El 2022 no fue un buen año para las criptomonedas: a las caídas en el precio del bitcoin y ether, les siguieron el desplome de la stablecoin terra y el criptoinvierno que trajo consigo, y, cuando parecía que el sector se estabilizaba, la bolsa de intercambio de activos digitales FTX colapsó. Y, por si todo esto no fuera suficiente, su actividad comercial también cayó significativamente.
En concreto, el volumen de operaciones con bitcoin se redujo un 31% en 2022, aunque se mantuvo como el activo digital más intercambiado. En el caso del volumen de negociación en bolsas centralizadas -como Binance, Coinbase y Kraken- el desplome superó el 46% el año pasado, según datos de CryptoCompare, indica una nota de El Economista
La caída en la actividad comercial de las criptomonedas se debió a que los inversores, al ver semejantes pérdidas, optaron por huir de esta clase de activos de riesgo, señala Matt Maley, estratega jefe de mercado de Miller Tabak + Co. En su opinión, esta situación se mantendrá mientras dure el mercado bajista, por lo que ve poco probable que el sector se recupere pronto de lo vivido en 2022.
Sin embargo, no es el único motivo. También contribuyó el hecho de que algunos inversores prefirieran guardar los bitcoins que ya tenían en monederos a los que solo pueden acceder ellos –lo que se conoce como autocustodia-, pues redujo el número de tokens disponibles para negociar y aumentó las probabilidades de una mayor volatilidad. Esta opción ha sido duramente criticada por el CEO de Binance, Changpeng Zhao, quien ha advertido del riesgo que supone para el patrimonio de los inversores al carecer éstos de los conocimientos necesarios para administrar este tipo de activos digitales.
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