Quizás con esto del golpe legislativo, que se le acaba de propinar a Juan Guiadó de la presidencia interina, se comprueba eso que dicen los astrólogos, que durante Mercurio retrógrado se producen las situaciones más inverosímiles; momento en que aquél lo está; porque todavía el venezolano está afrentado a partir de allí; pues a nadie le cabe que, a pesar de la opinión de reputados juristas como Asdrúbal Aguiar y Allan Brewer Carías; que advertían que esto suponía la violación de lo dispuesto en la Constitución, respecto a las consideraciones sobre lo que significa un interinato; que no lo nombra la Asamblea Nacional, sino que está contemplado constitucionalmente; por eso dice Brewer Carías, con el perdón de la digresión, que el interinato continúa; puesto que la AN no está facultada, para eliminar su investidura; dado que se partió del hecho, de que Nicolás Maduro es un usurpador; a partir del momento, en que se juramenta como presidente, elegido en unas elecciones fraudulentas; a nadie le cabe, decía, porqué esta gente se lanzó por este barranco, y quién sabe con qué intenciones.
El hecho es que la ciudadanía venezolana mira ahora a esta oposición, representada en el G-4, como gallina que mira el grano de sal. Hay demasiada malicia; sobre todo, porque se estima que se parte de un pacto secreto entre gobierno y la que comienza a llamarse la “Oposición Alacrana II”; que vendría siendo la misma, sólo que ahora, desenmascarada, se descubre que actuaba en forma solapada, y así vienen a corroborarse muchos comentarios, que se hacían en algunas columnas de opinión respecto a la elite de la dirigencia opositora, que se reunía a negociar con el oficialismo, a la cabeza, primero, de José Vicente Rangel, luego, de un Jorge Rodríguez. Lo que aparenta, sin que hayan las pruebas, es que, dicho a la venezolana, esta gente está cogida por los testículos. Que es lo que más se le critica: se entregó demasiado fácil, ante la hipotética realidad, de que esta dictadura no sale por las vías de un estado de derecho, sino de facto; cuando ningún país del extranjero está dispuesto a poner sus tropas en suelo patrio. ¿Chantajes? ¿Sobornos? De aquél se dice que está riquísimo, de este otro también. Al igual que a Juan Guaidó a ellos los chispea, asimismo, el caso de Monómeros, y el que se tapó, seguramente, como parte de uno de los acuerdos en los canjes de concesiones de este tipo, a los que se llegan en esas reuniones nocturnas; dado que hasta ahora no ha pasado nada, a pesar de las denuncias de un Humberto Calderón Berti, sobre esta misma gente, que ahora transforma en un chivo expiatorio a Guaidó. Según ha trascendido, la opinión que tienen los parlamentarios estadounidenses, es que en este país a la dirigencia opositora lo que la mueve es el interés muy particular, y donde cada uno de ellos quiere ser candidato presidencial, y eso lo sabe la ciudadanía, y eso es lo que la tiene desmoralizada; después de haber puesto la mano en el fuego por ella; sobre todo, porque se aprecia, que esta gente no tiene ningún interés patriótico por el país; de modo que, como ya lo vienen destacando algunas personas, esto infunde más indiferencia y apatía entre la ciudadanía, mientras comienza a descontarse el tiempo para las elecciones primarias.
Claro, en esta decisión hay un cóctel de cosas; porque, por lo demás, ya el año pasado se intentó destronar a Juan Guaidó, y se salvó por un voto; pero quién sabe qué más movió a esta gente en esta oportunidad, aparte de meterle la mano a los reales, como llegan a la conclusión algunos, tomando en cuenta que ahora la AN pasa a ejecutar dinero, para lo cual no está facultada: aquí hay más de un proyecto político fracasado. Ese alto perfil, que llegó a ostentar un Henry Ramos Allup lo desperdició: mucho ruido y pocas nueces; mientras hay ese liderazgo de Guaidó que se viene abriendo paso, con todas las presiones y amenazas de lado y lado, y así que vuelve a asumirse esa conducta, que ya los escritores positivistas del siglo XIX observaban en nuestra sociedad, y es que el venezolano prefiere que el país se caiga a pedazos, pero que no triunfe mi hermano. Decía César Zumeta que la América hispánica era un continente enfermo, y el saboteo al proyecto del hermano es uno de los síntomas. Es decir, tendemos a la desagregación de la sociedad, más que por odio, por mezquindades, y así no logramos articular un proyecto de país racional; que lo intentó hacer el famoso Pacto de Puntofijo, pero se observa que con él se dio al traste.
Porque nada costaba ratificar el interinato, y prepararse para las elecciones primarias con un candidato único, que sería el propio Guaidó; para enfrentarlo a una María Corina Machado, que amenaza con imponerse de punta a punta en esas primarias. Yo siempre he dicho que la resistencia de este señor en Venezuela, más que valiente, peca de temeraria. No ha podido de facto acabar con la usurpación, siendo más bien su interinato una entelequia; pero ha dejado el pellejo en esas calles, y siempre ha estado encima de los conflictos de Venezuela; sólo que a última hora se le abandona. Se le abandonó, cuando se intentó ingresar la ayuda humanitaria por Cúcuta. Fue el momento cuando Trump demostró que era un tigre de papel. Como se le abandonó en la ocasión del amotinamiento en el Distribuidor de Altamira; cuando muchos de los comprometidos se echaron para atrás. Hay que tener en cuenta que, a quien nombre esta AN va a conseguir las mismas condiciones, que deja Guaidó, y que, como a esos inquilinos que se reciben con mucho entusiasmo, a los tres días hieden, en lo más inmediato se suscitarán las quejas; porque el hombre tampoco pudo llegar a Miraflores con el Alto Mando militar, y expulsar a Nicolás Maduro de la presidencia, que es lo que quieren los inmediatistas; pues de otro modo, aquí no nos queda sino apostar por la unidad, a la agregación de nuestra sociedad, esto es, a lo que éramos antes, a partir del proceso de las primarias con un candidato de consenso a la cabeza, ajeno al G-4.