Lo paradójico es que para mucha gente los malos de la película son los operadores privados del transporte público. Ya en la, mal etiquetada como la IV República, tanto el gobierno nacional, cómo los estatales y municipales (Alcaldías) se desentendieron del servicio de transporte público, desaparecieron las líneas de autobuses públicas, municipales que existían en la mayoría de los municipios del país, igual suerte corrieron luego las líneas estadales y las nacionales.
Aún subsisten los viejos autobuses Mercedes Benz, de la popularmente conocida como los “Recoge Locos”, persisten en el baúl de los recuerdos, en la historia del transporte público en Venezuela, rutas como: La Propatria – Chacaíto, San José – los mecedores, Altavista – silencio, Los Frailes – el Valle, la Caracas – Catia la mar, Caricuao- Ruiz Pineda – silencio, y un largo etcétera, por sólo mencionar líneas de autobuses que existieron en Caracas, aún es posible encontrar algunos cementerios de viejas unidades de Entsa, el llanito – petare. Chacaíto, Puerta de Caracas, San Ruperto, mesuca – la dolorita, silencio – cafetal, la circunvalación, gramoven, entre muchas otras, eran los tiempos de la Venezuela petrolera, del dólar a 4:30 x Bs, del estado rentista, del pasaje a 0,25 centavos de un bolívar (un medio, un centavo de dólar para la época), del instituto municipal de transporte público, de las concesiones de ruta a los italianos a los portugueses.
En la década de los setenta (#Años70), Se nacionaliza la industria petrolera, el hierro y el aluminio, el estado se hace cada vez más poderoso y más rico, al administrar las grandes riquezas naturales y minerales del país, se planifica y construyen Metros en las principales ciudades (Caracas, Valencia…), el país se llena de automóviles particulares (décadas del setenta, ochenta, noventa e inicios del dos mil), luego se intenta desarrollar un gran plan ferroviario nacional (Caracas los teques, caracas Guarenas (Inconcluso), caracas Valles del Tuy, se ofrece terminar la cota mil, construir servicios de trenes de alta velocidad, surgen los metrobuses, los Transmilenio (Bus – Caracas (BTR)), el estado crea grandes empresas nacionales de transporte público (SITSSA), monta la fábrica de autobuses chinos más grande de América Latina (Empresas Chino-Venezolanas: Yutong) y pare usted de contar, pero fueron vapores de la fantasía…
El estado le entrega olímpicamente volúmenes ingentes de recursos al poder popular, a los concejos comunales, créditos y unidades para crear cientos de rutas comunales (populares), en función de atender de un servicio que abarca, sirve, atiende al 67% de las personas que no tienen vehículo propio y que generalmente viven en zonas populares que, tienen regularmente bajos ingresos. El mejor o peor ejemplo son las Rutas Troncales (las que cubren los barrios ubicados en zonas topográficamente difíciles, escabrosas), y lamentablemente el servicio es cada vez más precario y la prestación de sus servicios resulta muy onerosa (caras) para los usuarios y poco rentables para los operadores privados del transporte público.
Una de las características de la Venezuela petrolera, rentista es que tenemos derecho a la gasolina, entre las más barata del mundo o subsidiada al 100%, como ocurre ahora con el gasoil y la gasolina para el transporte público. Y como pasa regularmente con los ricos países petroleros afectados por la enfermedad holandesa (la constante variación de los precios del barril de petróleo, de la superabundancia a la pelazón sin anestesia), la historia ustedes la conocen, la destrucción, colapso estructural de Pdvsa ocasionó la pérdida del 75% de la capacidad productiva, comercial, industrial del país, perdimos 14 ceros del Bolívar en el camino, el empeño del control de precios (tarifas sociales del transporte público, llevó a casi la extinción de los operadores privados, entre el 75% Y EL 85% del transporte público se fue a la quiebra entre el 2012 y el 2019 y el país se llenó de las famosas perrera (Unidades improvisadas de transporte público), cómo creo se debe recordar penosamente.
Los cientos de empresas de transporte que el estado ha creado en los últimos 63 años (los 40 años de la IV y los 23 años de la V república), han lamentablemente terminado en el gran fracaso, con prósperos empresarios y lamentablemente empresas del transporte público quebradas, estas unidades vandalizadas en cientos de cementerios de unidades, vendidas ahora como chatarra. Lo único que ha sucumbido de mala manera es el servicio de transporte público prestado por operadores privados, tenemos el parque automotor del transporte público más vetusto, antiguo de la región, con más de 22 años de vida media y con una disminución, sí utilizamos cómo criterio de evaluación el número de unidades que existía entre los años 1990 y 2010, una reducción del 40%, afortunadamente o lamentablemente muchos venezolanos se han ido del país y con ese 60% de viejas unidades (la gran mayoría de las más modernas son del 2010 (12 años de vida) y los estándar internacionales establecen que el promedio de uso de una unidad de transporte público debe ser de diez años, (incluso Colombia recientemente ha prohibido que las viejas unidades de transporte público venezolanas se utilicen en el reabierto tráfico inter fronterizo).
Disculpa el cuento, no aborde el tema municipal, cómo siempre recuerda nuestro común amigo Carlos Rodríguez que es el secuestro, anulación por parte del supra estado de las competencias municipales, pero entiendo que tu preocupación es que según las encuestas Encovi, el 60% de los venezolanos tiene ingresos promedios mensuales por debajo de los 400 dólares y que la cesta básica, la canasta alimentaria, cubrir servicios básicos: agua, salud, electricidad, educación, transporte, requiere según los estudios socioeconómicos de Cendas (Federación Venezolana de Maestros), se requieren como promedio para cubrirlos medianamente (nivel supervivencia) de por lo menos el doble, entre (800 US$ y 1200 US$ mes) ochocientos y mil doscientos dólares mensuales.
Cómo señaló Yelmira Jiménez, recientemente en una entrevista realizada por el canal Globovisión (29/12/2022, Primera página), el 73% de apreciación del tipo de cambio (el $) o la devaluación agresiva del Bolívar, tal vez como complemento de proceso inflacionario (no estamos en hiperinflación, pero tenemos uno de los niveles de inflación más altos de América Latina), genera una proporción mayor. Los pensionado y jubilados (cuatro millones y medio de personas, la gran mayoría de empleados públicos (nacionales, estatales, municipales), devengan en función de un tipo de cambio real (dólar Catia) de alrededor de los (22 Bs x $), sí se divide los 130 Bs mensuales entre 22 Bs, tendremos alrededor de seis dólares mensuales y obviamente, los chavo-maduristas tienen razón, no se pueden pagar tarifas que deben estar para ser competitivas. Cómo dice Yelmira Jiménez entre US $0,40 centavos y/o US $0,50 centavos de dólar (entre 10Bs y 12Bs). Sí una persona promedio hace 3 viajes diarios en buseta sería 36 Bs diarios x 20 días (5 días a la semana) implicaría que necesitaría 720 Bs mensuales (US$1,5 dólares diarios), sólo para transporte público. Pero la gran pregunta: Porqué el estado venezolano ¿NO establece cómo salario mínimo en el país entre (US $300 y US $400), trescientos y cuatrocientos dólares mensuales?
Pero para no hacer muy largo el cuento, le voy a enviar a Carlos Rodríguez y a Yelmira Jiménez estos breves comentarios, por que ciertamente nos corresponde discutir a fondo y considerar todas las aristas de un problema que actualmente no tiene solución, (#ElTransportePúblicoEnVzla), con el modelo país que tenemos.