo también te oí decir cuando hablabas con mamá, que ya estábas muy cansado de ver como él ya derrama la comida, porque le tiemblan las manos…

Es lo mismo que tú hacías cuando eras un bebé. Y fueron él y la abuela quien te daban de comer.

Ellos a ti te cuidaron desde que tú eras un niño y no te podías valer.

Ahora las circunstancias han cambiado. Y hoy, es a ti, quien te necesita él.

 

Papá, no te lleves al abuelo del entorno familiar.

Deja que acabe sus días en su casa o en la nuestra.

Ya le queda poca vida y se merece vivirla donde mismo tú creciste, en el calor de un hogar

 

Pues la vida es una noria que no para de girar…

Hoy, él está abajo y tú arriba, pero mañana recuerda que el abuelo tú serás.

Y tú me vas a enseñar con lo que hagas con él, lo que yo el día de mañana contigo tengo que hacer.

 

El padre miró a su hijo con lágrimas de dolor,

y estas palabras le dijo:

Tan pequeño como eres hoy me has dado una lección.

Y esa lección es tan grande que he cambiado de opinión.

El abuelo ya se queda con nosotros”esa es mi decisión.

 

Buscaremos mil ayudas de personal competente, colaboraremos todos.

Y haremos feliz al abuelo hasta que Dios se lo lleve cuando lo llame la muerte.

 

Porque todo lo que soy, lo soy gracias al abuelo.

Y lo que yo haga por él, antes él lo hizo por mí. Por eso yo se lo debo.

 

A todos los que son hijos hoy les quiero recordar, que un día serán abuelos. No lo olviden jamás…

Comiencen por darle lo mejor a su padre y la mejor calidad de vida, no esperen que se vaya con ese malestar, que en su mundo de viejo, se traduce como inmenso dolor y tristeza en el alma.

Ahora más que nunca el campo es la solución, unidos todos por la paz, la convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país.

Volcancito2@gmail.com

 

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