Según los datos que han aportado diversos medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales, Venezuela tiene 30.000 millones de dólares o más bajo custodia de la banca en varios países de América y de otros continentes. De acuerdo con declaraciones de algunos expertos en la materia, es la mejor manera de garantizarle a los venezolanos que esa gran suma de dinero sea utilizada para resolver buena parte de los problemas que afectan a nuestra sociedad, calamidades que ya constituyen una situación caótica con características de irreversibilidad, a lo largo y ancho de la nación.
Como todos padecemos las consecuencias de la indetenible catástrofe que viene en camino aceleradamente, parece innecesario entrar en detalles, de todas maneras conviene ofrecerle una muestra elocuente a la opinión pública, de modo que el país nacional tenga una idea precisa de la magnitud de la que ya ha adquirido características de desgracia en continuo crecimiento. La insuficiencia o carencia de los servicios públicos básicos y el hambre generalizada, son excelentes botones como muestra del mal que puede causar a un pueblo la incompetencia y la corrupción, dos variables fatídicas que ya hacen como política de Estado de quienes, cual comunistas primitivos y trasnochados, están al frente de los destinos de la república.
Pues bien, con esa inmensa masa de dinero (30.000 millones de dólares), más del 85% de la población que hoy sufre o se muere de hambre, tendría la posibilidad de darle un viraje positivo a su vida. Lamentablemente esos recursos, hoy custodiados por la comunidad internacional, sólo serán liberados en forma progresiva, previa planificación específica, a los efectos de su inversión, únicamente para obras y servicios orientados a resolver los principales problemas sociales del país, fundamentalmente salud, educación, suministro de agua, generación y distribución de electricidad, entre otros.
Sin embargo, el régimen es tan reconocido como corrupto e incompetente, que los organismos internacionales pertinentes, a través de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), serán los que administrarán dichos recursos. Nadie confía en el sistema político que se ha impuesto, y menos aún en quien ejerce las máximas funciones gubernamentales. ¡Qué vergüenza para Venezuela!
Educador / Escritor – urdaneta.antonio@gmail.com – @UrdanetaAguirre