William Anseume: La Ley Bolívar

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En los días cercanos al aniversario de la muerte del Libertador, el congreso de los Estados Unidos aprobó la ley Bolívar, por unanimidad, en el Senado. Esta ley impide transar económicamente con el régimen del terror de Nicolás Maduro. Pero posee fines no solo económicos sino también políticos. Si bien centra de manera clara su atención y sus fines en limitar el accionar contra la población venezolana desde el poder despótico establecido, pretende limitar las actividades de Venezuela en la región, su expansionismo ideológico, político, material; especialmente porque su régimen atenta contra la seguridad de los EEUU.

Si bien una ley similar había sido aprobada con anterioridad, esta expande a nivel federal la actuación limitante, con algunas consideraciones especiales por hechos y situaciones especiales, como ayuda humanitaria o desastres naturales. La ley debe ser recibida en Venezuela con beneplácito. Debemos aplaudir, celebrar, esta nueva acción limitante a Maduro y sus secuaces desde la potencia del norte. Por múltiples razones. Entre ellas por ser otra estocada política mundial contra este régimen genocida, como han propuesto jubilados y pensionados ante la Corte Penal Internacional también por estos días. Luego porque implica un freno, como dice uno de sus gestores, el senador Scott, a la penetración de China, Rusia, Irán y otros países que desde Venezuela han venido desestabilizando el continente, con la mira puesta en EEUU. Y luego, porque amarra más, impide más, el avance de los acusados ante la Corte Penal Internacional por delitos de lesa humanidad.

Si a alguna nación no le conviene el número en incremento de refugiados venezolanos es a los Estados Unidos. Por eso hasta la fortuna que gasta en la contención de los migrantes nuestros en México, Perú o Colombia. Si a alguna nación no le conviene la vinculación insana de un país latinoamericano en la situación geopolítica en que se encuentra Venezuela con Irán, Rusia o China, es al coloso del norte. En medio de la tan rarificada situación política venezolana de estos días, esa ley es un aliciente. Por ahí salen los llorones de siempre, los aplaudidores de sátrapas, a criticar la ley por la situación económica que justamente se le ha impuesto desde el poder a la población venezolana. A esos promotores del Socialismo Siglo XXI que nos han miserabilizado hay que ponerles pruebas en frente: Venezuela está entre los cuatro países más corruptos del mundo. ¿De dónde sale y donde está la plata que año a año se roban y los mantiene en la opulencia de ese manejo criminal del poder? Por otro lado, nuestro país cuenta con el mayor número de desplazados en el mundo y es el segundo más miserable del planeta, después de una triste nación africana. Esto así, a pesar de tener las reservas probadas de petróleo más importantes del orbe. ¿A quién se le debe esta situación sostenida en largos años? ¿A las sanciones?

Las amistades con Rusia, con China, cuyo partido comunista ha dicho por estos días que apoya a Maduro, o con Irán, el terrorista Irán, son amistades poco productivas para el país. Sus intenciones no son nuestro desarrollo económico ni nuestro bienestar como población, como Nicolás Maduro y sus adláteres carecen también de esas intenciones. Su interés es político, ideológico y hasta religioso fundamentalista en algunos casos. ¿Es ese el interés de los venezolanos de bien? Para nada. Quienes arruinaron el país por sus intereses económicos personales sin importarles el país, por traidores, sin importarles la población sometida entre otras cosas a una situación de emergencia humanitaria compleja, merecen pagar por sus acciones. En Venezuela, por su accionar se incrementan las tasas de hambre y de suicidios. Se incrementa la desprotección en salud, y se sostiene el sueldo más mísero de América Latina, por debajo de Haití, nada menos.

El apellido de nuestro más glorioso y reconocido connacional, Bolívar, da nombre a la ley. Bolívar no fue un traidor a la patria. Luchó por la libertad de Venezuela y de América. Lo contrario de estos canallas. Celebro la ley y agradezco la preocupación del congreso de los Estados Unidos. Espero que el propósito se cumpla con ella: arrasar con quienes secuestran el poder en Venezuela y secuestran a los venezolanos y liberar finalmente al país y la región de esta plaga maligna. Viva Bolívar.

 

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