Pasada la alegría inmensa de la final del mundial de futbol con el triunfo de Argentina, volvemos a nuestra triste realidad venezolana, en medio de una paradoja económica, según la cual, y de acuerdo con sectores de la banca internacional, el país ha de cerrar el año con un crecimiento por encima del 10% del PIB.
Hablamos de una paradoja porque de ser cierto ese crecimiento, contrasta con la situación calamitosa que vive la mayoría de los venezolanos que sobreviven en medio del rebusque diario, en el emprendimiento precario de comerciar, incluso con mercancías usadas con el interés obvio de sufragar las necesidades inmediatas y urgentes de su familia.
Esta situación ocurre en casi todos los sectores sociales, incluyendo a la clase profesional universitaria; los docentes; trabajadores; pensionados y jubilados, etc.
De manera que en el renglón socioeconómico el gobierno no tiene nada que exhibir, habida cuenta de que el presunto crecimiento no alcanza a los más amplios sectores del país, cuyas vidas se hacen cada día más miserables.
En lo institucional, el gobierno sigue haciendo de las suyas, y el deterioro de los servicios en general sigue siendo deficitario. Siguen las fallas de la electricidad; del suministro de agua, de internet, del Metro, del transporte superficial, de los hospitales, y del sistema de salud en general. Condiciones de vida muy precaria para una sociedad ávida de atención, y largamente postergada u olvidada inmerecidamente. Con esto podemos concluir que el gobierno, luego de 23 años ininterrumpidos de ejercicio, está raspado; reprobado!
Pero si el gobierno está raspado, la oposición está no sólo reprobada, sino cayendo estrepitosamente por el precipicio de sus propias contradicciones y errores, con lo cual, es poco o nada lo que pueden ofrecer a la ciudadanía que ya varias le ha confiado su cariño, y su voto.
Dicen las encuestas que hemos visto, que la mayoría de la población sabe que el de Maduro es un pésimo gobierno, pero advierten el defecto de la incapacidad, y la corrupción en la oposición, y ello se refleja en el hecho de que Maduro, a pesar del rechazo de casi el 80% de la población, aparece sólido en el primer lugar del favoritismo, y muy lejos detrás de él, la (s) oposición (es).
Esto es un verdadero desastre político para quienes deberían haberse constituido en un bloque democrático opositor, cuya fuerza social pudiera frenar y controlar los designios autoritarios del gobierno; sin embargo, eso es hoy altamente improbable.
Siguen aferrados los del G4, ahora G3-PU a unas primarias que antes de dar la voz de partida formal, ya se están desguazando unos a otros en medio de acusaciones horrendas de corrupción, y otras perversiones. Ese no es el camino y lo seguimos diciendo.
Solo nos queda la posibilidad de discutir un programa de gobernabilidad para el corto y mediano plazo que todos podamos acompañar, y luego buscar un candidato de consenso bien preparado para ser jefe de estado; de gobierno; jefe de la hacienda pública nacional; jefe de la FFAA, y jefe de la política internacional, nada más y nada menos. Ergo, no puede ser cualquiera. Pensemos y actuemos con desprendimiento y patriotismo para derrotar a Maduro y gobernar sin odios.
Un mensaje final para el Presidente Maduro, con el deseo de que use su poder de manera positiva y haciendo uso de las prerrogativas constitucionales, decrete la libertad de todos los presos políticos como un gesto magnánimo. Esa gente merece, a pesar de la precariedad económica, e incluso de salud en muchos casos, dar y recibir un abrazo de amor de sus hijos; sus parejas y sus padres.
Eso es posible, y positivo para ellos y para usted. Llénese de gloria y alegría cristiana, conceda a esos venezolanos la felicidad de compartir en familia. Se lo pido de todo corazón, Presidente. Feliz navidad
@romanibarra