El gobierno, al parecer, está a punto de lograr la libertad de Alex Saab, alias, “El Diplomático”, y quien será canjeado por dos estadounidenses, que están presos; acusados de participar en la famosa “Operación Gedeón”, que fue un intento de incursión marítima en mayo de 2020 por la vía de Macuto en el Litoral Central, llevada a cabo por un grupo de militares disidentes, en condición de exilados, además de tres mercenarios estadounidenses; dos de los cuales son estos señores, a la manera como las incursiones, que propiciaba Fidel Castro a principios de la década de 1960, bajo el gobierno de Rómulo Betancourt, en su afán por extender su castrocomunismo; en esta oportunidad en el afán de fraguar focos guerrilleros que llevarían, finalmente, a la toma del poder por parte de la resistencia venezolana.
No olvidemos que antes había logrado la libertad de los dos sobrinos de Cilia Flores; mediante un canje, que llevó a cabo con Biden por un grupo de prisioneros, que pertenecían a la gerencia de Citgo, algo que causó polémica, tanto en los EEUU, como aquí entre nosotros; sobre todo, porque ponía en juego la propia seguridad personal del estadounidense en el extranjero; que se ve que, ahora, puede convertirse en un objeto de canje, si es que cae preso por alguna circunstancia en un país, que está regido por un régimen tiránico, como el nuestro, y que por su naturaleza hegemónica no goza del apoyo de EEUU, y entonces negocia uno de sus secuaces, preso allí o un grupo terrorista islámico también uno de los suyos.
Pero, para que se vea el espíritu inmisericorde de Nicolás Maduro: hay una ciudadana de nombre Ivonne Coromoto Barrios, que tiene dos años presa en una cárcel de mujeres; habiendo sido recluida en un calabozo con ocho hombres en una oportunidad (¿misoginia?); sufre desde enfermedades respiratorias, hasta nerviosas, y está en estas condiciones por el solo delito de ser la dueña del vehículo, que manejaba Mattheu Heath, uno de los ex gerentes de Citgo, cuando fue aprehendido; de modo que no hay ninguna razón, para que esta señora permanezca detenida, si se parte del hecho de que aquel señor quedó libre.
El caso del comandante del Ejército Igbert José Marín Chaparro, quien se encuentra detenido en los sótanos de la Dgcim en Boleíta, es patético, tomando en cuenta que se trata de un oficial, que se declaró en huelga de hambre desde el pasado 21 de noviembre, exigiendo respeto a los derechos humanos, que le conciernen, teniendo presente que lo tienen en unas condiciones infrahumanas, con poca exposición a la luz solar; así como ser trasladado a la cárcel de Ramo Verde en Los Teques, tal como lo estableció el tribunal, que lo juzgó, y cuyos padres le exigen al gobierno, que escuche sus clamores, a objeto de que no le dejen morir. Se trata de un militar sobresaliente desde el punto de vista académico, y a quien se le acusó propiciar una sublevación entre la tropa, a su cargo, tan pronto comenzó a exigir una mejora en la alimentación de la misma. Me cuenta un amigo, que se relacionó mucho con Nicolás Maduro, cuando ambos militaban en la Liga Socialista, y se habían conocido en las luchas liecístas, que a éste lo envió su partido hacia Cuba, en el marco de un convenio, que se acordó con el gobierno de ese país, a los fines de adoctrinar a una serie de cuadros de izquierda, y, entre quienes estaba Oswaldo Vera, ex ministro del Trabajo; Euclides Herrádez, director del BCV, Eduardo Piñate, gobernador del Apure y Nicolás Maduro. Esto me lo dice, para que vea que Maduro es sacado por los Castro, que eran duros, en ese sentido.
Fue muy incisivo en una oportunidad un colega mío, que le sacó a otro, me reservo los nombres, lo complaciente que fue, cuando llegó Fidel Castro a Venezuela, y le tocó a éste entrevistarlo; habiendo sido su profesor en la Escuela de Comunicación Social de la UCV; como lo fue mío, cuando también estudiaba en la misma; de modo que éste lo descalificó en tanto que reportero, precisamente, porque obvió el tema de los presos políticos en Cuba; que a esa altura ya era un clamor universal, sobre todo, porque se trataba de una gente, a la que sometían a las condiciones infrahumanas, como las que padecen nuestros compatriotas, que están presos, y se los fue enumerando uno por uno los casos de gente, que estaba recluida en Cuba, y que pagaba pena por el sólo hecho de oponerse a los Castro, y que es un deber sacárselo al dictador, en tanto que se tiene la responsabilidad por divulgar la verdad, como periodista, ante la opinión pública; como tienen sometido a Marín Chaparro, en oscuros calabozos, con poca exposición a la luz, lo que deriva en enfermedades, tanto respiratorias, como psíquicas.
Dice mi colega Roland Carreño, quien lleva dos años preso: “Estar preso es un auténtico tormento para el hombre, estar preso en Venezuela es un verdadero suplicio, pero estar preso en Venezuela, siendo claramente inocente, es una pesadilla indescriptible”. Aquí de nuevo cabe esa cita de Hannah Arendt, de que sólo bajo los totalitarismos se conoce la naturaleza del mal. No hay que pasar por alto, que el espíritu del venezolano sí abriga sentimientos de misericordia, y el ejemplo más patético lo tenemos en el caso de Sucre; una vez finalizada la batalla de Ayacucho dijo: “Paz a los vencidos, y honor a los vencedores”. He allí lo que hizo Rafael Caldera con Hugo Chávez y sus conmilitones, estando éstos presos en la cárcel “paradisíaca” de Yare: devolverlos a la libertad con todos los derechos y garantías, que podían abrigar, incluido el de lanzarse a la presidencia de la República, habiendo violado, además del juramento militar, la propia Constitución; que fue lo que llevó a decir a Juan Nuño en su oportunidad, que había países viriles, y países no viriles, y que éstos se prestaban para este tipo de alcahueterías, y ponía el caso de España, donde hubo un oficial, que intentó llevar a cabo un golpe de Estado, y que para el momento arrastraba años pudriéndose en la cárcel.