Este lunes 16 de enero de 2023 pasará a la historia como una fecha memorable en las luchas del glorioso magisterio venezolano.
La demostración de lucha que dieron no tiene parangón. Este lunes el magisterio dio una clase de dignidad al país, una invitación a despertar.
En cuanta ciudad o pueblo existe en este país los educadores salieran este día masivamente a la calle a exigir sus justas reivindicaciones.
En todos los centros poblados fueran acompañados por los trabajadores de la salud y otros sectores laborales contagiados de su alegría, firmeza y disposición a conquistar lo que este Gobierno miserable, inepto, hambreador y ladrón les niega con grosera arrogancia.
En todas las localidades de la vasta geografía nacional despertaron la emoción de los ciudadanos comunes y corrientes que los vitoreaban y se sumaban a sus marchas en claro apoyo y reconocimiento a su arrojo y entereza.
Lo hemos dicho antes y lo repetimos: los maestros venezolanos son la vanguardia social del país.
Los maestros marcan la ruta de la protesta nacional rompiendo el miedo que un régimen vil y cobarde trata de sembrar en ellos.
Pero hay un dato importantísimo en esas históricas movilizaciones que debemos subrayar: se confirma en las imágenes de las multitudinarias protestas de los educadores venezolanos un predominio de mujeres de todas las edades adultas en la concurrencia.
Esas maestras son hermosas, decididas, arrojadas; en fin, valientes ciudadanas.
La explicación de esa mayoría que vemos es sencilla: la profesión docente esta compuesta mayoritariamente por personas del sexo femenino.
La preferencia de las féminas por la enseñanza, que seguramente las estadísticas no desmentirán, no es nueva, al menos dos tercios de los educadores son mujeres, en Venezuela y en el mundo.
Es un hecho constatable sin mayor dificultad. Aunque la preferencia es especialmente verificable en la enseñanza preescolar y primaria, donde puede ser hasta mayor de las tres cuartas partes del contingente global de educadores.
Este predominio de mujeres también se aprecia en los liderazgos que descollan en las protestas, en el que acaso la profesora Elsa Castillo sea tal vez el más emblemático, pero otras han tomado ejemplo de la negra Elsa, son muchas las que se han echado el miedo a la espalda y toman en sus manos un megáfono o un micrófono para enervar en sus colegas el espíritu de lucha con la elocuencia docente en sus discursos y consignas.
Esa levadura femenina seguirá levantando protestas corajudas porque su lucha como educadoras es también, en su mayoría, la lucha de unas madres.
Y ya sabemos cómo es la disposición de una madre a pelear por sus hijos que es la lucha por los hijos de todos nosotros.