Rafael Ramírez: Un modelo que no cuaja

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En mi artículo de hoy hago referencia a la tragedia diaria que vive el pueblo venezolano, el asalariado, la inmensa mayoría, cuyos ingresos son en Bolívares, sufren –una vez más– la tragedia de constatar que el modelo económico del madurismo, la tan cacareada “recuperación” de la economía, es una ficción, una inmensa mentira.

Un modelo económico que no cuaja, donde los ciudadanos, los trabajadores, son quienes pagan los platos rotos, sumidos en la pobreza y la desesperanza, mientras una minoría se enriquece y pasea en sus carros de lujo por sus enclaves de Las Mercedes, restaurantes, hoteles de lujo y casinos. El modelo impuesto por el gobierno de maduro, es un retroceso espantoso a un modelo capitalista atrasado, más dependiente que nunca, basado en el saqueo de nuestro país; un sistema que tiene su propia lógica, sus reglas y su ética, el cual se ve reflejado en el día a día en la economía nacional y el deterioro de la vida, junto a la acelerada descomposición de nuestra sociedad, cuya cara visible es la prepotencia del “hombre del ferrari” o la fiesta en el Tepuy.

Lo que está sucediendo, es la consecuencia lógica –la lógica del capital que Chavez juro combatir– que el madurismo no solo ha estimulado, sino que lo convirtió en uno de los objetivos de su paquetazo: reducir al mínimo, lo que los “expertos” llaman el “costo laboral”, es decir, que lo que el capitalista paga a sus empleados, trabajadores y obreros, es NADA. Esto sucede tanto en la Administración Pública, como en el sector privado. Es el “milagro” del gobierno, han convertido a los profesionales y trabajadores venezolanos en mano de obra esclava, con un sueldo mínimo mensual de apenas 8 dólares al mes, es decir, 0,27 dólares al día. Un monto que convierte al trabajador en esclavo, lo que lo ubica muy por debajo del umbral de la pobreza establecido por las Naciones Unidas.

Pero el capitalismo no perdona, por más que este gobierno se tongonee, se le ve el bojote. Son una farsa, han destruido al país y pretenden que el pueblo, los trabajadores, acepten su desgracia con resignación o se vayan de Venezuela.

Nosotros haremos lo que tenemos que hacer, de todas las formas que podamos; podrán lincharnos, perseguirnos, difamarnos, pero es nuestro deber seguir luchando por lo que creemos, explicar, denunciar y sobre todo, insistir en que un futuro mejor es posible, que no nos podemos resignar a la destrucción y entrega del país. Tenemos una gran historia reciente, una épica popular, el 13 de abril, la derrota del Sabotaje Petrolero, tuvimos el ejemplo de Chávez y su gobierno, tenemos nuestra Constitución y nuestra leyes, nuestros objetivos del Plan de la Patria. Tenemos razones sagradas para luchar.

Con Chávez Siempre, ¡Venceremos!

 

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