“Cosas veredes Sancho amigo que harán hablar las piedras”, le dice el Quijote a su amigo Sancho Panza en página memorable de la obra de Miguel de Cervantes. Se puede decir que, prácticamente, se convierte en un refrán la primera parte de la expresión. Cuando somos sorprendidos no queda otra, que recordar esa frase que de manera castiza nos recuerda las sorpresas que proporciona la existencia. En la canción: Pedro Navaja, hay también otra forma de decirlo: “la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”. Más popular que la frase de Cervantes y tan apropiada como la del autor de Don Quijote. El hecho que llama la atención es que el escritor de “la Civilización del Espectáculo” se vea de repente, como consecuencia de un enamoramiento tardío, envuelto en lo que tanto critica y, parece que detesta: el mundo frívolo de la prensa rosa y del corazón.
Nosotras las mujeres, especialmente, a quienes alguna vez nos destrozaron el corazón, sabemos lo que implica que nuestro amado pierda la cabeza, por así decirlo, por una más joven. Es allí donde se prueba la solidez, el amor profundo y trascendencia de una relación. Superar ese encandilamiento no es fácil, para quienes enfrentan la situación. En el caso de nuestro laureado y admirado escritor, la pasión fue más fuerte: mandó a su mujer, con más de 35 años de vida común a la porra y se fue a vivir el romance y el enamoramiento, nada más y nada menos que, con la Reina de los Corazones. ¿Estuvo consciente de lo que hacía? ¿Se dio cuenta de lo que implicaba, no solo la ruptura con su familia y esposa, sino que además se unía a una de las “celebrités” más importantes de habla hispana? ¿Pensó que la opacaría? Nadie sino él puede dar una respuesta. Lo demás son especulaciones baratas.
Creo que vale la pena, analizar algunos aspectos del hecho. En primer lugar, para quienes les interesa y les gusta la fama, es decir la popularidad. Ser reconocidos y admirados por todos en cualquier sitio o lugar, ¿están dispuestos a “pagar” las consecuencias de la misma? (Del reconocimiento) Me refiero a la pérdida de la privacidad, de la intimidad. Interesante, recordar que la condición de Premio Nobel, (muy exclusiva) hace que el personaje en cuestión ya sea objeto de la mirada curiosa, también interesada de muchos fans. Incomparable, claro está, con el interés que despiertan las “estrellas o socialites”. Quien ha hecho tantas críticas a la civilización del espectáculo”, ¿cómo se pudo sentir? No fue él, sino la pareja quien ocasionó interés. ¿Sería por lo que implican las relaciones interpersonales? Dada la parte humana que implica la ruptura; hace pensar en aquello que decía mi Maestro admirado Daniel Pietro: “Lo verosímil es interesante, incluso más que lo verdadero”: “¡Ah, le pasó a él, me puede pasar a mi”. Se ve en imágenes, en telenovelas, en las historias del corazón En este caso, lo que no parecía posible pasó y de qué manera. Forma parte de la “prospección de las estrellas”
Volvamos a la popularidad. Al ser candidato a algo, por menor que sea el cargo, la popularidad encanta, ayuda, beneficia a quien despierta esa popularidad. Mientras que en el caso que nos ocupa, la curiosidad-popularidad es ¿Malsana? ¿Atrae el fracaso de dos “estrellas”? ¿Les gusta el cotilleo o chismografía sobre el tema? O, ¿hay un interés real en saber qué pasó? ¿Se trata de acompañarlos en momentos de dificultad? La respuesta puede ser cualquiera o todas las anteriores. El gran Edgar Morin, adelantado semiólogo de los 60, (Siglo XX) hablaba de la prospección de la “estrellas”. Nunca se imaginó que algo así ocurriría con un escritor de la talla de Vargas Llosa. Es tan interesante el hecho que no podemos dejar de comentar: los motivos de la ruptura, serían varios: “que si los celos de él”, “que no se quería casar” “no resistió el acoso mediático”, “tampoco la pompa de reuniones en pareja”. Hay para un buen rato sobre lo que pasó y de quien fue la responsabilidad del fin del amor. Todavía queda mucho para hablar sobre el tema. Varios escritores lo han hecho, para solidarizarse con él.
No se imaginó el afamado y admirado escritor que la pasión, descrita profusamente, por él en sus novelas, lo haría caer en la trampa de la “ilusión”, casi sin darse cuenta. (¿Él fue la ilusión?) ¡Es humano! ¿No? Debo aclarar: es de mis escritores favoritos. Sus libros son una aventura para mí: desde la sinopsis, hasta el descubrimiento; poseen un poderoso encanto. Indescriptible. Solo comprensible para quienes sienten lo mismo. ¿Se equivocó en lo que hizo? Es su vida y responde por ella. Nosotros pendientes de su próxima novela. Seguro será más entretenida que todos los chismes que ahora lo fastidian. Algo que aprender: ser tan famoso tiene sus riesgos importantes. ¡Que les cuente el Príncipe Harry! Otra historia. P.D. No dejar de leer su último cuento: “Los vientos”. Vale.