El pasado 17 de octubre, Día Internacional para la Erradicación de la pobreza, UNICEF alertó en el informe The impact of the war in Ukraine and subsequent economic downturn on child poverty in eastern Europe[1], con datos referidos a 22 países, que hay cuatro millones de niños más respecto a 2021 (19%) que viven en situación de pobreza. Se explica por la guerra en Ucrania y el aumento de la inflación, lo cual está abultando las tasas de abandono escolar (anticipan una subida de más de 117.000 niños en 2022) y elevando la mortalidad infantil (prevén que en 2022 morirán 4.500 antes de su primer año de vida). Si bien la infancia representa el 25% de la población total en esta zona geográfica, constituye cerca del 40% de los 10,4 millones de personas más que padecen pobreza.
En la Federación Rusa las tres cuartas partes del aumento total de los pequeños pobres se debe a la guerra en Ucrania y al aumento del precio de los bienes básicos. En su conjunto, hay 2,8 millones de niños más que residen en hogares que se desenvuelven bajo el umbral de la pobreza. Por su parte en Ucrania, la cifra alcanza a más de medio millón de chiquillos, el segundo mayor aumento, tras Rumanía, con un total de 110.000 niños más respecto a 2021.
En palabras de Afshan Khan, directora regional de UNICEF para Europa y Asia Central: “Más allá de los evidentes horrores de la guerra –el asesinato y mutilación de niños, o los desplazamientos masivos- las consecuencias de la guerra en Ucrania están teniendo un impacto devastador en los niños de Europa oriental y Asia central (…) Los niños de toda la región están siendo arrasados por la terrible estela de la guerra. Si no apoyamos a estos niños y familias ahora, el profundo aumento de la pobreza infantil derivará en la pérdida de vidas, de aprendizaje y de futuros”.
Save the Children plantea 5 consecuencias que está teniendo para los niños y niñas Ucranianos la vivencia de este conflicto armado tan desalmado: ataques a las escuelas, imposibilitándoles “… soñar con un futuro y cumplir sus expectativas en la vida”; efectos en términos de género, pues “… se ha comprobado que son las niñas las que experimentan mayor acoso, abuso y violencia sexual…”; impactos en su salud mental, debido a que “… numerosos niños y niñas ya han sido testigos o experimentado actos de violencia durante estos ocho años de conflicto”; pobreza e inseguridad alimentaria a consecuencia de “… la marginación de la economía en general y el acceso humanitario limitado…” y las coligadas a las incertidumbre por la pandemia[2].
Específicamente, en las familias con menos recursos, y en peor situación económica, los ingresos destinados a cubrir las necesidades básicas (alimento, combustible…) de los infantes y su atención sanitaria se han visto seriamente comprometidos. Tienen un mayor riesgo de caer en contingencias de violencia, explotación y abuso. De seguir esta espiral se producirá una transmisión intergeneracional de la pobreza, pues está constatado que uno de cada tres niños que nacen en entornos deprimidos tienen una alta probabilidad de conducirse en contextos similares en su adultez.
Del estudio de UNICEF se concluye que de mayor gravedad es el día a día de las familias pobres o en los límites de la pobreza cuando en sus países no hay inversiones públicas, se reduce el gasto público, se aumentan los impuestos al consumo o se adoptan medidas de austeridad.
Las propuestas de UNICEF, en un escenario como el actual, van desde ofrecer prestaciones económicas universales a los críos; incrementar las ayudas sociales a sus familias, incluyendo a los refugiados; potenciar el gasto social para las familias más vulnerables; proteger los servicios de atención sanitaria, nutricional y social para las mujeres embarazadas, los bebes y los niños de menor edad y/o regular los precios de los alimentos básicos.
En orden a satisfacer las carencias de la infancia en los países de la Unión Europea se ha puesto en marcha la Garantía Infantil Europea que “… aporta orientación y herramientas para que los países de la UE garanticen que todos los niños que se encuentran en riesgo de pobreza en Europa tengan acceso a los servicios esenciales”[3]. No en vano, 1 de cada 5 niños, menores de 18 años, viven en hogares en riesgo de pobreza o exclusión social (18 millones).
Para protegerles y atenderles adecuadamente consideran preceptivo que tengan acceso a “educación y atención a la primera infancia gratuitas”, “educación gratuita”, “asistencia sanitaria gratuita”, “al menos una comida saludable gratuita cada día de escuela”, “alimentación sana” y “vivienda adecuada”.
Plantean que cada país de la UE debería tener planes de acción nacionales relativos a la Garantía Infantil, que tengan en cuenta: a los niños “sin hogar”, a los que sufren discapacidades, a los que tienen patologías de salud mental, a los de origen migrante, a los que pertenecen a minorías étnicas, a los que viven en centros de acogida o lo hacen en familias vulnerables.
El objetivo que se ha marcado la UE es reducir en 15 millones a las personas en riesgo de pobreza o exclusión social para el año 2030, de los cuales 5 millones son menores. El Gobierno español aprobó en julio pasado el Plan de Acción Estatal para la Implementación de la Garantía Europea (2022-2023), con el que pondrá en marcha la Garantía Infantil Europea.
Y lo anterior puesta la mirada en la estrategia de propia UE sobre los Derechos del Niño que dice así: Todos los niños de Europa y del mundo entero deben tener los mismos derechos y vivir sin ningún tipo de discriminación o intimidación.
Notas:
[1] Véase, https://www.unicef.org/eca/reports/impact-war-ukraine-and-subsequent-economic-downturn-child-poverty-eastern-europe
[2] Véase, https://www.savethechildren.es/actualidad/5-consecuencias-conflicto-ucrania-infancia
[3] Véase, https://www.consilium.europa.eu/es/infographics/european-child-guarantee/