Alirio Pérez Lo Presti: Asuntos de prórroga

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Escribir desde la terquedad del solitario es un acto que sin duda debe tener algún sentido. Salvo quienes tendemos a escribir y alguna que otra vez retomamos esta reflexión, en realidad eso de darle estructura a la escritura no es asunto de quien escribe sino de quien lee. Se escribe por un elevado sentido de necesidad, pero sobre todo por un apego a la grandilocuencia sin el cual el acto literario no tendría fundamento. En general, quienes escribimos tenemos confianza en lo que hacemos, independientemente de que se trate de un sinsentido o si es que fuese el caso, el sentido se lo habrán de encontrar otros.

De viajes y otros enredos

Viajar, aunque sea de manera placentera, supone un esfuerzo. Incluso si lo hacemos en la más aventajada de las clases, se necesita fortaleza para emprender cualquier viaje. De eso más o menos se le fue parte de la vida a Ulises o a quien encuentra en el viaje el sentido de la vida o la manera de sobrellevarla (sobrevivir). La aquiescencia, tan necesaria en ciertos momentos de la existencia, también puede significar la muerte para algunos. De ahí que el movimiento, sin estar sobrevaluado, es una instancia a la cual apelo con frecuencia. Me es tan propio viajar como respirar y en eso se me va parte del interés vital o formulado de otra manera, todo viaje representa un encuentro consigo mismo, pero, sobre todo, el viaje es la perpetuación inmediata de cualquier intento de trascender. Al viajar desarrollamos un movimiento que acaba con actitudes estáticas. A fin de cuentas, aquello que se mueve, potencialmente está relacionado con lo que se encuentra vivo.

Economía para vivir

El dinero sirve para comprar cosas que nos aligeren el viaje de la vida. Visto desde esa dimensión, la plata puede tener un lado ligero y amable. Siempre que se pueda aspirar a trabajar para el buen vivir, el trabajo es bueno. Si el trabajo no sirve para tener un sueldo mínimamente aceptable, no tiene mucho fundamento. Atesorar dinero por el afán de hacerlo es tan vacuo como vacía la existencia de quien lo hace. En asuntos económicos, a veces pasa que no se necesita ser tan avispado para hacer alguna fortuna. Los ejemplos abundan y los mercaderes de todos los tiempos son el mejor ejemplo. Un trabajo tan elemental como el del comerciante, genera mucho más dinero que el del hombre de pensamiento. De ahí que vale la pena pensar (filosofar) si genera satisfacción personal.

La pobreza de la política

Cada vez me alejo más de la política, lo político y de quienes cultivan esas horrendas disciplinas. Me place más vincularme con artistas, músicos, escritores o quienes encuentran en la bohemia una mejor manera de sobrellevar su vida. El análisis político es intrascendente por dos razones: En primer lugar, porque es un espacio en el cual ya no queda nada por aportar y en segundo lugar porque no hay manera de que quien ejerza la política no termine por envilecerse. De ahí que hay una ruptura clara en mi modo de conducirme y en los asuntos que me interesan, que no es otra cosa que volver a las cosas que siempre me han apasionado y dejar a un lado los lastres que con frecuencia nos hacen guiños.

@perezlopresti

 

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