Amigos lectores:
I. Cerramos el 2022 con una edición que aprecio especialmente. Una parte considerable de la misma -10 páginas, de un total de 14- están dedicadas a recordar a Juan Sánchez Peláez (1922-2003), poeta mayor en lengua española, Premio Nacional de Literatura 1976, recordado en las semanas precedentes, a propósito de los 100 años de su nacimiento(25 de septiembre).
El muy logrado dossier fue coordinado por Antonio López Ortega. Lo conforman diez textos que, como si fuesen partes de una reflexiva conversación en la que todos hubiesen participado: van sumando modos de enfocar la poesía de Sánchez Peláez, recuerdos del hombre, percepciones diferenciadas de cómo sus poemas incandescentes se han proyectado en la obra de otros poetas. Se ha dicho en días recientes que volver a sus libros nos conducirá a incluirlo entre nuestras prioridades. El lector que cumpla con el recorrido recibirá estímulos de sobra para ir a sus libros, a leerlo o releerlo.
Escriben Selena Millares (Solo de sed), Luis Pérez Oramas (Donde canta un pájaro), Armando Romero (Juan Sánchez Peláez: la guerra con el ángel o contra el ángel), Arturo Gutiérrez Plaza (Con un mudo abrazo eterno), María Antonieta Flores (La arquitectura del paisaje en Juan Sánchez Peláez), Miguel Gomes (Mito y hermetismo en la obra de Juan Sánchez Peláez), Carmen Verde Arocha (“Tiemblo cada vez que me abrazan” (Para una confesión en voz baja), Alejandro Oliveros (Las filiaciones de Juan Sánchez Peláez), Álvaro Valverde (Las peripecias españolas de Juan Sánchez Peláez) y Antonio López Ortega (Juan Sánchez Peláez: sus cinco sentidos (texto confesional). No agregaré más. Mejor, ofrecer aquí un poema breve:
Poema
De esta suavísima, tierna, relampagueante palabra
hay un oscuro susurro,
ella vuela sin cascos como la perdiz
o se recoge en el hueco de
tu mano;
hasta que no la halles
continuarás en el reflejo, en la mitad
en lo entrevisto;
o resolverás tus legajos,
llenos de atribulado silencio,
mientras no sabes si
apagas o no tu endecha fuera de
tono
o calientas con el borde
luminoso de tu mejilla una campana.
II. Otra efeméride ocupa la página 11, a cargo del poeta y ensayista Marcelo Pellegrini: los cien años de la publicación de La tierra baldía, obra cima de T. S. Eliot, pero también, capítulo ineludible de la poesía del siglo XX escrita en inglés. Escribe Pellegrini: “A pesar de todas las interpretaciones, de las investigaciones detalladas hasta lo exhaustivo de querer determinar el tipo de papel en que Eliot escribió el poema y las máquinas de escribir que utilizó para transcribirlo, La tierra baldía sigue siendo un enigma, “un obelisco cubierto de signos, invulnerable ante los vaivenes del gusto y las vicisitudes del tiempo”, como dijo certeramente Octavio Paz. La mejor prueba de la perdurabilidad del poema es que todavía, a pesar de las sobreinterpretaciones, conserva su novedad y su frescura, y sorprende por igual tanto a quienes lo leen por primera vez como a quienes vuelven sobre sus versos. ¿Cómo se explica esto? Por supuesto que, para un poema tan complejo, las razones son muchas y varían según los gustos de quien lo lee”.
III. Página 12: Viene dedicada a otra de las más recordadas fechas del 2022: los cien años del fallecimiento de Marcel Proust. Escribe Alejandro Varderi: “El 18 de noviembre de 1922 Marcel Proust concluía su búsqueda del tiempo rodeado por la fidelidad de Céleste Albaret, la devota ama de llaves y de Robert Proust, el hermano gravitando vigilante sobre sus días. En seguida llegó Reynaldo Hahn, el gran amor y amigo incondicional, desde los años cuando comenzó a poner los cimientos de su gran catedral. Poco después arribaría Léon Daudet, literato integrante de su círculo íntimo y quien reconoció entonces la visión de futuro puesta por el escritor en una obra que, ahora cuando se cumple ese siglo, sigue siendo tan actual como entonces o incluso más, dada la enorme bibliografía contemporánea dedicada a ella y al autor mismo. Proust y la pintura, el cine, la música, el psicoanálisis, las sexualidades otras, el amor, la cocina, el coleccionismo, la moda, el bricolaje, la autoayuda son algunos de los temas explorados y explotados hoy con mayor o menor fortuna. Como toda figura inmortal, sigue despertando pasiones, generando discusiones y avivando contradicciones exploradas en simposios, congresos, talleres, clubs de lectura, reuniones y círculos dedicados a abordar los textos, y sus nexos con la vida y el mundo de la belle époque”. Y sigue.
IV. Se titula “Quiebre epocal y conciencia de nación. Desafíos para el humanismo e Hispanoamérica. Es, en alguna medida, una nueva entrega de Asdrúbal Aguiar, reflexionando sobre la enrevesada complejidad de nuestros tiempos. Escribe: “El tiempo es el no tiempo, y el lugar se torna imaginario. Cada uno y cada cual se construye ahora identidades al arbitrio e imaginarias, sin “lugarización”, sobre las autopistas por las que transita el homo-twitter de César Cansino. Sus premisas son, en gruesa síntesis, por una parte, “la muerte de Dios” en el mejor sentido nietzscheano, que es abrogación de todo límite social y en beneficio de la denominada “corrección política” de nuevo cuño. Como desiderátum de lo anterior, podría decirse que se trata del advenimiento del “transhumanismo”, desbordante del antropocentrismo, en procura de perfeccionar las capacidades humanas, físicas y psicológicas del hombre, visto como objeto y no sujeto de las revoluciones digital y de la inteligencia artificial. Y tanto es así que, hasta se busca integrarlo indiferenciadamente y como parte de las cosas que forman a la Naturaleza, sujetándole a sus leyes evolutivas y matemáticas”. Páginas 13 y 14.
Junto con esta edición, va un comunicado con nuestros agradecimientos del 2022. Volvemos el 15 de enero.
Que vengan días de descanso, cuidados a quienes nos rodean, buenos pensamientos y largos abrazos.